De casi el todo, a casi la nada. Los comicios generales celebrados este domingo en Grecia ha supuesto una auténtico varapalo para el PASOK, el partido socialista griego aliado del PSOE español. El escrutinio final les otorga el 4,79 por ciento de los votos (el 3 por ciento es la barrera que permite obtener representación en la Cámara helena) y 13 parlamentarios.
Lejos quedan los porcentajes de voto que había conseguido esta formación política en las dos últimas contiendas electorales, celebradas ambas en 2012. En la segunda de ellas, obtuvo un porcentaje de voto del 12,28 por ciento. Ese mismo año, solo unos meses antes, el partido había obtenido un apoyo popular del 13,18 por ciento de los votos.
Casi a una distancia abismal, los resultados históricos que el partido había obtenido en las últimas décadas. Sin ir excesivamente atrás, había sido la formación más votada en los comicios generales de 2009 con el 43,29 por ciento de los sufragios. Eran tiempos todavía en que el socialismo griego era el principal partido de gobierno con sólo algún pequeño tiempo en la oposición. Algo que ahora parece casi una quimera.
De hecho, la formación socialista griego estuvo casi dos décadas con el 40 por ciento de los apoyos como resultado medio. Tras ganar las elecciones en 1981 con el 48,07 por ciento de los sufragios, mantuvo una senda similar hasta las ya mencionadas elecciones de 2009: 45,82% en 1985; 39,13% y 40,68% en 1989 (ese año hubo dos elecciones generales); 38,61% en 1990; 46,88% en 1993; 41,49% en 1996; 43,80% en 2000; 40,55% en 2004 o 38,10% en 2007.
Ante este panorama, el esfuerzo de los líderes socialistas españoles este lunes ha ido dirigido a evitar comparaciones entre la situación griega y la socialista. De su partido hermano en Grecia, han dicho que no cabe comparación posible y que, en todo caso, lo que les ha pasado factura es pactar con los conservadores, en alusión a su apoyo a Samaras.