Mariano Rajoy hizo como si nada ocurriera. "Quienes estáis tensos sois vosotros, el presidente está hecho de otra pasta", transmitió su entorno. Mientras arreciaban los rumores sobre la posible dimisión de Esperanza Aguirre, él no se saltó su guión e hizo como si ella e Ignacio González no existieran. "Ya ha dicho todo lo que tenía que decir", zanjaron los suyos. En Sevilla, primero anunció una inversión de 500 millones para el AVE en su 25 aniversario. Y, después, se rodeó de los jóvenes del partido que le arroparon al grito de "presidente, presidente". "La política merece la pena si las cosas se hacen bien", les dijo reivindicándose.
Un día más, el PP no levantó cabeza y se declaró a la expectativa. "Lo lógico es que Aguirre dimita", afirmaron a las claras desde el palacio de la Moncloa. "Está muy mal en lo personal y, por su bien, debería de marcharse", añadieron desde la dirección nacional. La histórica dirigente charló en la noche del jueves con Luis Herrero y aseguró que "por supuesto" seguirá al frente de sus responsabilidad en el consistorio, pero horas después hasta su propio equipo puso dicha afirmación en cuarentena mientras ella volvió a optar por el silencio. "Francamente, no sé lo que hará", según uno de sus allegados.
Aguirre, consciente de que el partido a nivel nacional pretende que no siga ni un minuto más y que Cristina Cifuentes no la quiere en el consistorio, sopesa los distintos escenarios. En el PP corrió como la espuma la tesis de que se irá una vez el juez decrete prisión contra González. Si bien, en paralelo, un sector de la formación mostró su "impacto" sobre "el fuego amigo de esta historia". "Ha habido de todo. Por supuesto, se han hecho muchas cosas mal, pero es tremendo la gestión que se ha hecho del tema. Más de uno se ha vengado", según la interpretación de un importante parlamentario.
Para una parte del PP, es "evidente" que Cifuentes "se ha vengado" de González y Aguirre sin calibrar del todo que puede haber abierto la caja de los truenos. "Veremos hasta dónde llega todo esto", no pararon de repetir en Génova. Los más cafeteros también especularon sobre el papel de Soraya Sáenz de Santamaría, a quien identifican con el grupo Atresmedia, salpicado por la operación Lezo. "Esto está afectando a todos", admitieron las fuentes consultadas.
Sea como fuere, con el partido aún consternado y especulando, Rajoy trató de pasar página. En ningún momento de esta semana ha mentado a Aguirre o su sucesor. En la capital hispalense, partió de la base de la obligación de acatar las resoluciones judiciales y se centró en reivindicar la política. "La gente del PP no se porta mal nunca", llegó a afirmar en el cónclave de Nuevas Generaciones. Y reclamó unidad: "El peor error, la peor equivocación, el mayor disparate, es generar división en vez de trabajar por la unidad".
"Sed felices", destacó el presidente esbozando una sonrisa. "Os animo a todos a que participéis en la política" a pesar "de las muchas cosas que se dicen de los dirigentes políticos", aseveró en otro momento de su intervención. Y una y otra vez apeló al "orgullo" de ser del PP no sin criticar a los "adanes" que "proliferan por todas partes". Después, se bajó del atril y estuvo haciéndose fotografías animadamente con los jóvenes populares. Juan Manuel Moreno, otro de los protagonistas del acto, le elogió: "Rajoy mejor que nadie representa la esencia del proyecto político del PP, que supone sacrificio y compromiso (…) Es el gran afiliado del PP".