Por cuarta vez en dos años, una muchedumbre se ha echado a la calle para exigir al Gobierno que derrote a ETA.
Más de un millón de personas han colapsado la Plaza de Colón y sus alrededores, en Madrid, a pesar del sofocante calor y del reclamo del mundial de fútbol televisado. La Delegación del Gobierno ha calculado una participación inusitadamente exacta de
242.923 personas; en todo caso, más del doble de lo que concedió a la manifestación del pasado 25 de febrero y más de las que
El País había calculado que caben en la zona.
Teresa Jiménez-Becerril resumió el malestar que justificó la protesta: "
Enviaré a mis sobrinos a La Moncloa para que les explique por qué está siendo tan complaciente con quienes ordenaron la muerte de sus padres". Zapatero, por boca de
Fernando Moraleda, ha repetido su retórico respeto por las víctimas pero no ha adoptado ningún compromiso.