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Anecdotario musical

El precio de la fama en la música española

El ascenso a la fama a veces conlleva un cierto precio personal, por no mencionar algunas anécdotas dramáticas y otras más embarazosas. Esto es lo que les ocurrió a algunos de los músicos más destacados del panorama español del pasado y el presente.

"¡A mí no me retiras tú...!"
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"¡A mí no me retiras tú...!"

Era el año 1950. Carmen Sevilla llevaba rodadas media docena de películas. Fue cuando se ennovió con un torero de fama, el mexicano Carlos Arruza, rival en los ruedos de "Manolete", que pidió en matrimonio a la actriz y cantante. Pero Carmen le dijo: "¡A mí no me retiras tú…!". Y rompieron. Muchos la pretendieron después y quien la llevó al altar en 1961 fue Augusto Algueró. La engañó hasta la saciedad. Duraron doce años. Y en 1985 ella se casó civilmente con el empresario Vicente Patuel, boda que no celebraron hasta pactar con una publicación, "La Revista", la exclusiva del enlace en la finca de Fermín Bohórquez. A cambio de los muy sustanciosos 25 millones de "pelas".

"Lo primero, mi carrera"
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"Lo primero, mi carrera"

La ruptura entre Julio Iglesias e Isabel Preysler se produjo siete años después de sus nupcias, a las que ella llegó embarazada de Chabely. Él pasaba diez meses fuera del hogar, cantando en tierras hispanoamericanas y ella se cansó de esperarlo en casa. Firmaron ante notario la separación. La bella filipina se conformó con recibir 85.000 pesetas mensuales (quinientos euros de hoy) para su manutención y la de los tres hijos. Exigua cantidad… que a veces el cantante se olvidaba de ingresar en la cuenta de su exmujer. Lo que le importaba al autor de "La vida sigue igual" eran sus éxitos musicales. Me lo confesó una madrugada en un restaurante de la playa coruñesa de Santa Cristina: “Quiero mucho a mis hijos, a mis padres, quise con locura a Isabel… pero lo primero… ¡es mi carrera!”. Más sinceridad, imposible. Ahí se retrató el divo.

Un sosías de Raphael
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Un sosías de Raphael

A finales de la década de los 60 surgió un cantante de voz potentísima, en la línea de quien entonces triunfaba en Europa, Tom Jones. Ciertamente con un estilo atenorado, más propio para interpretar zarzuelas. Gran parte de los críticos de la época recibieron sus dos primeros discos, entre los que destacaba la melodía "Como todos", con la apreciación de que se parecía muchísimo… ¡a Raphael! Lo cual era discutible, y hoy diríamos que incierto. Al año siguiente triunfaba con luz propia gracias a "Te quiero, te quiero". Era, naturalmente, Nino Bravo.

Dejó sus bienes a su mujer
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Dejó sus bienes a su mujer

Juanito Valderrama llevaba casado casi veinte años con María Vega, que le dio tres hijos, cuando se enamoró hasta las cachas de una joven promesa del cante, Lolita Caballero, a la que él bautizó artísticamente como Dolores Abril. Se fue a vivir con ella a partir de 1954. Entonces no existía el divorcio sino "el ahí te quedas". Pero el creador de “El emigrante” se portó al menos justo y generoso con su primera mujer en el aspecto económico, dejándole cuanto tenía en propiedades, joyas y dinero, patrimonio valorado entonces en treinta millones de pesetas. Una fortuna. Y empezó de cero junto a la que sería ya “la mujer de su vida”. En la imagen, Juan Valderrama y su padre Juanito, en 2003.

"Jesucristo Superstar"
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"Jesucristo Superstar"

Ocurrió en Miami, donde Camilo Sesto disponía de una lujosa mansión. Una de esas frecuentes tormentas tropicales amenazó con producir daños cuantiosos en la zona donde se ubicaba la residencia del cantante, quien asustado, creyendo con ello protegerse del inevitable cataclismo resolvió pegar en las paredes del inmenso chalé cuantos "pósters" y fotografías suyas halló caracterizado de Jesús, recuerdos del más sonado de sus triunfos musicales, la ópera-rock “Jesucristo Superstar”. Pasado el peligro, el alcoyano respiró aliviado, pues su casa no sufrió la devastación que temía.

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Una buena voz no parece ser suficiente para triunfar hoy en día en la música. Se necesitan otras cualidades. Ricky Martin lo supo desde su adolescencia. Y, recordando a un ídolo del rock, Elvis Presley ensayó febrilmente una serie de movimientos pélvicos plenos de sensualidad como complemento a sus interpretaciones vocales. Sigue siendo una baza de su incontestable éxito. Por él suspiran miles de admiradores de uno y otro sexo. Ahora, cuentan y no paran sobre su gran amistad con el malagueño Pablo Alborán.

Empezó cantando en puticlubs
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Empezó cantando en puticlubs

Los comienzos musicales del hoy multimillonario Alejandro Sanz fueron difíciles, como en la mayoría de cuantos sueñan con el triunfo artístico. Pomposamente se hacía anunciar como "Alejandro Magno". Y encima, vestido con chaquetilla de torero. Lo chusco del asunto es que lo hacía actuando en una cadena de puticlubs madrileños, entre pases “porno” de las señoritas de alterne, a razón de cinco mil “púas” por noche (léanse todavía pesetas). Aún no tenía el “Corazón partío”, claro.

Se retiró por su marido enfermo
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Se retiró por su marido enfermo

No todos los artistas anteponen su ego artístico por encima de todo en esta vida. Por ejemplo la desaparecida y muy llorada intérprete de la copla Marifé de Triana, quien después de medio siglo de carrera, tras superar en sus inicios muchas adversidades, hubo de enfrentarse a un serio dilema: retirarse para cuidar de su marido, o continuar en activo. Optó por lo primero. Había conocido al atractivo recitador leonés José María Calvo, que actuaba en su compañía, con el que convivió a partir de 1972. Se casaron en 1985 en ceremonia privada, noticia que pude publicar en exclusiva. Formaron un matrimonio ejemplar, sin hijos. Él sufrió una dura enfermedad que lo privó del habla y la razón. Permanecía inmóvil. Y a su lado, siempre Marifé. Hasta que se fue de este mundo. Ella le sobrevivió algún tiempo hasta que falleció el 13 de febrero de hace justo un año, en Benalmádena.

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