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Grandes momentos del Tour de Francia

Miles y miles de kilómetros de carretera han sido testigos de las más bellas gestas de 110 años de ciclismo en estado puro, de hazañas del duro deporte de las dos ruedas, como las que protagonizaron los eternos Induráin, Merckx, Hinault y Anquetil, pero también de sombras, entre ellas la del caso Festina, las trampas de Armstrong o las caídas de Jalabert, Beloki, Poulidor... El Tour de Francia, la mejor carrera ciclista del mundo, está lleno de fantásticas historias que a nadie dejan indiferente, siga o no este maravilloso espectáculo. | Textos: Guillermo Domínguez

La locomotora australiana (2011)
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La locomotora australiana (2011)

La batalla de Grenoble –así se llamó a la contrarreloj que se disputó en la penúltima etapa del Tour de Francia 2011– fue para Cadel Evans, que por fin pudo sacarse la espina para apuntarse el triunfo final en la ronda gala. El corredor australiano fue segundo en la crono, sólo superado por Tony Martin, para acabar remontando sin problemas los 57 segundos que hasta entonces le sacaba Andy Schlek en la general y, a sus 34 primaveras, acabar ganando el Tour, sacudiéndose así el fantasma de Poulidor que le rondaba.

El rey del sprint (2013)
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El rey del sprint (2013)

Max Man, el Potro de la Isla de Man, el gran dominador de las llegadas masivas. Es Mark Cavendish el corredor que más triunfos tiene al esprint en el Tour de Francia con un total de 25 –el último de ellos, hasta la fecha, ha sido en la presente edición, en la decimotercera etapa con final en Saint-Amand-Montrond– y el tercer ciclista con más victorias de etapa en la Grande Boucle, sólo por detrás de dos corredores míticos: Eddy Merckx (34) y Bernard Hinault (28).

Como en los viejos tiempos (2011)
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Como en los viejos tiempos (2011)

21 de julio de 2011. Decimoctava etapa del 98º Tour de Francia. Andy Schleck, en una demostración de auténtico poderío, arranca a 60 kilómetros de meta –como en los viejos tiempos– para acabar conquistando en solitario el mítico y centenario Galibier, dejando tirados a Alberto Contador, que sufrió una pájara, y a Samuel Sánchez. El único 'pero' para el luxemburgués es que aquel día no pudo arrebatar el amarillo a Thomas Voeckler. Sí se puso líder un día después en el Alpe D'Huez, aunque la alegría le duraría sólo 24 horas ante la exhibición de Evans en la crono de Grenoble. Se le resistía el Tour al menor de los Schleck, aunque luego lo acabaría ganando meses después en los despachos tras desposeer la UCI a Contador del título de 2010, por el positivo por clembuterol, y otorgar la victoria al hoy corredor del RadioShack Leopard.

Contador dispara en Verbier (2009)
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Contador dispara en Verbier (2009)

Primera etapa alpina del Tour 2009 con final en el alto de Verbier, de primera categoría. Contador va dejando tirados a sus rivales –los hermanos Schleck, Nibali, Wiggins...– y corona en solitario la conocida estación suiza para arrebatar el maillot amarillo a Nocentini y acabar ganando el Tour. El de Pinto desenfundó su arma y disparó en el Verbier.

Exhibición de poder en Mont Ventoux (2009)
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Exhibición de poder en Mont Ventoux (2009)

La penúltima etapa del Tour 2009 era una de las grandes novedades de esta edición al terminar en un alto de categoría especial, como el Mont Ventoux, en lugar de disputarse la tradicional contrarreloj del penúltimo día. Juanma Gárate conquistó el Gigante de la Provenza, uno de los puertos míticos de la Grande Boucle, y Contador amarró el Tour al mantener a raya a los Schleck y a Armstrong.

