Menú

La pasividad de la Justicia española permite a Rusia blanquear el secuestro de una niña de 6 años en Barcelona

Julio Quezada lleva 16 meses sin saber nada de su hija. Su exmujer le acaba de denunciar por abuso sexual en Rusia, donde ya han ordenado su detención

Julio Quezada lleva 16 meses sin saber nada de su hija. Su exmujer le acaba de denunciar por abuso sexual en Rusia, donde ya han ordenado su detención
Julio Quezada, junto a su hija Camila, antes de ser secuestrada por su madre | LD

Mientras Europa trata de poner coto a los secuestros parentales, España sigue de brazos cruzados ante un fenómeno que, desgraciadamente, va en aumento. A la lentitud de la Justicia se suma la pasividad del Gobierno ante casos de sustracción internacional, en los que en no pocas ocasiones no hace valer el Convenio Internacional de La Haya como debiera para defender a sus ciudadanos. Así lo ha denunciado en reiteradas ocasiones NISDE (Asociación Niños Sin Derechos) y así lo denuncia ahora Julio Quezada, un padre de Barcelona cuya hija de 6 años fue secuestrada por su exmujer rusa hace ya 16 meses sin que España haya hecho nada para revertir la situación.

A pesar de que Rusia no es el único país que pone impedimentos para restituir a los menores a su lugar de origen, el Gobierno de Valdimir Putin sí es uno de los más beligerantes en este sentido. "Los niños que se llevan a Rusia no se recuperan nunca. O pagas a un mercenario para que los saque o no hay manera de sacarlos de allí", lamenta resignado Quezada que, sin embargo, no está dispuesto a tirar la toalla. Tanto es así que él mismo ha asumido las labores de investigación e incluso ha empezado a estudiar Derecho para ayudar a su abogado en todo cuanto sea posible.

La pasividad y el maltrato del juez

Este padre de Barcelona, con doble nacionalidad chilena y española, lamenta que nuestro país no haya hecho nada para evitar ni para poner fin al secuestro de su hija Camila. Tras reiteradas discusiones por una custodia compartida que su exmujer se negaba a cumplir, él mismo alertó al juez del riesgo de secuestro e incluso solicitó que se aplicase el artículo 158 del Código Civil para que se le prohibiese salir de España. Sin embargo, el magistrado entendió que exageraba y se negó a ello.

Apenas dos meses después, sus peores presagios se cumplieron: su ex se llevó a la niña a Rusia y allí le denunció por abusar sexualmente de su propia hija, algo que ya había intentado en España y que forma parte del modus operandi que siguen muchas mujeres que optan por fugarse con sus hijos. La diferencia es que mientras aquí el proceso sigue sin cerrarse después de año y medio -a pesar de que hasta la Fiscalía ha solicitado su archivo al considerar que "no hay indicios" de tal delito- en Rusia ya han ordenado su detención sin ni siquiera escucharle en un juicio.

Es más, hace unas semanas, la Justicia rusa solicitó una comisión rogatoria y la española no dudó en tramitarla sin defender que los hechos denunciados ya estaban siendo investigados en España y que, por tanto, el caso era competencia de nuestro país. Quezada ya sospechaba que algo así podría ocurrir y, por eso, amparándose en su doble nacionalidad, solicitó que el cónsul chileno estuviera presente en su declaración. Sin embargo, el juez español le denegó tal posibilidad y, según su relato, le echó de su despacho de muy malas maneras. "Me gritó, me faltó al respeto e incluso me lanzó el pasaporte de un lado a otro de la sala", denuncia Quezada, que asegura que el propio cónsul -que lo escuchó todo tras la puerta- le advirtió de que elevaría una queja al embajador ante un trato totalmente inaceptable. Mientras tanto -y eso es lo que más le duele- su exmujer ha conseguido blanquear el secuestro de su hija después de dos años de lucha por su custodia.

El origen de los problemas

julio-quezada-camila-3-14122022.jpg
El móvil de Julio está repleto de fotos junto a su hija, siempre sonriente

Dada la corta de edad de la niña en el momento de la separación, ambos acordaron en el convenio de divorcio firmado en 2018 que los dos primeros años la custodia la ostentaría la madre, con un amplio régimen de visitas para el padre. Sin embargo, a partir de junio de 2020, la custodia pasaría a ser compartida. Y ese fue precisamente el origen de todos los problemas. "Ya durante la pandemia empezó a ponerme todo tipo de excusas para no dejarme ver a la niña: primero que si era peligroso, después que si yo vivía con gente, luego que si las carreteras eran muy peligrosas, que si pasaba algo donde yo vivía la niña no tenía dónde ir a un hospital… Y así sistemáticamente hasta que llegó un momento en el que ya no pudo sostener la mentira".

