Desde su llegada al poder, Hugo Chávez supo que tenía un arma mucho más poderosa que las convencionales: el petróleo. Tuvo en esta riqueza natural la principal herramienta para acercarse a gran parte de los líderes regionales, la mayoría de ellos con grandes necesidades: los principales fueron los dictadores Fidel y Raúl Castro en Cuba, Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua.
A partir de su acercamiento logró formar en La Habana un bloque que en 2004 denominó la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), con la incorporación de otros países de la región como Honduras e incluso otros no hispanohablantes como Antigua y Barbuda o San Vicente y las Granadinas. Esta idea se formó para demostrar su desacuerdo con otros acuerdos regionales. El 9 de diciembre de 2006, como crítica a la falta de avances en otros círculos dijo: "Cuántas reuniones, cuántas cumbres, pero no tenemos claro hacia dónde vamos" por "la impotencia política" para la que recetaba "un viagra político".
Posteriormente a la firma del ALBA, el 29 de junio de 2005, se creó Petrocaribe con el que Venezuela envía barriles de crudo con condiciones de pago preferenciales: una financiación de la factura de hasta 25 años, con dos años de gracia, y la reducción del interés al 1% en el caso de que el precio del petróleo supera los 40 dólares por barril. Esto, además, con el posible pago efectuado en servicios y alimentos.
No pocos se preguntan sobre el destino que tendrá el ALBA con la muerte de Chávez, su verdadero y principal auspiciador. Algunos mencionaron hace ya un tiempo que su fallecimiento provocaría un auténtico pánico en países como Cuba, que depende en gran parte de la ayuda venezolana. Bolivia es otro de ellos y por esa razón –Ecuador y Argentina también lo han hecho–, ha decretado tres días de duelo. En un discurso tras conocer la muerte del que fue su mentor, Evo Morales dijo con la voz entrecortada que "estamos dolidos, destrozados" y calificó a Chávez de "hermano, compañero, presidente". Envío "toda la fortaleza al pueblo venezolano, al gobierno de Venezuela. Estamos destrozados por el fallecimiento del hermano Hugo Chávez".
En otros países más de lo mismo. Recordemos que su acercamiento a la presidenta de Argentina, aún más evidente en los últimos años –con las mismas intenciones de reelección de Cristina Fernández–, algo que ya sucede desde hace mucho tiempo en Nicaragua donde Daniel Ortega gozó del total respaldo chavista para ganar las pasadas elecciones pese a ciertas irregularidades y movimientos legales. El caso de Rafael Correa tampoco es diferente: otro que optó por la reelección con éxito. En Honduras también buscaron la intervención después de que Manuel Zelaya, uno de los suyos, fuera legalmente destituido.
En otros países no ocurrió lo mismo. El destino del presidente peruano Ollanta Humala parecía destinado a seguir el mismo camino en especial después de algunos datos que apuntaban al apoyo chavista a su campaña. Hoy, en 2013, dos años después de su elección, Humala ha seguido la misma política económica en el Perú de los últimos años que ha permitido mantener uno de los mayores crecimientos de la región y más bien se ha alejado de Caracas.
Las menciones de Chávez hacia su propia persona y sus intereses regionales son conocidas. El día 28 de julio de 2012, en su 58 cumpleaños, dijo que "el hombre del futuro se llama Chávez, porque además Chávez ya no soy yo, Chávez somos todos (...) Chávez es Miranda, es Venezuela, ya no soy yo". Un mes antes, el 27 de junio decía, en el transcurso de un acto militar: "Quien no es chavista no es venezolano". Sobre su reelección el 7 de octubre pasado, dijo que "hoy ganó América Latina, el Caribe, los pueblos de nuestra América ganaron con la victoria del pueblo venezolano".