Mariano Rajoy protagonizó un auténtico juego de equilibrios ante la crisis abierta entre Estados Unidos y México. Por un lado, evitó un enfrentamiento claro con la administración de Donald Trump, con quién espera mantener un clima de cordialidad que ayude a las relaciones comerciales. Pero, por otro, quiso poner en valor los vínculos "históricos y personales" que unen a España con México, a cuyo mandatario le aseguró que dicha relación "va a perseverar en el tiempo". Y, para rematar, mantuvo contactos con sus socios en Europa y América ante el giro en la Casa Blanca.
Según explicó Moncloa, la deferencia que Rajoy tuvo con Enrique Peña Nieto es su forma de decirle que cuenta con el respaldo de España en estos momentos, aunque públicamente ese apoyo fuera mucho más sutil, hasta el punto de querer dejar bien claro que el plan también pasa por tender puentes con Trump. "La relación con Estados Unidos siempre ha sido buena y positiva para ambas partes, y pretendemos que eso siga sucediendo en el futuro", declaró en rueda de prensa en Moncloa junto con su homólogo italiano, Paolo Gentiloni, todavía más prudente que él.
Así las cosas, tanto Rajoy como su portavoz en el Gobierno se afanaron en lanzar mensajes conciliadores y ponerse de perfil ante la crisis abierta "Vamos a ver si las parten llegan a acuerdos y se entienden, que es lo que queremos y necesitamos", subrayó Íñigo Méndez de Vigo, al término del Consejo de Ministros. "Ambos son dos países amigos con los que mantenemos estrechísimas relaciones", en palabras de Rajoy. El más contundente fue Luis de Guindos desde Bruselas: "Siempre estaremos al lado del Gobierno mexicano".
Una postura que no le basta al PSOE, que reclamó un posicionamiento más claro en apoyo a Peña Nieto así como la celebración de una cumbre de la UE para fijar una postura común y de otra a nivel iberoamericano. "Estados Unidos no puede volver a los tristes tiempos de los planteamientos aislacionistas y proteccionista", se puede leer en un comunicado de la gestora socialista. "Hacemos un llamamiento –a Trump y Peña Nieto– para que se restablezca un clima de diálogo respetuoso", fue la respuesta del Ejecutivo, a través de Méndez de Vigo.
Así, el Gobierno se negó a hacer, por el momento, ningún movimiento en Bruselas e insistió en la necesidad del diálogo. También rechazó la celebración de una cumbre iberoamericana extraordinaria, aunque fuentes del Gobierno confirmaron contactos para analizar la situación. "En derecho internacional hay que ser firme, pero pausado, tomarse tiempo y no intentar ir muy deprisa", razonó el portavoz. "Todo lo demás es prematuro", añadió. Lo más que dijo Méndez de Vigo es que España no es partidaria de los aranceles. "Somos partidarios de la libertad y del contacto entre los pueblos. Esa es nuestra posición en este caso y en todos", enfatizó.