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Los retos y desafíos que debe afrontar el nuevo Papa

El nuevo Papa debe responder a grandes retos que se le presentan: la secularización, reforma de la Curia, Nueva Evangelización, casos de abusos...

Francisco I, el 266 de la Iglesia Católica, deberá enfrentarse a los retos de su tiempo y no le van a faltar pues en estos momentos el orbe católico se enfrenta a grandes desafíos.

Casi 1.200 millones de católicos tienen ya un pastor aunque a diario muchos millones de ellos se enfrentan a problemas muy diversos que necesitan de la respuesta y/o apoyo por parte de la Iglesia, que está encabezada y gobernada por el nuevo Papa.

Reforma de la Curia

Mucho se ha hablado en estos últimos meses del caso Vatileaks, la fuga de documentos y del informe secreto encargado por Benedicto XVI. Ya cuando Ratzinger fue elegido Pontífice se habló de una necesaria reforma del órgano de Gobierno de la Iglesia, aunque quizás ha sido la tarea pendiente del ahora Pontífice emérito.

Sin embargo, el nuevo Papa no puede demorar los cambios en una organización anquilosada en la que existe un gran cuello de botella en la secretaría de Estado. Muchos colaboradores pueden tardar meses en ver al Papa. La mastodóntica Curia tiene que racionalizar y optimizar recursos para agilizar y hacer más transparente su misión.

Secularización interna

Este es uno de los grandes retos a la vez que el principal mal que aqueja a la Iglesia. No puede evangelizar y propagar su mensaje si los propios miembros de la Iglesia no tienen celo por el Evangelio. Hay sacerdotes e incluso obispos hacen dejación de funciones que afectan de manera directa en los fieles. Un objetivo primordial es recuperar la esencia y abandonar experimentos. Los no creyentes y los alejados sólo podrán volver a la Iglesia Católica si realmente encuentran en ella la esencia.

Nueva Evangelización

Este punto va unido al anterior. Juan Pablo II inició este término sabiendo de la evolución del mundo de hoy. Benedicto XVI ha puesto los instrumentos para llevarla a cabo, creando incluso un Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización y ahora al nuevo Papa le corresponde aplicarla. De su éxito depende buena parte el futuro de la Iglesia. Muchas zonas tradicionalmente religiosas necesitan de una verdadera reevangelización y aquí la Iglesia, comandada por una nueva hornada de obispos y de distintas realidades eclesiales tienen mucho que decir.

Descristianización de Europa

Mientras la Iglesia crece en África, en Asia y en Norteamérica también gracias a la inmigración y lucha por mantenerse en Iberoamérica, Europa vive un auténtico problema de secularización, que afecta a todas las confesiones cristianas. En el norte hace años que se manifiesta de manera clara y en la zona mediterránea se están dando ya signos preocupantes. También las administraciones nacionales y supranacionales han optado por normativas laicistas que exigen una respuesta firme y clara por parte de la Iglesia.

Unidad de los cristianos

La respuesta a la descristianización de Europa está en una parte en la unidad de los cristianos. Benedicto XVI luchó mucho en este punto y ahora el nuevo Pontífice debe seguir por esta senda. Pese a las diferencias que mantienen separados a católicos, protestantes y ortodoxos todos ellos están unidos ante la "dictadura del relativismo" que pretenden condenar a Dios al ostracismo e impedir dar una respuesta a los problemas que aquejan al hombre.

Abusos sexuales

Este ha sido uno de los problemas más importantes más importantes y mediáticos que ha azotado a la Iglesia Católica en los últimos tiempos. El Papa emérito pidió perdón en varias ocasiones pero el problema debe zanjarse y ser arrancado de raíz. Benedicto XVI puso los pilares para evitarlo y ahora toca construir el edificio. La transparencia, la formación de los seminaristas y religiosos y el discernimiento a la hora de la admisión son temas cruciales. También lo son la atención a las víctimas. La Iglesia debe recuperar la confianza perdida por la gente que ha quedado defraudada con su Iglesia y tener tolerancia cero judicial con los implicados en estos casos.

China e Islam

El mundo islámico y las relaciones con China suponen dos de los retos geopolíticos y religiosos más importantes para el nuevo Papa. El islam crece en Europa y en muchos de los países en los que son mayoría los cristianos son discriminados y en algunos casos perseguidos y asesinados. Su acompañamiento y su defensa es una obligación. Conseguir un mejor trato un auténtico reto.

El caso de China es igualmente un quebradero de cabeza. En el país con más habitantes del mundo existe una iglesia oficial controlada por el Partido Comunista y que está en constante tensión con Roma y otra oculta que es perseguida. China se ha abierto al mundo pero sigue cercenando los derechos fundamentales de sus ciudadanos, entre el que está la libertad religiosa.

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