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Colau tendrá que pasar por una moción de confianza para aprobar sus cuentas

El grupo socialista ha retirado su apoyo a los presupuestos municipales tras ser expulsado del gobierno local por el 155.

El grupo socialista ha retirado su apoyo a los presupuestos municipales tras ser expulsado del gobierno local por el 155.
Colau, en un acto reciente | EFE

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tendrá que someterse a una cuestión de confianza para aprobar los presupuestos municipales. A pesar de su endeble situación, once concejales sobre 41, la imposibilidad de que los demás grupos se pongan de acuerdo le permitirá sortear el bache sin riesgo alguno. Hasta la aplicación del artículo 155, Colau gobernaba en colaboración con los cuatro ediles socialistas, pero decidió echarlos del gobierno municipal a raíz del acuerdo entre el PP, Ciudadanos y el PSOE en el Senado para la intervención parcial de la administración autonómica.

En aquella tesitura, Colau se desprendió de unos socios que le aportaban una mínima estabilidad para favorecer, en teoría, la campaña electoral de la versión catalana de Podemos. El giro de la alcaldesa no sirvió para aumentar el apoyo a su formación y ahora le pasa factura con los presupuestos, puesto que las abstenciones de sus nuevos aliados, el PDeCAT, con nueve ediles, y ERC con 5, son insuficientes frente a los votos en contra de Ciudadanos (5), PSC (4), PP (3), CUP (3) y el del concejal no adscrito, ex del grupo del PDeCAT.

En las últimas semanas, ERC y el PDeCAT se habían mostrado partidarios de la abstención a cambio de que la alcaldesa renunciara a proyectos como el enlace del tranvía en la Diagonal y subiera el precio del transporte público.

Se da la circunstancia de que los presupuestos habían sido elaborados con el concurso del PSC que ahora votará que no y obliga a la alcaldesa a convocar un pleno extraordinario con una cuestión de confianza sobre la mesa. En dicha sesión tampoco es previsible que pueda sacar sus cuentas adelante, por lo que se abrirá un plazo de treinta días para que la oposición proponga un nuevo alcalde. Como es imposible un acuerdo entre separatistas y constitucionalistas, los presupuestos quedarán aprobados de manera automática.

La debilidad de Colau mantiene a la ciudad paralizada, con moratorias en múltiples ámbitos del sector turístico, obras detenidas sin fecha de reanudación, como el caso de la plaza de las Glorias, y con el futuro de certámenes como el Mobile World Congress en el alero. Ahora, tras casi tres años de desgobierno y turismofobia, Colau pretende relanzar la imagen de la ciudad con una campaña en la que quiere atraer a gremios y empresarios para que le ayuden a captar inversiones.

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