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Millonarios que nacieron pobres

 

Milmillonarios que nacieron pobres
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Milmillonarios que nacieron pobres

Contra lo que se suele pensar, la herencia y la lotería no son la madre de las grandes fortunas, sino el talento, el trabajo y el esfuerzo. En la imagen, Andrew Carnegie.

Andrew Carnegie, el emperador del acero
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Andrew Carnegie, el emperador del acero

Nació en un pueblo de Escocia dentro de una casa que tenía sólo una habitación donde vivía toda la familia. A los 12 emigró a los Estados Unidos.  Su primer trabajo fue como chico de los recados de la compañía de telégrafos de Ohio. Aprovechó la guerra civil americana para ponerse por su cuenta a producir hierro. En sólo dos décadas se había convertido en el principal fabricante de acero del mundo. A los 66 años se retiró y se dedicó hasta su muerte en 1919 a obras filantrópicas. 

 Cornelius Vanderbilt, el emprendedor
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Cornelius Vanderbilt, el emprendedor

Empezó trabajando en un ferry y terminó siendo un magnate naviero y ferroviario. Constituye la quintaesencia del emprendedor del siglo XIX. Fue el modelo en el que se inspiró Ayn Rand para escribir "La Rebelión de Atlas". Los Vanderbilt siguen siendo ricos hoy, siglo y medio después. 

Los Rockefeller, la revolución del petróleo
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Los Rockefeller, la revolución del petróleo

John D. Rockefeller era hijo de un viajante de comercio. Su primer trabajo fue el de ayudante de un contable. Después de la guerra, con sólo 30 años, fundó la Standard Oil de Ohio, una empresa que le haría el hombre más rico del mundo. Al final de la vida, su hijo John jr. construyó en Nueva York el complejo de rascacielos del Rockefeller Center, un monumento al hombre emprendedor.

Henry Ford, el automóvil
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Henry Ford, el automóvil

Los padres de Henry Ford eran dos emigrantes recién llegados a América, -él irlandés y ella belga- que se asentaron en una granja del estado de Michigan. Pero su hijo picaba más alto. Fundó la Ford Motor Company en 1903 convencido de que cada americano se merecía tener un coche. Cuando murió en 1947 todos tenían uno.

Harvey Samuel Firestone, ruedas para el progreso
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Harvey Samuel Firestone, ruedas para el progreso

Era hijo de un granjero de Ohio hijo de alemanes que habían cambiado su nombre Feuerstein por el más americano Firestone para tapar sus orígenes. En 1890 montó su propia fábrica de ruedas para carros, la llamó Firestone. 15 años después Henry Ford le pidió que se encargase de las ruedas de sus automóviles. Para sellar la alianza la nieta de Firestone se casó con el nieto de Ford. Las dos marcas caminaron juntas durante casi 100 años, hasta el enfrentamiento que las separó en el año 2001. 

Aristóteles Onassis, el rey de los mares
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Aristóteles Onassis, el rey de los mares

Onassis era tan pobre que tuvo que emigrar a Argentina. Allí trabajó en el puerto de Buenos Aires y aprovechó la gran depresión para comprar cargueros a bajo precio. Fue el principio de un imperio naval que se convertiría en el mayor del mundo cuando, antes de la crisis de Suez, se hizo con una flota de superpetroleros que, poco tiempo después, fueron imprescindibles para traer el petróleo desde Oriente Medio. Era aficionado al lujo y a las mujeres. Fue amante de María Callas y se casó con la viuda de Kennedy. Poseía una isla privada, Skorpios, en el mar Jónico.

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