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Las pasiones de la duquesa de Alba

Sentía devoción por Sevilla y por todo lo andaluz. Disfrutaba como nadie de los toros y lucía la mantilla con un garbo y un porte únicos. Cayetana vivió la vida como la sintió.

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Cayetana de Alba disfrutaba de todos los actos y la exposición pública, y nunca quiso perderse uno. Solo faltaba a los eventos sociales cuando estaba enferma o por asuntos personales.

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Su padre le inculcó el amor al arte, algo que se convirtió en una de sus aficiones. Por eso siempre quiso estar rodeada de magníficas obras.

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Siempre sintió aprecio por los animales, en especial por los perros y caballos. Aprendió a montar de muy niña, pero su gran amigo el duque de Alburquerque le enseñó a ser una experta.

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La Feria de Abril sevillana era una de sus fechas -y fiestas- preferidas. Nunca quiso perdérsela y le encantaba visitar las casetas de sus amigos por las mañanas, "porque era cuando mejor ambiente había".

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Sabía llevar la mantilla. Su garbo y porte a la hora de lucirla era único. Se le solía ver en los toros con una, gracias a eso tenía una de las más valiosas colecciones.

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Siempre estuvo muy preocupada por los más necesitados. Las tareas benéficas jugaron un papel muy importante en su vida, de hecho, fue presidenta de honor de innumerables asociaciones.

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También le apasionaba pintar. Pepe Caballero fue su maestro. Su estilo tiraba más hacía el impresionismo y sus temas preferidos eran los bodegones y los paisajes.

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Sevilla siempre fue la ciudad favorita de la duquesa, porque allí se sentía más a gusto y feliz. Antes pasaba temporadas en el Palacio de Dueñas de Sevilla, pero con el tiempo sus estancias en la capital andaluza fueron más largas.

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A Cayetana siempre le apasionaron las sevillanas, quizás este fue su mayor pasión. Siempre que podía se animaba a bailar en las fiestas. Llegó a tener sus propios tablaos en el Palacio de Liria y el de Dueñas. A su hijo Alfonso también le encanta el flamenco.

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Otra de sus innumerables aficiones fueron los toros. De sus seis hijos, solo Eugenia heredó su gusto por los toros.

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Otra de sus mayores aficiones era viajar. Siempre que se lo permitía su apretada agenda aprovechaba para hacer una escapada.

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