El 12 de mayo de 2020, el juez ratificó que, al término del curso escolar, debía entrar en vigor la custodia compartida y, en apenas 24 horas, comenzó su peor pesadilla. "Si esto fue el día 12, el día 13 ella me puso una denuncia por abuso sexual contra mi propia hija", recuerda entre el dolor y la rabia. Poco después, su exmujer le denunciaría también por violencia de género, tras una pelea en plena calle. "Llevaba mucho tiempo sin ver a Camila, me la encontré y ella vino corriendo para abrazarme. Se puso loca y me mordió el brazo -relata Quezada-. Yo no quise denunciarla, pero ella me denunció a mí y al final nos cruzamos las denuncias".

No era la primera vez que algo así sucedía. Los problemas eran tan frecuentes que Julio acostumbraba a grabar los encuentros entre ambos y, en uno de ellos, tal y como podemos comprobar en un vídeo que él mismo nos muestra, efectivamente se ve cómo ella le golpea y le muerde tanto a él como a su padre, que era quien tenía a la pequeña en brazos mientras discutían por el régimen de visitas.

La Justicia desmonta las acusaciones

A pesar de los antecedentes, le pusieron una orden de alejamiento y acotaron los encuentros con su hija a un punto de mediación familiar. Sin embargo, en noviembre de ese mismo año, la Audiencia Provincial de Barcelona revocó tal decisión, acusando a su exmujer de tener "unas claras motivaciones espurias", al tener como único objetivo "negar al progenitor la posibilidad de estar con su hija". Se trataba de una clara victoria para Quezada, pero dicha resolución se convirtió en una razón más para que su exmujer empezara a pensar en fugarse de España.

La niña fue sometida entonces a una pericial en la que aseguró que no quería estar con su padre porque le hacía "cosas malas" e intentaba tocarla. Sin embargo, los psicólogos resaltaron que la niña no fuese capaz de describir ningún episodio concreto y que, al salir de su declaración y encontrarse con el padre, corriera hacia él para abrazarle al grito de "¡Papi, papi!". En este sentido, los peritos concluyen que "no se puede descartar la sugestión ni la inducción" de su testimonio por parte de la madre, a la que los Servicios Sociales ya habían reprochado en reiteradas ocasiones que no fuese capaz de preservar a la menor del desencuentro con su exmarido.

Tales consideraciones fueron determinantes para que la Fiscalía estimase en febrero de este año que la menor podía haber sido "sugestionada", solicitando así el archivo de la causa. "Entendemos que la investigación se ha agotado y que en esta fase intermedia ya se puede concluir que no hay indicios de criminalidad suficientes para mantener una acusación contra el señor Quezada, por lo que interesamos el archivo de la causa", rezaba el escrito del Ministerio Público.

dibujo-camila-julio-quezada-14122022.jpeg
Julio conserva enmarcado el último dibujo que su hija le hizo en la pizarra de su oficina

Crónica de un secuestro anunciado

Su exmujer empezaba a quedarse sin argumentos para separar a la niña de su padre, pero entonces concedió una entrevista a un canal de televisión de San Petersburgo, donde una abogada le dio una idea para perpetrar el secuestro sin riesgo: "Hice traducir el programa y allí no solo me acusaba a mí de haber abusado de mi hija y de ser un maltratador, sino que también decía que España es un país sin ley, que los que le querían quitar a la niña eran antirusos, que los servicios sociales estaban vendidos y que se la iban a quitar por ser extranjera. Ante esas declaraciones, la periodista le preguntó si no había pensado en volver a Rusia y ella le respondió que tenía miedo por el Convenio Internacional de La Haya, pero entonces una abogada le dijo que si volvía a poner allí todas las denuncias que había puesto en España no tendría ningún problema, porque el artículo 13 establece que un país puede negarse a la restitución del menor si considera que se expone a un peligro físico o psíquico. Es decir, le dio la receta para secuestrar a mi hija".

Tras escuchar aquello, a Julio se le encendieron todas las alarmas, por lo que no dudó en solicitar al juez que aplicase el artículo 158 del Código Civil para impedirle salir de España ante el temor de que se llevase a la niña. El juez tardó tres meses en emitir una resolución y, cuando lo hizo, rechazó las medidas solicitadas al considerar que de dicha entrevista no se desprendía un riesgo de fuga. Era el 17 de junio de 2021. A principios de agosto, su exmujer cogió un vuelo a Rusia y, desde entonces, Julio no ha vuelto a ver su hija.

Temas

En España

    0
    comentarios