Berlusconi lleva arrastrando una gripe desde el martes, día en el que tuvo que suspender una entrevista con Condoleezza Rice. Pero el virus que ha atacado al canciller alemán Gerhard Schroeder apareció de forma súbita, justo en el día del acto de apoyo al Tratado europeo organizado por Zapatero en Barcelona, eso sí, poco después de visitar la casa museo de Günter Grass y el puerto de Lubeck. El cuarteto se ha quedado en dúo y el presidente español ha optado por dirigir todos sus elogios a Jacques Chirac y a Pasqual Maragall, el anfitrión.

Aunque la intención del amplio equipo de abogados que acompaña a los 33 acusados de pertenecer a ETA era provocar una nueva suspensión, el juicio ha comenzado. Como de costumbre, la intención era provocar escándalo y retrasar el inicio de la vista con interminables y estudiadas apelaciones. Esta vez llegaron más lejos y presentaron una querella contra el propio presidente de la Sala, Alfonso Guevara, y el magistrado Carlos Ollero. Hubo también quejas por la presencia de cámaras de televisión y por el calor que hacía en la sala.

La reunión secreta entre Zapatero y Carod Rovira ha generado tres reacciones distintas: ERC no aclara si se trató "sólo de ETA" o "en ningún momento" de ETA, versiones defendidas por Joan Tardá y el propio Carod, respectivamente. Desde el Gobierno, la vicepresidenta, Fernández de la Vega, dice que "el tema que fundamentalmente estaba encima de la mesa" fue Plan Ibarretxe y que cree "que no ha habido más entrevistas" secretas aunque reconoce que no lo sabe porque no lleva "de memoria la agenda".