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Los demócratas se rinden y aceptan reabrir el Gobierno federal

Apenas dos días más unas horas de jornada laborable han bastado para que el líder de la minoría demócrata Chuck Schumer se arrepienta de su órdago.

Apenas dos días más unas horas de jornada laborable han bastado para que el líder de la minoría demócrata Chuck Schumer se arrepienta de su órdago.
El Capitolio, la sede del Congreso estadounidense. | D.R.Herrera

Muy malas han debido ser las encuestas internas para hacer un ridículo político de este calibre. Los demócratas forzaron en la medianoche del viernes al sábado un cierre del Gobierno al negarse a financiar sus gastos unas semanas más mientras se negociaba por separado un acuerdo sobre inmigración. La amenaza era clara: o se aprobaba lo que ellos querían o el Gobierno estaría cerrado sine die. Pero se han echado atrás a las primeras de cambio, algo que sin duda tendrán en cuenta los republicanos para futuras negociaciones, incluyendo la reforma migratoria.

El acuerdo que ha aceptado Schumer permite financiar el Gobierno federal hasta el 8 de febrero. A cambio, el líder de la mayoría republicana, Mitch McConell, se ha comprometido a permitir que se vote una reforma que tenga el acuerdo de ambos partidos, algo que iba a hacer de todos modos; la única diferencia es que no esperará a que la apoye Trump para hacerlo. La medida ha sido aprobada por 81 votos frente a 18, e incluye una extensión de financiación de seis años para el Programa de Seguro de Salud para Niños (CHIP, en inglés), una prioridad fundamental para los senadores de ambos partidos. Hacía falta el voto favorable de al menos 60 senadores para que la resolución fuera aprobada.

Los demócratas pretendían incluir en la norma para extender la financiación del Gobierno una ley que otorgara permisos de trabajo a quienes siendo menores fueron traídos ilegalmente al país por sus padres. Obama aprobó un sistema mediante un decreto llamado DACA, una decisión que se prevía que fuera echada abajo por el Tribunal Supremo como inconstitucional y que podía además ser derogada con otro decreto, como así ha sido. A cambio de aprobarla como ley, algo que la blindaría ante ese tipo de ataques legales, Donald Trump y los republicanos quieren conseguir a cambio financiación para terminar de construir el famoso muro con México, además de terminar con la inmigración encadenada (que permite que con un solo inmigrante legal vayan legalizando la inmigración de numerosos familiares no directos) y de la lotería que facilita la llegada de trabajadores desde aquellos países que menos inmigrantes aportan al país. Ambas medidas fueron aprobadas en una ley de 1965.

Este acuerdo obligará a los demócratas a tener que volver a negociar con los republicanos sobre estas cuestiones, lo que les forzará a ceder. Al derogar el decreto de Obama, Trump autorizó que siguiera funcionando hasta el 5 de marzo. Esa es la fecha límite para aprobar la nueva ley.

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