La llamada Sala del 61 del Tribunal Supremo ha apurado hasta el límite del plazo legalmente establecido para dictar sentencia sobre las listas de las agrupaciones de electores de Batasuna-ETA, camuflada como Abertzale Sozialistak (AS) (...)

El mal ya le tiene tomada la medida al Gobierno y a la Fiscalía (valga la redundancia), a la Abogacía del Estado y a la prensa del régimen suicida. En resumen, a la calamitosa progresía sin principios, amnésica, que ha saltado del GAL al apaciguamiento.

Mas vayamos preparándonos para el más difícil todavía. Que aún habremos de escuchar a esos cabezas de huevo explicándole a Rajoy que sólo cabe una única vía para emular lo de "Sarko": imitar a pies juntillas la estrategia de Bayrou. Naturalmente.

Una antigua ficción de los antiliberales es creerse éticamente superiores. Por eso las defensas de "lo público" suelen combinar dos mensajes: que lo público está bien, y que la privatización beneficia sólo a unos intereses malvados y egoístas

Es comprensible que bajo esa constatación inequívoca muchos pasen por alto el comportamiento de la Sala 61. Más aún, que existan análisis que vuelquen todas sus críticas con el Gobierno y dejen pasar el auto terrorífico de estos magistrados.

La patente etarra recibirá de inmediato caudales procedentes del erario con que matar a sus propias víctimas. Misión cumplida. O "compromisos adquiridos", segunda parte.

Chávez ha resuelto imponer a las empresas que dediquen cuatro horas semanales a explicar el marxismo a sus trabajadores. ¡Cuatro horas semanales! Con lo sencillo que resulta resumirlo todo en una sola cifra: cien millones de muertos.

"En el principio fue el verbo", se lee en Juan (1:1), pero hoy la civilización de la palabra parece haber muerto. El principio de la política actual tiende a ser la imagen televisiva, un artificio, en el sentido fuerte de la palabra.

El Estado no crece sólo como respuesta desinteresada a las demandas de la sociedad, sino también por la dinámica de unas burocracias dispuestas siempre a extender su particular ámbito de competencias.

Los iraníes nunca han aceptado una restricción en los temas. Estados Unidos exige, para hablar de cuestiones nucleares, que suspendan el programa de enriquecimiento de uranio, apoyándose en dos resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Puede que Castro agonice en la cama. Es lo más probable. Pero también puede que no todos sus cómplices mueran tan serenamente. Es mucho el odio. Y aún más el miedo. Y también son muchas las armas.