La cima de los ganadores (2007)
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La cima de los ganadores (2007)

Fue en los Pirineos donde Alberto Contador empezó a forjar su primer Tour de Francia. En 2007, el madrileño conquistó la mítica estación de Plateau de Beille, siguiendo así los pasos de Pantani y Armstrong, en su caso al ganar en la misma línea de meta al danés Rasmussen. Sólo tres días tardaría el de Pinto en enfundarse el maillot amarillo y, a la postre, lograr el primero de sus títulos en la Grande Boucle.

Un ídolo con pies de barro (2005)
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Un ídolo con pies de barro (2005)

Aunque oficialmente no tenga ya ninguna victoria en su palmarés –ni en la general ni de etapa–, la historia del Tour de Francia no puede entenderse sin la figura de Lance Armstrong. Después de superar un cáncer de testítulos con metástasis hasta el cerebro, el americano ganó en las carreteras galas entre 1999 y 2005 de forma ininterrumpida para sumar siete títulos, superando los cinco Tours de Miguel Induráin, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Jacques Anquetil. Sin embargo, la UCI le desposeyó de todos los triunfos logrados en aquellos años tras confesar que se dopó durante una entrevista con Oprah Winfrey.

Gap despierta a Beloki del sueño (2003)
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Gap despierta a Beloki del sueño (2003)

La mala suerte se cebó con Joseba Beloki en la novena etapa del Tour 2003. El de Lazcano, uno de los pocos corredores que podía hacer sombra a Armstrong, sufrió una durísima caída a menos de cinco kilómetros de la meta en Gap cuando tiraba del grupo de favoritos en busca del fugado Vinokourov, que acabó ganando la etapa. Se diluyeron así todas las opciones de Beloki de luchar por la victoria e incluso acabaría diciendo adiós a la temporada. "Ya no hay nada que hacer", dijo un consternado Manolo Saiz, director del equipo ONCE.

Armstrong y el 'Elefantino' en el Mont Ventoux (2000)
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Armstrong y el 'Elefantino' en el Mont Ventoux (2000)

13 de julio de 2000. Undécima etapa entre Carpentras y Mont Ventoux. Aquel año, Marco Pantani afrontaba la carrera sin posibilidades de victoria, pero dejó destellos de su calidad en la montaña. Ese día vivió un mano a mano antológico con Armstrong en el monte calvo. El texano cedió la victoria parcial al Pirata, pero éste no le agradeció el gesto. Fue ahí cuando se originaron las malas relaciones entre ambos, agravadas al referirse Armstrong al italiano como el Elefantino, un sobrenombre que éste odiaba. Sería la del Mont Ventoux en 2000 la penúltima victoria de Pantani, ganando, esta vez en solitario, otra etapa de montaña en ese mismo Tour –en la decimocuarta etapa, con final en Courchevel–. Y es que, a partir de entonces, el Pirata sólo se subió a la bicicleta en contadas ocasiones antes de fallecer por una sobredosis de cocaína en febrero de 2004.

El caso Festina (1998)
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El caso Festina (1998)

El de hace quince años fue el Tour de Francia más convulso de la historia. El 8 de julio, sólo unos días antes de que el pelotón tomara la salida en Dublín, el control de aduanas entre Bélgica y Francia en Neuville-en-Ferrain interceptó al masajista del equipo Festina, Willy Voet, que se dirigía a la salida con doscientas ampollas de EPO, casi cien de hormonas de crecimiento y docenas de cajas de testosterona. Junto a él y los directores, médicos y corredores del Festina –entre ellos el francés Richard Virenque–, cayeron miembros de los conjuntos TVM, ONCE-Deutsche Bank, Big Mat, Casino y Lotto. Ante los registros y detenciones que se extendieron a prácticamente todas las formaciones, la organización decidió expulsar a varios equipos, entre ellas los españoles Banesto, Kelme, Vitalicio Seguros y ONCE. El director de este último conjunto, Manolo Saiz, dijo con la franqueza que le caracteriza: "Le hemos metido el dedito por el culo al Tour de Francia".

