Mariano Rajoy ordenó al PP no inmiscuirse en la vida interna del PSOE. "Cautela", respondieron sus portavoces oficiales. Si bien, cargos de la cúpula nacional mostraron su "sorpresa" por el número de avales conseguido por Pedro Sánchez, a la espera de las cifras de Ferraz. "Lo que es evidente es que va a dar la batalla y tiene fuerzas para ello. El partido está completamente divido", reaccionó un miembro de la dirección, en conversación con este diario. "Hay batalla", se repitió en los círculos populares.
Las noticias que habían llegado a Génova es que Susana Díaz arrasaría en la contienda de los avales. "Nos esperábamos otra cosa", explicaron las fuentes consultadas. Si bien, el teórico resurgir de Sánchez hizo saltar de nuevo las alarmas ante la posibilidad de que, finalmente, pueda hacerse con las riendas del PSOE. "Tenemos muy reciente la imposibilidad de interlocución y su no para todo. Con él, las relaciones serían prácticamente imposibles", adujeron desde la cúpula.
El entorno del presidente lleva tiempo diciendo que una victoria de Díaz no equivaldría a una legislatura fácil con el PSOE participando en acuerdos parlamentarios. "Pero con ella se puede hablar sin problemas" sobre los grandes asuntos de Estado, como la unidad nacional o la política exterior, apuntó este mismo jueves un vicesecretario general. Un extremo que ven muy difícil con Sánchez, con quien Rajoy no ha congeniado nunca y del que tiene muy mala opinión. "Sánchez equivale a elecciones", en palabras de un diputado nacional.
Sea como fuere, oficialmente la Moncloa insistió en que Rajoy no quiere elecciones y se destacó que el acuerdo con el PNV sobre los Presupuestos da estabilidad al país a medio plazo.