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Puigdemont torea a ERC y no se apea de ser presidente ejecutivo en el exilio

Continúan las negociaciones entre el grupo del fugado y los republicanos; el expresidente quiere una doble investidura en Bruselas y Barcelona.

Continúan las negociaciones entre el grupo del fugado y los republicanos; el expresidente quiere una doble investidura en Bruselas y Barcelona.
Carles Puigdemont este martes | EFE

Carles Puigdemont no se da por vencido y sus fieles le arropan. El segundo grupo más numeroso en el Parlament aguanta el órdago de su líder ante la impotencia de ERC. Los diputados de Junts per Catalunya no se mueven de la disciplina de grupo, a pesar de que muchos de ellos no proceden de la política sino del entorno personal del presidente regional fugitivo. Las fuerzas vivas del catalanismo comandadas por ERC y lo que queda de Convergencia, el PDeCAT, tratan de arrinconar al expresidente en vano.

El plan de Puigdemont consiste en ser votado presidente de la Generalidad en Bruselas y en Barcelona, presidente de un gobierno ejecutivo en el exilio y presidente en el Parlament para dar paso a un ejecutivo de hacer recados. La "asamblea de electos" que aventa ERC para burlar al Estado no es suficiente para él de momento. Quiere que la cámara regional se moje y se arriesgue a la imputación.

El "bloque" separatista está de acuerdo en continuar el golpe, pero hay discrepancias en el procedimiento. El entorno de Puigdemont mantiene viva la llama del choque frontal mientras ERC propone subterfugios y atajos, una presidencia simbólica que no tope de cara con la legalidad vigente. Los de Puigdemont aventan como argumento que hay que restaurar la Generalidad previa a la aplicación del 155, los de ERC, que hay que levantar el artículo a toda costa, incluida la cabeza del fugitivo.

La CUP se mueve

La portavoz de Junts per Catalunya, Elsa Artadi, sostiene que el acuerdo es inminente. En ERC no lo tienen tan claro. Puigdemont pretende ser investido dos veces y tener la manija del gobierno autonómico. ERC apela al pragmatismo para seguir avanzando. La figura y las facultades del expresidente son el principal escollo de la fase investidura. La CUP ya se ha abierto a investir a otro candidato, pero Junts per Catalunya no tira la toalla. Puigdemont quiere ser investido en Bruselas por una asamblea de electos separatistas y también en la cámara regional, aunque luego tenga que dar un paso atrás "administrativo" para facilitar un ejecutivo para hacer los recados que imprima el ejercicio político del Govern en Bruselas.

Contra toda prevención, quiere que el Parlament modifique por la vía de urgencia la ley autonómica de la presidencia de la Generalidad para instaurar un "Consell de la República" en Bélgica y al tiempo un gobierno paralelo en Barcelona que choca con la estrategia de ERC de eludir el choque directo. La posibilidad de una repetición electoral planea sobre la política catalana mientras el nuevo partido de Puigdemont juguetea con el calendario parlamentario.

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