Ullrich ataca a Pantani en La Madeleine (1998)
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Ullrich ataca a Pantani en La Madeleine (1998)

Entre los corredores que pudieron acabar la carrera en 1998 se encontraban Jan Ullrich y Marco Pantani, a la postre ganador. En el transcurso de la decimosexta etapa, entre Vizille y Albertville, el alemán atacó al Pirata en el Col de La Madeleine y acabaría triunfando en la meta, aunque el maillot amarillo en París sería para el corredor de Cesena, que dos meses antes venía de ganar el Giro de Italia.

El récord del Alpe D'Huez (1997)
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El récord del Alpe D'Huez (1997)

1997 fue el año del resurgir de Marco Pantani. Recuperado plenamente de la gravísima lesión que a punto estuvo de costarle el adiós a su carrera, el Pirata tuvo que abandonar el Giro por una caída, al cruzarse un gato en su camino, pero lo dio todo en las etapas de montaña del Tour. Y el 19 de julio de aquel año, el italiano hizo historia en el mítico Alpe D'Huez, la montaña de las 21 curvas, al establecer el récord de la ascensión en un tiempo de 37:35, a una media de 20,9 kilómetros por hora. Lance Armstrong se quedó a un segundo de batir el récord en 2004, en la única ocasión en la que esta montaña se ha ascendido en la modalidad de contrarreloj, pero el récord aún hoy, dieciséis años después, sigue en poder del malogrado Pirata.

El día que Induráin asaltó Lieja (1995)
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El día que Induráin asaltó Lieja (1995)

El Tour de 1995 fue uno de los más locos de la historia. Induráin llegaba a la Grande Boucle tras renunciar al Giro. Mucha gente –entre ellos un fanfarrón Bjarne Riis– dijo que el navarro iba con miedo, que era vencible o que ya iba cuesta abajo. Y Miguelón se picó en la séptima etapa entre Charleroi y Lieja –ciudad belga asociada históricamente al deporte de las dos ruedas–, metiendo miedo, mucho miedo. El día siguiente había una crono de 54 kilómetros –que, por supuesto, Induráin ganó–, pero Miguelón no quiso dejarse nada en la víspera. Al estilo del Caníbal Merckx, el de Villava hizo una auténtica carnicería, despedazando a todos sus rivales (Riis, Jalabert, Zülle...) tras marcharse junto a un Johan Bruyneel que acabaría siendo profeta en su tierra al ganar en la Ciudad Ardiente. "Si vosotros no me molestáis, yo no os molesto", les dijo Miguelón a sus adversarios. Por si había alguna duda...

Jalabert acaba sin dientes (1994)
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Jalabert acaba sin dientes (1994)

En 1994, el Tour estaba aún en pañales cuando Laurent Jalabert, uno de los grandes favoritos, quedaba fuera de combate a las primeras de cambio. En la primera etapa, con final en Armentieres, a un gendarme incauto no se le ocurrió otra cosa que asomar el cuerpo para hacer una foto del sprint. Fue arrollado por Abdoujaparov y Wilfried Nelissen. Este corredor belga y Jalabert fueron los peor parados. Especialmente el francés, que dio varias vueltas de campana, sufriendo una espeluznante caída a más de 60 por hora y perdiendo casi toda la dentadura. La imagen de la sangre manando a borbotones por el rostro de Jaja dio la vuelta al mundo.

El descenso del Tourmalet (1993)
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El descenso del Tourmalet (1993)

Además de por la contrarreloj de Lac de Madine, el Tour de 1993 pasó a la historia por aquel descenso mítico por la falda del Tourmalet. Tony Rominger, lanzado a casi 90 por hora, no tiraba la toalla pese a estar en la general a casi seis minutos del líder, Miguel Induráin. Con el Aubisque aún por delante, la moto de la televisión francesa hacía lo imposible para no perder de vista al suizo, aunque se perdió la conexión. De pronto volvió unos minutos después y en el plano de la cámara se metió una mancha amarilla que se pegaba a la rueda del helvético. Era Miguel. Entonces el triple campeón de la Vuelta a España se convenció: mientras estuviera Induráin en la carretera, era imposible ganar. Fue sin duda ésa una etapa mítica en la historia del ciclismo.

