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La moda indignada

Crestas, rastas, pantalones cortos o largos con camuflaje militar, camiseta con mensajes políticos... las últimas protestas han servido para abrir la puerta a la pasarela de la moda indignada

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Las cacerolas son uno de los instrumentos musicales preferidos de los indignados, aunque también pueden ser utilizadas para cubrirse la cabeza por las noches. LD/FDV

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Los indignados tienen un gusto especial por las mini-crestas con extensiones, así como los pantalones amplios con colores llamativos. LD/DV

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Rastas o pelo rapado, pero acompañado de pantalones cortos y zapatillas para facilitar las carreras delante de la policía, como sus héroes de mayo del 68. LD/FDV

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Durante el descanso del guerrero, prefieren ir ligeros de ropa y refrescarse en una buena fuente. LD/ FDV

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Las camisetas con motivos solidarios con el paraíso cubano son habituales en la vestimenta indignada

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Pantalones anchos o cortos, uno de los debates abiertos en la última tendencia indignada con la llegada del verano. LD/FDV

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Las camisetas con lemas contra el capital también son imprescindibles en el fondo de armario de cualquier indignado que se precie. El bastón para ayudarse a andar ya es un complemento opcional. LD/FDV

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A las rastas y crestas con melena larga también acompaña en ocasiones ropa de camuflaje militar, muestra del rechazo de estos grupos hacia lo militar. LD/FDV

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El enorme esfuerzo físico y mental que supone mostrarse indignado con el mundo hace que algunos prefieran ir ligeritos de ropa.

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Camisetas sin mangas con motivos guerreros, pegatina reivindicativa y pantalones con colores de camuflaje militar. LD/FDV

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Las indignadas suelen llevar camisetas llamativas con estampados psicodélicos. Y eso sí, el piercing en la nariz que no falte. LD/FDV

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El "turbantismo" es otra constante, sobre todo ahora que aprieta el sol. Se improvisa con camisetas o, en versiones más elaboradas, con ese clásico que es el pañuelo palestino. Por el contrario, las camisas hawianas están demodé, ese seguro que es un policía de Rubalcaba infiltrado.

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Camisetas "antifascistas" y pantalones que dejan ver la mitad del calconzillo del indignado son tónica habitual en estos grupos

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Lo bueno de la moda indignada es que sirve lo mismo para protestar que para, llegado el extrañísimo caso, trabajar, como este joven que riega con dedicación el frondoso huerto de sol con sus vaqueros y su no-camiseta

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