Una nueva convocatoria electoral podría suponer un cambio importante en el panorama político catalán, ya que Junts Pel Sí y la CUP corren el riesgo de perder la mayoría absoluta que tienen en este momento. Ambas formaciones –suponiendo que PDeCAT y ERC repitan su alianza electoral– perderían votos y escaños, de forma que JxSí caería del 39,59% y los 62 escaños que obtuvo en 2015 a un 37% que sólo le daría entre 58 y 60 diputados.
Hay que tener en cuenta, además, que en el caso de que ERC y PDeCAT se presentasen por separado aún tendrían menos escaños ya que aglutinar más votos hace que las cifras de diputados se disparen.
A los radicales de la CUP las cosas les irían aún peor: perderían más de una cuarta parte de sus votos –pasarían de un 8,21% a un 5,9%– y se dejarían dos escaños de los 10 que tienen actualmente.
Ciudadanos cae, CSQP sube
Ciudadanos, por su parte, podría sufrir un revés importante en esta hipotética convocatoria electoral: los de Inés Arrimadas se dejarían algo menos de dos puntos en intención de voto –pasarían del 17,90% al 16,1%– pero esta caída les supondría quedarse con 20 o 21 escaños, cuatro o cinco menos de los que tienen ahora.
Por el contrario, la franquicia regional de Podemos, Catalunya Sí Que es Pot, sería el partido más beneficiado por unas nuevas elecciones: ganaría seis puntos en intención de voto –de un 8,94% a un 15,3%– y esto le serviría para casi doblar sus diputados en el Parlament: ahora tiene 11 y llegaría a 18 o 19.
Para el PSC los cambios serían prácticamente irrelevantes: perderían medio punto de intención de voto –se queda en el 12,3%– pero podría mantener sus 16 escaños o, como mucho, tener sólo uno menos.
El PP, por último, mejora sus expectativas aunque tampoco está para tirar cohetes: pasa del 8,5% que tuvo en 2015 a un 10%, lo que les permitiría tener dos diputados más respecto a los 11 que tiene actualmente.