Sestriere se rinde al 'Diablo' (1992)
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Sestriere se rinde al 'Diablo' (1992)

Aún andaba el pelotón impresionado por la exhibición de Induráin en Luxermburgo, en la mejor contrarreloj de la historia del ciclismo, cuando, cinco días después, llegaba el etapón de Sestriere, con 254 kilómetros de recorrido y cinco puertos para echarse a temblar. Todos los ciclistas se asustaron salvo uno: Claudio Chiappucci. El diablo de Uboldo subió el Mont Cenis como un loco, haciendo despertar a Miguelón y Gianni Bugno de su letargo. Pero a Chiappucci no le importó y, sintiendo en la nuca el aliento de los tifosi, se marcó una ascensión brutal en Sestriere. Induráin, mientras tanto, dejaba atrás a Bugno e iba acortando distancias, pero no pudo alcanzar al otro italiano, al que iba en cabeza. Chiappucci coronó Sestriere, pero el amarillo fue para el español. Todos contentos. El diablo ya era eterno en la historia de este bello y durísimo deporte con su mágica exhibición en la montaña.

El nacimiento del 'extraterrestre' (1992)
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El nacimiento del 'extraterrestre' (1992)

13 de julio. La novena etapa del Tour'92 acabaría pasando a la historia por albergar la mejor contrarreloj jamás vivida, con Luxemburgo como testigo de la hazaña de Induráin. El navarro voló sobre el asfalto, sacando tres minutos al segundo en la etapa, Armand De Las Cuevas, y dejando a la mayoría de los favoritos en la general a más de cuatro minutos, salvo a Gianni Bugno (tres y medio). Sencillamente espectacular, y brutal, fue lo que hizo con Laurent Fignon, al que dobló sin piedad. Pascal Lino logró mantener el maillot amarillo, pero sólo con 1:27 de ventaja sobre el de Villava. "No se puede ganar a un extraterrestre", dijo Bugno del navarro. Aquel día nació la leyenda del "extraterrestre Induráin".

Abdoujaparov, rey de las caídas (1991)
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Abdoujaparov, rey de las caídas (1991)

Djamolidine Abdoujaparov, el Terror de Tashkent. El corredor uzbeko nunca acabó entre los diez primeros en la general del Tour, Giro o Vuelta a España, pero cazaba etapas como churros, haciéndose con el maillot verde de la regularidad en tres ocasiones (1991, 1993 y 1994). Famoso por su agresivo estilo de esprintar y por mover excesivamente su bicicleta, Abdoujaparov, El Califa, se ganó unos cuantos enemigos en el pelotón y más de una caída, como la que sufrió en los Campos Elíseos en el 91.

El primer Tour de Induráin (1991)
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El primer Tour de Induráin (1991)

Greg LeMond era el favorito número uno para ganar el Tour del 91, cuyo recorrido parecía ligeramente favorable para corredores como el propio ciclista californiano, además de Erik Breukink, Bugno e Induráin. Acudía el norteamericano dispuesto a revalidar los éxitos logrados en 1986, 1989 y 1990, pero se encontró con un grandísimo Induráin. El navarro le batió en la primera contrarreloj larga y, cinco días después, en la etapa reina de los Pirineos. Cedió LeMond unos metros y Miguel se lanzó en una bajada vertiginosa, abriendo hueco con el resto de candidatos. Se le unió entonces Chiappucci, al que acabaría cediendo la victoria de etapa, mientras que Bugno se quedaba como único rival del villavés en la general, a más de tres minutos. Pero el navarro supo resistir los ataques de Gianni en el Alpe D'Huez, con un estilo que la prensa francesa calificó como majestuoso, para terminar por convertirse en el cuarto español que ganaba el Tour tras Bahamontes (1959), Luis Ocaña (1973) y Perico Delgado (1988).

