Belgrado, una ciudad fascinante por descubrir
Caminar por las calles de Belgrado, la capital de Serbia, es una valiosa experiencia llena de vitalidad que rivaliza con cualquier otra urbe europea de igual importancia histórica. No sólo es una ciudad atractiva por su interior, sino también por su exterior, ya que se sitúa entre el río Danubio y el Sava, y en una zona de los Balcanes muy apreciada por romanos, eslavos o turcos, durante casi toda la historia de la ciudad.
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Una pareja de chicas se hacen un selfie al lado de la catedral de San Sava.
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La catedral de San Sava.
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San Sava esta vez desde su fachada principal. Una imagen imponente de uno de los templos ortodoxos más importantes del mundo.
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En el interior del templo se muestra la cara menos acabada del edificio cuya finalización todavía tendrá que esperar algunos años por la falta de un presupuesto elevado.
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El interior del acogedor y tranquilo cafe Ceger Kade, con unas bonitas vistas a la catedral de San Sava.
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En su interior se ubica la llamada 'tumba de los héroes nacionales' y diversas catacumbas que es posible visitar.
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Monumento al Vencedor; una columna culminada por un hombre desnudo con una espada y un halcón en cada mano, convertida en símbolo de la ciudad
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Una familia disfruta de las vistas del Nuevo Belgrado en el mirador desde la fortaleza de Kalemegdan.
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En las inmediaciones de la fortaleza es posible visitar una galería de restos arqueológicos romanos.
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El Palacio Viejo de Belgrado, sede de la Asamblea de la Ciudad de Belgrado.
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Varios turistas en las escaleras del edificio del Parlamento de Serbia.
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El fabuloso ambiente y vitalidad de la Calle Knez Mihailova, la principal arteria comercial de la ciudad.
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El curioso escaparate de una librería en plena calle Knez Mihailova muestra los libros abiertos y con diferentes formas.
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El legendario Hotel Moscú de Belgrado.
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Interior de la genuina cafetería del Hotel Moscú, una atmósfera evocadora de tiempos mejores.
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Los restaurantes con platos típicos serbios al mismo tiempo que nueva cocina están proliferando en Belgrado. Es el caso del Restaurante Lorenzo & Kakalamba.
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Bajo el suelo de este restaurante es posible esperar el pedido viendo todo el proceso de preparado.
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Dos de los cocineros del restaurante, decorado con los ingredientes de su cocina pero en tamaño gigante.
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La gastronomía serbia destaca por su faceta más carnívora. En la foto unas lonchas de un alimento similar al chorizo español, pero con un sabor mucho más especiado.
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El cordero es un plato fundamental en la cocina serbia. Acompañado en este caso de una ración de pan de pita.
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Una tabla de lacón y un surtido de quesos serbios.
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El interior de la universidad técnica Nikola Tesla. El inventor es uno de los iconos nacionales en el extranjero.
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El barrio bohemio de Skadarlija es el particular Soho de Belgrado. Una mezcla entre Malasaña y París por el que es muy agradable pasear.
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Un grupo de personas cenan a la luz de las velas en el barrio bohemio de Skaradaglia.
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Una moderna tienda dentro de uno de los centros comerciales del llamado barrio Silicon Valley en las cercanías de la calle Strahinjica bana.
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El tranvía también presente sobre las calles de la ciudad balcánica.
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El recuerdo de los bombardeos de la OTAN. El edificio del Ministerio de Defensa.
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El recuerdo de los bombardeos de la OTAN en lo que queda del antiguo edificio del Ministerio de Defensa.
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Además de ser una ciudad volcada con la cultura, la vida nocturna y las tradiciones, Belgrado también es una buena elección para familias dada su cercanía con la naturaleza. Una madre y su hijo observan a los cisnes en sobre el Danubio.
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Realizar una pequeña escapada al barrio de Zemun es de obligado cumplimiento. Este bucólico pueblo de casas bajas, que en otro tiempo fue una pequeña ciudad austrohúngara, mantiene hoy la esencia del pasado.
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Una vista abierta del barrio de Zemun, con tres edificios de viviendas de estilo brutalista a la derecha.
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Continuando con el paseo nocturno es posible descubrir uno de los rincones grafiteros más famosos de la ciudad con el homenaje al actor cómico Robin Williams.
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La ciudad está repleta de grafittis. Es posible que algún día pueda ostentar el título de la ciudad del grafitti.
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Dos mujeres cenan en el interior de un moderno restaurante a las orillas del Danubio. En la zona más chic de la ciudad.
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Un grupo folcrórico serbio hace disfrutar a los pasajeros del interior de un barco en la orilla del Danubio.
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El baloncesto es un deporte muy practicado en toda Serbia y prueba de ello es este mural en un colegio público de Belgrado.
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