Ruta del Cares, un paseo por el abismo de los Picos de Europa
Un paseo para los montañistas experimentados y un pequeño reto para los novatos en el mundo del senderismo, la ruta del Cares, en los Picos de Europa, es una de esas experiencias que dejan una huella imborrable en la memoria viajera y que animan a repetir al día siguiente.
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Se suele comenzar en Poncebos, donde el camino comienza con una subida de un par de kilómetros para ir calentando piernas. Luego hay un trecho de bajada y después la mayoría de la ruta es bastante plana. La ruta transcurre entre las localidades de Caín y Poncebos.
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La llaman 'La Garganta Divina' y es un trayecto más o menos de 12 kilómetros entre los dos pueblos.
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Las recomendaciones para realizar la ruta preparados: calzado de montaña, dos pares de calcetines, ropa técnica, bastón de apoyo y abundante agua.
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La ruta esta tallada en buena parte de su trayecto entre las rocas de los Picos de Europa con lo que le da aún más atractivo.
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Es muy común encontrase con cabras durante el trayecto. Ellas son las verdaderas moradoras de las montañas y viven totalmente adaptadas a las abruptas pendientes.
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Varios montañeros disfrutan de la Ruta del Cares en el Parque Nacional de los Picos de Europa. La ruta transcurre entre las localidades de Caín y Poncebos.
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Aunque se considere una ruta de dificultad moderada, no es apta para personas que sufran vértigo, ya que la mayor parte de su recorrido verán el abismo del desfiladero a escasos metros del camino.
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El motivo principal para animarse a realizar esta ruta por completo y comenzar a andar es el impresionante paisaje natural que estará presente durante todo el camino.
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En algunos tramos del camino el espacio puede estrecharse o complicarse por momentos con una pequeña pendiente. Hay que tener siempre presente el peligro lejano de tropezar o caer.
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Varios montañeros disfrutan de la Ruta del Cares y atraviesan un puente para llegar al final del recorrido. La ruta transcurre entre las localidades de Caín y Poncebos.
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El río Cares en los Picos de Europa. En sus aguas frías podemos sumergir los pies hinchados y fatigados durante unos agradecidos minutos.
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Después de descansar unos minutos lo ideal es poner rumbo de vuelta con la misma ilusión que se comenzó el día, aunque con menos fuerzas.
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