La menor diferencia de la historia (1989)
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La menor diferencia de la historia (1989)

¡Sólo ocho segundos! Ésa fue la diferencia que Greg LeMond acabaría sacando a Laurent Fignon en la clasificación general final del Tour'89. Todo se decidió en la última etapa, una contrarreloj de 24,5 kilómetros entre Versalles y París. El Profesor aventajaba a LeMond en 50 segundos antes de llegar a la capital francesa, pero el americano volaría sobre la bici para robarle el amarillo al galo. Perico Delgado terminaría tercero, lamentando su infortunio –y los despistes, dicho sea de paso– en las etapas iniciales. Aquel maldito día de Luxemburgo...

El Tour de Luxemburgo (1989)
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El Tour de Luxemburgo (1989)

1 de julio. La etapa prólogo del Tour, una contrarreloj de apenas 7,8 kilómetros en Luxemburgo, estuvo marcada no sólo por el triunfo de Erik Breukink, sino, sobre todo, por el despiste monumental de Perico Delgado, que iniciaba la carrera con el maillot amarillo como ganador el año anterior. José Miguel Echávarri, el director del Reynolds-Banesto, quiso tenerlo todo controlado, pero el segoviano sacó a relucir su fama de despistado y salió con 2:40 minutos de retraso. El Tour perdido desde el primer día. Su desventaja se vería incrementada sólo dos días después, tras realizar una contrarreloj por equipos desastrosa en la que el Reynolds finalizó último a más de cuatro minutos y medio del Super U de Fignon. Aún así, Perico firmó en los días posteriores actuaciones memorables, siendo tercero en Cauterets, segundo en Superbagnères y segundo en Alpe D'Huez, para acabar tercero en la general, a 3:34 de LeMond. Lo dicho: si no hubiera sido por lo de aquellos primeros días...

Perico, contra viento y marea (1988)
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Perico, contra viento y marea (1988)

Después de haber renunciado a la Vuelta a España y haber acabado séptimo en el Giro, Pedro Delgado afrontaba el verano de 1988 con el Tour entre ceja y ceja, con el único objetivo de ganar la carrera, tras haber rozado la victoria el año anterior. El segoviano fue el más regular los primeros días y, aunque se vio involucrado en una caída en la quinta etapa, empezó a cimentar su victoria en la primera contrarreloj, conquistando después el amarillo en el mítico Alpe D'Huez, sin soltar luego el preciado maillot en el resto de competición. La última semana, tras ganar la cronoescalada de Villard de Lans, donde prácticamente sentenciaría la carrera, estuvo marcada por un gravísimo error por parte del equipo médico del control antidopaje del Tour que casi le hizo abandonar. La organización gala quedó por los suelos y el daño moral al español fue más que considerable. Sin embargo, Perico se mantuvo ajeno a cualquier polémica y acabó conquistando la Grande Boucle con una superioridad casi insultante, con 7:13 de ventaja sobre Steven Rooks y 9:58 respecto a Fabio Parra.

La Triple Corona de Roche (1987)
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La Triple Corona de Roche (1987)

Un Tour larguísimo de 25 etapas más un prólogo, con varios días en tierras alemanas. Sin el retirado Hinault ni Greg LeMond, el maillot amarillo de la 74ª edición de la Grande Boucle pasó de unas manos a otras entre varios corredores de la talla de Charly Mottet, Jean Francois Bernard, Perico Delgado y Stephen Roche. Tras unas apasionantes etapas en los Alpes –especialmente la que acabó en La Plagne, donde necesitó oxígeno en la meta–, Roche terminó ganando la carrera gracias a su buen hacer en la contrarreloj, convirtiéndose en el único ciclista irlandés en ganar el Tour y el quinto corredor en conseguir el doblete Giro-Tour en un mismo año. Pero aún le quedaba una última sorpresa aquel año, la victoria en los Mundiales de Villach (Austria), lo que le sirvió para convertirse en el segundo ciclista de la historia, tras Eddy Merckx, en conseguir la Triple Corona del ciclismo.

