Mientras que en
Italia todas las competiciones deportivas fueron suspendidas por la muerte del Papa Juan Pablo II, tanto en
España como en el resto del mundo se rindió también homenaje al Santo Padre. En los campos de fútbol, baloncesto y balonmano de España, y en todos los recintos que acogían competiciones se guardó un minuto de silencio para honrar la memoria de un Papa que tuvo siempre una gran afición al deporte y por lo que fue también llamado como "el atleta de Cristo".
Ferrari, escudería que siempre mostró admiración por el Pontífice, también se sumó al homenaje pintando de negro la punta de su monoplaza.