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Rajoy promete parar el 1-O y no descarta presentarse a otras generales

Seguirá "dando la batalla" y recomienda a sus rivales evitar "la ansiedad". En su balance, proclama que España va bien y ni menciona la corrupción. 

Seguirá "dando la batalla" y recomienda a sus rivales evitar "la ansiedad". En su balance, proclama que España va bien y ni menciona la corrupción. 

Mariano Rajoy no se plantea el momento de su retirada. Incluso no descarta volver a presentarse a otras elecciones generales. "Con absoluta franqueza, me encuentro bien", afirmó en su comparecencia de balance, antes de las vacaciones de verano. Se mostró exultante por la marcha de la economía, obvió por completo la corrupción en su intervención inicial y señaló la amenaza separatista como el principal problema de España. "No habrá ningún referéndum el 1 de octubre" porque "el Gobierno tiene la determinación de cumplir la ley", prometió, pero con "serenidad y mesura".

El presidente anunció un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la reforma del reglamento del Parlamento catalán, con la que los independentistas quieren imponer "a las bravas" su proyecto "radical y división". Antes, Soraya Sáenz de Santamaría comunicó la decisión al PSOE y Ciudadanos. En concreto, la vicepresidenta mantiene hilo directo con Patxi López y Miquel Iceta del lado socialista y José Manuel Villegas e Inés Arrimadas del partido naranja. Una comunicación que se mantendrá durante el mes de agosto, en caso de que el Gobierno catalán lleve a cabo alguna maniobra. En Moncloa admiten que estarán vigilantes, con la hipótesis de elecciones inminentes encima de la mesa.

A Rajoy le preguntaron si cree que el PSOE le seguirá apoyando pase lo que pase, después de las críticas al nuevo control de Hacienda o a su rechazo frontal a aplicar el artículo 155 de la Constitución. "Tengo la firme convicción de que, en el grueso de las decisiones importantes, estaremos en un acuerdo total con el Partido Socialista", contestó. No quiso, eso sí, adelantar ninguna de esas posibles medidas más allá de señalar al Tribunal Constitucional. Su tono, en cambio, volvió a ser contundente e institucional. "La sociedad catalana necesita que se le proteja de este proceso radical", subrayó.

Se dio la circunstancia de que, antes de su rueda de prensa, Rajoy telefoneó a Carles Puigdemont para interesarse por el accidente ferroviario ocurrido en Barcelona y garantizarle toda la colaboración institucional. Pero, según él mismo explicó, hablaron exclusivamente de eso. Pese a desaprovechar esa oportunidad, le tendió la mano públicamente para retomar un diálogo siempre dentro de la ley que sus asesores ven hoy por hoy imposible. "Sigo dispuesto al diálogo, pero tengo algunas obligaciones", aclaró, reiterando que impedirá la consulta. Según anunció, un día después de esa convocatoria ilegal, reiterará su oferta de hablar y negociar. Su objetivo: volver a "la normalidad".

Dardos indirectos a Sánchez

El presidente también aprovechó su comparecencia para sacar pecho en página económica. Fue, de hecho, el tema al que más tiempo dedicó en su discurso inicial, antes de la ronda de preguntas. Incluso se ayudó de unos gráficos que se proyectaron en una gran pantalla situada a su lado. "El resumen de la legislatura es la mejora constante de la economía", quiso ofrecer como su titular. Y, frente a aquellos que apuntan a un deterioro de la imagen del país por los casos de corrupción, él proclamó que está mejor que nunca. España está "a la cabeza de Europa en crecimiento" y "también por delante" de Canadá, Japón o Estados Unidos, incidió. Señaló pletórico como la prima de riesgo sigue por debajo de los 100 puntos, cuando en su día estuvo disparada.

Todo ello, según su relato, en una legislatura compleja y difícil en la que ha sido imprescindible llegar a acuerdos. En este sentido, vendió la idea de un Gobierno capaz de sentarse a negociar y alcanzar pactos importantes, como los Presupuestos Generales del Estado. Agradeció sin incluir ni un solo reproche el apoyo de Ciudadanos y el resto de formaciones aliadas. Y fue entonces cuando aprovechó para mandar algunos dardos envenenados a Sánchez, que ha abanderado una posición frontal al PP en el Congreso, sin citarle expresamente. Se revolvió contra "la política de escaparate" y avisó de que lleva "a la exclusión en un momento en el que nadie debería quedar al margen".

"Si uno se queda parado, se acaba quedando atrás", advirtió. "La ansiedad no conduce a casi nada en ninguna faceta de la vida", añadió. Lo dijo por dos veces, para que quedara claro. Después, se comprometió a continuar con las reformas, aunque rehusó aclarar cuáles. Además, ante las quejas de un sector del PP sobre un Ejecutivo parado que no presenta iniciativas, el jefe del Ejecutivo mentó el reciente plan de carreteras, la ley de contratos del sector público, el estatuto de las víctimas del delito o el pacto de estado contra la violencia de género para rechazar tal extremo.

¿Corrupción? "He ganado tres elecciones"

En su balance, Rajoy olvidó referirse a la lacra de la corrupción, uno de los principales problemas del país a ojos de los españoles, y un periodista se lo recordó. También le preguntó si acudirá al Congreso, como le solicita buena parte de la oposición, para dar explicaciones en un pleno extraordinario tras su paso por la Audiencia Nacional esta semana. "He respondido sobradamente", afirmó, recordando que ha ganado tres elecciones desde que estalló el caso Gürtel . E insistió: "Lo exagerado acaba siendo irrelevante" y "la ansiedad no conduce a casi nada". Según su equipo, PSOE y Podemos compiten en "radicalidad", pero no tienen nada que ofrecer más allá de intentar estirar el chicle de la corrupción.

Durante los 55 minutos de comparecencia, el presidente no dio síntomas de debilidad política o agotamiento, pese a que solo 48 horas antes estaba declarando en la Audiencia mientras el PSOE pedía su dimisión. Rodeado de todos sus ministros, a excepción de Íñigo de la Serna que se marchó rápidamente a Barcelona por el accidente, aseguró que tiene "ganas e ilusión" y no puso fecha a su retirada de la vida política. Los suyos sonrieron. Nadie en el PP se atreve a abrir ese espinoso debate por miedo a ser señalado. "Me siento satisfecho de lo que estamos logrando entre todos y continuaré trabajando. Seguiremos dando la batalla el año que viene", se despidió, dando a entender que no tiene intención alguna de adelantar las elecciones.

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