El 'patrón' Hinault completa el repóquer (1985)
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El 'patrón' Hinault completa el repóquer (1985)

Completo rodador y más que aceptable escalador, la férrea voluntad de Bernard Hinault, el Tejón, fue decisiva a la hora de lograr sus triunfos. Como aquel tan apretado que consiguió en el Tour de 1985, convirtiéndose en el tercer hombre que conquistaba cinco títulos en la Grande Boucle tras Anquetil y Merckx. Puede presumir el bretón, que actualmente trabaja en la organización de la carrera, de ser uno de los pocos campeones que logra inscribir su nombre en las tres grandes pruebas por etapas: además de conquistar el Tour cinco veces, también ha ganado el Giro de Italia en tres ocasiones y la Vuelta en dos.

El joven 'profesor' Fignon (1983)
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El joven 'profesor' Fignon (1983)

Laurent Fignon, que se ganó el apodo del Profesor debido a su imagen, con gafas y coleta –en contraste con la dureza que mostraba Bernard Hinault–, debutó en el ciclismo profesional en 1982, con 22 años, tras haber logrado más de cincuenta victorias como amateur. Y al año siguiente se vio en la cima al ganar el Tour bajo la tutela de Cyrille Guimard, convirtiéndose en el ciclista más joven en ganar el Tour desde hacía 50 años. Con Hinault fuera de combate a causa de una tendinitis, los favoritos eran Sean Kelly, Pascal Simon, Lucien Van Impe o Phil Anderson. Pero nadie contaba con aquel joven Fignon, que repitió triunfo un año después –ya con Hinault en la carretera– para convertirse en la nueva estrella del ciclismo francés.

El Loco de los Pirineos (1983)
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El Loco de los Pirineos (1983)

"Le Fou des Pyrénées". Así titulaba L'Équipe el 12 de julio de 1983 para referirse al debutante Pedro Delgado, el Loco de los Pirineos, por la postura adoptada sobre la bici en el descenso de Peyresourde, con el cuerpo echado hacia delante y la cabeza pegada al manillar. Con 23 años, Perico había implantado una moda en el Tour porque, a partir de entonces, buena parte del pelotón copió su aerodinámica en los descensos. Llegó a ser segundo el español en la general y se vio con posibilidades reales de ganar la carrera en el año de su debut. Sin embargo, la ingesta de un alimento en mal estado le hizo perder más de 25 minutos en la meta de Morzine y al final acabó en decimoquinta posición.

El 'Merckx español' (1973)
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El 'Merckx español' (1973)

Cuentan las crónicas que Luis Ocaña no era un ciclista carismático, sino más bien reservado, pero pasó a la historia por convertirse, en 1973, en el segundo español que ganaba el Tour tras Federico Martín Bahamontes, catorce años atrás. El conquense, conocido entre los franceses como El español de Mont-de-Marsan –en alusión a la localidad en la que residía, al norte de los Pirineos– y en nuestro país como El Merckx español, tuvo que abandonar el Tour en 1971 debido a una grave caída en el descenso del Col de Menté, cuando vestía el maillot amarillo y aventajaba en casi siete minutos y medio a Eddy Merckx. Pero logró desquitarse dos años después, entonces sin el Caníbal belga en la carretera: Ocaña se hizo con el amarillo en la séptima etapa y no lo soltó hasta París, ganando además seis etapas.

La caída en Menté (1971)
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La caída en Menté (1971)

"¡Cayó el monstruo!", fue el titular elegido por Mundo Deportivo el 13 de julio de 1971 para referirse a la caída de Luis Ocaña, en el transcurso de la decimocuarta etapa, que dilapidó todas sus opciones. El de Priego, considerado aún hoy por muchos como el mejor ciclista español de la historia, estaba haciendo una carrera de auténtico escándalo, llegando a meterle nueve minutos al mismísimo Eddy Merckx. Atacó el Caníbal en la subida al puerto de Menté y el conquense siguió su rueda, no sin dificultades. Se desató entonces una tormenta feroz que complicaría la bajada hasta cotas insospechas. El granizo apareció entonces: el belga se cayó pero pudo seguir en carrera y Luis Ocaña siguió a continuación. Cuando se estaba levantando, fue golpeado por detrás por su compañero Joop Zoetemelk, que no pudo frenar. A Ocaña, que no podía ni mantenerse en pie, no le quedó más remedió que abandonar el Tour. Merckx pensó también en abandonar por respeto al español, al que admiraba, pero siguió en carrera. Eso sí, tuvo un bello gesto al negarse a vestir el maillot amarillo por respeto a Luis. Eddy se consagraba así como un campeón dentro y fuera de la carretera.

