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Obama dejó que el ataque terrorista de Libia siguiera durante siete horas

Esta madrugada tendrá lugar el tercer debate presidencial, en el que Libia podría ser el talón de Aquiles de Obama.

Esta madrugada tendrá lugar el tercer debate presidencial, en el que Libia podría ser el talón de Aquiles de Obama.
El consulado de EEUU en Bengasi tras el ataque. | Cordon Press/Reuters

Estuvieron días afirmando que en el aniversario del 11-S, en el consulado de Bengasi, hubo una manifestación contra el vídeo de Mahoma que se fue de las manos. Pero era mentira. Una mentira que mantuvieron durante días, pese a que era evidente desde el minuto 1 que aquello había sido un ataque terrorista planificado. Hillary Clinton, como responsable de la política exterior, ha asumido la responsabilidad. ¿Pero fue culpa suya la falta de reacción militar durante las siete horas que duró el ataque?

El 11 de septiembre a las diez de la noche, hora de Libia, y 4 de la tarde en Washington, comenzó el ataque contra el consulado de Bengasi en el que se encontraba el embajador Chris Stevens, y duró hasta el amanecer del día siguiente, cuando milicias libias acudieron finalmente en ayuda del personal diplomático norteamericano. Era ya tarde.

El personal del consulado contactó inmediatamente con el Gobierno y la embajada en Trípoli. El ataque fue seguido en directo a través de llamadas telefónicas y un vehículo aéreo no tripulado (UAV), también conocido como drone, que enviaron para labores de reconocimiento de forma inmediata. A las diez y media el edificio del consulado ya estaba en llamas y el embajador en paradero desconocido. La embajada, situada a 650 kilómetros, decidió enviar un avión con 22 hombres.

A las once el presidente Obama se reunió con el vicepresidente Biden y el secretario de Defensa Panetta y decidieron... no hacer nada más. Estados Unidos tiene una base en Sigonella, Sicilia, a 740 kilómetros de Bengasi y mucho mejor equipada, evidentemente, que la embajada de Libia. Un caza podría haber llegado en una hora. Un comando más numeroso que la fuerza enviada por la embajada podría haber estado allí en tres. Si los atacantes hubieran sido una turba, como se aseguró, un caza haciendo ruido probablemente los habría disuelto; es algo que se ha hecho con frecuencia en Irak y Afganistán. Si eran terroristas, hubiera hecho falta una acción armada. Pero Obama no hizo nada.

Probablemente una acción más rápida no hubiera salvado a Stevens ni a otro de los fallecidos, Sean Smith. Los terroristas forzaron a los norteamericanos a retirarse a un anexo situado a más de un kilómetro de distancia. Una turba, esta vez sí que lo era, aprovechó para saquear el consulado. Encontraron a Stevens inconsciente en el suelo. No sabían quién era, pero dejaron lo que estaban haciendo y lo llevaron al hospital, donde no pudieron salvar su vida pero emplearon su móvil para comunicar su deceso. A las 2 de la mañana, hora de Libia, Washington ya lo sabía.

Pero el ataque continuaba. Más o menos a la misma hora, los hombres enviados por la embajada llegaron a Bengasi. Unas dos horas después dos de los defensores del anexo, uno de ellos parte de los 22 enviados desde Trípoli, murieron por el impacto de morteros. Al amanecer, llegaron milicias libias a ayudarlos y el ataque terminó.

A la mañana siguiente, Obama dio una conferencia de prensa y se saltó la reunión diaria con su servicio de inteligencia para acudir a un evento de recaudación de fondos para su campaña en Las Vegas. Su administración siguió diciendo durante días que había sido una manifestación que terminó mal. Pero su actuación fue inconsistente tanto con esa explicación como con los hechos reales que pudieron ver desde el UAV.

En el anterior debate, Romney no tuvo éxito al centrarse en la reacción posterior al atentado y las palabras exactas que usó Obama, quien además contó con cierta ayuda por parte de la moderadora. Habrá que ver si esta noche se centra en el hecho más grave: la administración Obama no sólo no tenía seguridad suficiente en el consulado de un país que está lejos de estar pacificado, sino que cuando sucedió lo peor no hizo lo que debía para proteger a los suyos. En cualquier caso, se espera que este debate centrado en política exterior no tenga la importancia de los anteriores, ya que en estos comicios los votantes se centrarán más en asuntos domésticos que internacionales.

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