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Los almogávares

Así eran los "monstruos catalanes" que masacraron a frailes y niños

Hasta 2005 los catalanes tenían prohibida la entrada en el monte Athos, una de las regiones destruidas por los mercenarios de Roger de Flor.

Hasta 2005 los catalanes tenían prohibida la entrada en el monte Athos, una de las regiones destruidas por los mercenarios de Roger de Flor.
La portada de un libro infantiles albanés.

Los almogávares eran los soldados más temibles de la época. Provenían de las serranías ibéricas y de los valles del Pirineo. La gran mayoría de estos guerreros españoles eran catalanes, que luchaban como mercenarios a favor del que les pagaba más. A finales del siglo XVIII y a principios del XIX estos soldados se convirtieron en una auténtica pesadilla para los habitantes de los Balcanes.

Tal huella dejaron sus saqueos y asesinatos en esta región que aun hoy en algunos países los "mercenarios catalanes" son sinónimo de "monstuos". Así pues, en albanés la palabra catalán significa "un monstruo, un hombre malvado" e incluso se utiliza para asustar a los niños. En otras regiones de los Balcanes todavía se emplea la frase "que la venganza catalana te alcance". ¿Qué hay detrás de esta historia? ¿Qué hicieron exactamente estos mercenarios?

26 monjes quemados vivos

En 1261 Miguel VIII Paleólogo consiguió restaurar al Imperio Bizantino tras derrotar a los latinos que habían controlado el antiguo imperio desde 1204. Sin embargo, ante la vulnerabilidad de su imperio, que estaba amenazado tanto por los latinos y los sicilianos del occidente como por las invasiones otomanas de Asia, Miguel VIII se vio obligado a buscar la protección del papa Gregorio X. Así pues, tras el Segundo Concilio de Lyon de 1275, el emperador hizo una concesión importante al papa al reconocer e imponer la autoridad del catolicismo sobre la Iglesia Ortodoxa en todos los territorios bizantinos.

Sin embargo, la mayoría de los monjes de Athos no aceptaron la unión de las dos iglesias cristianas. Por ello, los representantes del papa en el Imperio Bizantino enviaron al monte de Athos a mercenarios catalanes, que tenían la misión de "convencer" a los frailes como fuera. Los mercenarios saquearon algunos de los monasterios hasta llegar al de Zografou. A pesar de las amenazas de los catalanes, los 26 religiosos de Zografou se negaron a aceptar la autoridad del papa.

Entonces, los mercenarios, ante la imposibilidad de someter a los monjes, los quemaron vivos en una de las torres del monasterio. Sin embargo, uno de los religiosos, Partenio, consiguió escapar del terror y contar esta tragedia, que quedaría en la historia del mundo ortodoxo como la del heroísmo de los 26 mártires que defendieron su fe a pesar de la "extrema crueldad" de los "mercenarios catalanes".

"El bosque de los ahorcados"

Por otro lado, los monjes del monasterio de Ivirón fueron ahogados en el mar, mientras que los más jóvenes de ellos fueron vendidos como eslavos en Italia. En el monasterio del Vatopediou, estos mercenarios asesinaron a los ancianos que vivían allí, y luego ahorcaron a sus monjes en el bosque cercano, que sería conocido a partir de aquella tragedia como "el bosque de los ahorcados".

Nueva invasión catalana en el siglo XIV

Unos treinta años más tarde, la decadencia del Imperio Bizantino ya era más que evidente, sobre todo, por su incapacidad de defender sus territorios de las cada vez más peligrosas invasiones otomanas. Entonces, en su intento desesperado por salvar a su imperio, Andrónico II Paleólogo, hijo de Miguel VIII, contrató los servicios de los temibles mercenarios catalanes cuyo líder era Roger de Flor, un antiguo templario. De Flor y su ejército lograron derrotar a los otomanos en varias ocasiones, las que serían las primeras y únicas victorias contra los poderosos musulmanes de Asia.

Sin embargo, el emperador bizantino no sólo no pagó a los mercenarios lo acordado sino que también ordenó el asesinato de su líder. Entonces, emprendieron la llamada "venganza catalana": se dividieron en bandos y saquearon todos los territorios bizantinos por los que pasaron. Los guerreros no siquiera tuvieron piedad de mujeres y niños inocentes.

El monte Athos tampoco se salvó de la invasión. Una gran parte de sus monasterios fueron destruidos por los catalanes, mientras que muchos de los monjes fueron asesinados. Cronistas bizantinos, como Nikiforos Grigoras, aseguran que el terror de los mercenarios sobre los monasterios duró tres años (1307-1309) hasta que Jaime II de Aragón interviniera para poner fin al asedio.

Artur Mas se siente heredero del pasado medieval

Por esta razón durante siglos los españoles de Cataluña han tenido prohibida la entrada a los monasterios del Monte Athos. Esta situación cambiaría en 2005 cuando la Generalidad decidió invertir 240.000 euros en la restauración del monasterio del Vatopediou en un intento de asumir la responsabilidad por el pasado medieval.

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