La leyenda del 'Caníbal' (1969)
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La leyenda del 'Caníbal' (1969)

Simplemente el mejor ciclista de todos los tiempos. Sin discusión alguna. La carrera de Eddy Merckx comenzó en julio de 1961, con 16 años, aunque no fue hasta 1965 cuando debutó en el profesionalismo. Y en 1969 llegó el éxtasis: en su primera participación en el Tour de Francia, el Ogro de Tervueren no sólo ganó la carrera –con 18 minutos de ventaja sobre el segundo clasificado, Roger Pingeon–, sino que también se adjudicó la clasificación de la regularidad, la la montaña, la combinada y la clasificación por equipos, con el Faema. Por si fuera poco, logró un total de seis victorias de etapa. Una de ellas fue la decimoséptima, la reina de aquella edición con 214 kilómetros entre Luchon y Mourenx, con el Aubisque entre medias. Nadie fue a su rueda aquel 15 de julio de 1969. Había nacido la leyenda del Caníbal.

La maldición de Poulidor (1968)
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La maldición de Poulidor (1968)

Si hay algún apodo que todo deportista quiere evitar es el de "Poulidor". Pou Pou fue un grandísimo ciclista, pasando a la historia como el más carismático corredor francés, pero también como el eterno segundón. Consumado escalador, con 17 años como profesional en el pelotón (1960-1977), Raymond tuvo la mala suerte de vivir a la sombra de Jacques Anquetil y Eddy Merckx, acabando tres veces segundo en el Tour y cinco veces tercero. Aunque ganó siete etapas en la Grande Boucle, nunca logró llevar el maillot amarillo. Uno de los días más fatídicos en la carrera del galo fue el 14 de julio de 1968, durante la disputa de la decimoquinta etapa. Camino de Albi, nada parecía impedir la victoria de Poulidor, que perseguía a un escapado Roger Pingeon, hasta que su rueda tocó con una moto de la prensa que había caído por el camino. Pou Pou cayó y se rompió la nariz, llegando a meta a cuatro minutos de Pingeon. En la ruta de Albi, una placa bajo su foto recuerda que "aquí Poulidor perdió definitivamente la posibilidad de ganar el Tour".

La ascensión mortal de Simpson (1967)
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La ascensión mortal de Simpson (1967)

13 de julio de 1967. Decimotercera etapa con 211 kilómetros entre Marsella y Carpentras. El sol pegaba durísimo en Mont Ventoux, la montaña pelada de la Provenza, en una etapa infernal. Tom Simpson había perdido mucho tiempo en la general –estaba séptimo a 8:20 del líder Pingeon– al verse afectado por una severa infección estomacal. Pero decidió echar el resto. Y en la subida al monte calvo llegó la fatalidad. El ciclista británico del equipo Peugeot intentó el demarraje, pero enseguida se vio superado por el que sería el ganador en la cima, Julio Jiménez, pese a que la victoria de etapa fue para Jan Janssen. Simpson empezaba a cabecear de lado a lado hasta que cayó en la carretera. "Put me back on the bloody bike! (¡subidme a la maldita bici!)", le gritó a los miembros de su equipo el inglés, que aún logró aguantar algo más. Sólo 500 metros. Fue entonces cuando Simpson se desplomaba y moría en el acto. Según se supo después, la causa del fallecimiento fue una insuficiencia cardíaca ocasionada probablemente por una mezcla de anfetaminas (se le encontraron tres botes en el bolsillo de su maillot, uno de ellos vacío) y alcohol (algunos competidores le observaron beber brandy al comienzo de la etapa) que le ocasionaron una fuerte deshidratación. Se escribía así la página más negra en la historia del Tour de Francia.

El largo reinado de 'Maitre Jacques' (1964)
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El largo reinado de 'Maitre Jacques' (1964)

En mayo de 1989 se levantó en la bella Chateaufort, una comuna francesa a medio camino entre París y Versalles, un monumento conmemorativo a Jacques Anquetil, uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos. Con permiso, claro, de Eddy Merckx. Pero antes de la irrupción del Caníbal, el deporte de las dos ruedas estuvo dominado por Monsieur Crono, como también se conocía a este normando de 1,65 metros de estatura. Sin haber cumplido la mayoría de edad, Jacques abandonó su oficio de tornero para convertirse en ciclista, pese a la reticencia de su familia. Ganador del Tour en 1957, 1961, 1962, 1963 y 1964 –también tiene dos Giros de Italia y una Vuelta a España en su palmarés–, Maitre Jacques destacaba por ser un gran contrarrelojista, tener un pedaleo perfecto y una más que considerable inteligencia en carrera. Pero también por su desordenada alimentación y una desmedida superstición. El 5 de julio de 1964, Anquetil se comió kilo y medio de cordero y bebió sangría en abundancia, con el fin de ser distraído de los agüeros de un mago. Al día siguiente, en la ascensión al Envalira, el francés cedió muchísimo tiempo ante Bahamontes, Julio Jiménez y Poulidor. Pero lo cierto es que hizo un descenso fantástico para alcanzar a todos sus rivales. Una genialidad con la firma del Maestro Jacques.

El 'águila' del Tourmalet (1959)
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El 'águila' del Tourmalet (1959)

Mejor escalador de la historia del Tour. Por delante de Virenque, Fausto Coppi, Van Impe y Luis Ocaña. Palabras mayores. Fue la distinción que, a finales de junio pasado, le concedió a Federico Martín Bahamontes un jurado de expertos reunidos por el diario L'Équipe. Cinco años después de su debut, el toledano se convertía en el primer español que ganaba el Tour de Francia, en 1959, aunque previamente ya se había consagrado como rey de la montaña, condición que acabaría logrando en un total de seis ocaisones (1954, 1958, 1959, 1962, 1963 y 1964). Bahamontes tiene el honor de ser el español, junto a Julio Jiménez, que más veces ha ganado en el Tourmalet, tras haberlo coronado en 1954, 1962 y 1963.

Coppi y la edad dorada del ciclismo (1952)
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Coppi y la edad dorada del ciclismo (1952)

"Como si ignorase la existencia de cualquier otro corredor, Fausto, sin girarse en ningún momento, acelera. Después, sintiendo la resistencia desesperada, acelera aún más. Es evidente que la ruptura está hecha. A seis kilómetros de la cima… Coppi alza el vuelo". Así narraba Jaques Goddet la primera ascensión al Alpe D’Huez en 1952, con Fausto Coppi como gran protagonista. No podía ser otro: el Campionissimo, que además lograría ese año su segundo título en la Grande Boucle tras el de 1949. La II Guerra Mundial había truncado la carrera del piamontés, de humilde cuna, pero volvió con energías renovadas a finales de los 40 para ganarlo (casi) todo y marcar un hito en la historia del ciclismo.

Garin, primer campeón (1903)
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Garin, primer campeón (1903)

El Tour de Francia nació el 1 de julio 1903 por iniciativa de un periodista de L'Équipe con el objetivo de aumentar las ventas del diario. En aquella primera edición participaron 60 ciclistas, de los cuales sólo 21 acabaron la carrera, con salida y final en París, después de seis etapas repartidas en varios días. El ganador fue Maurice Garin, de nacimiento italiano pero nacionalizado francés. Le Petir Ramoneur –el pequeño deshollinador– acabó con una ventaja de 2 horas, 59 minutos y 21 segundos sobre el segundo clasificado, Lucien Pothier. Todavía hoy, 110 años después, esta diferencia permanece como el mayor margen de tiempo entre los dos primeros clasificados en la historia de la Grande Boucle.

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