No queda mucho para la jornada electoral del domingo en Venezuela y aunque casi todas las encuestas dan la victoria a Nicolás Maduro –con un margen menor al esperado– existe un sondeo que ya da el primer lugar a Henrique Capriles aunque con una cifra importante de indecisos.
Pero la novedad es que el chavismo parece nervioso, al menos algo más que en las pasadas elecciones y comienza a lanzar versiones acusando a la oposición de construir planes en contra del oficialismo, algo que en su momento también hacía constantemente Hugo Chávez. Y como lo suyo es imitar a su líder, Maduro acusó en uno de sus mítines a Capriles de contratar mercenarios salvadoreños para asesinarle y provocar una ola de violencia en el país.
La denuncia fue reiterada este lunes por el ministro de Asuntos Exteriores de Venezuela, Elías Jaua. Lo que se busca, según él, es provocar una "orgía de odio, de revanchismo, que es muy peligroso, extremadamente peligroso para la paz y el pueblo venezolano". También apuntó que sobre esto "no ha salido ni una sola línea de los grandes medios, no ha habido ni un solo desmentido por el comando de la derecha acerca de la grave denuncia". Informó de que estos grupos están dirigidos por diferentes "líderes y políticos de las milicias salvadoreñas" que participaron en desapariciones en los 80 y 90. Jaua señaló al diputado salvadoreño Roberto d’Aubuisson como el organizador de la operación.
La gravedad de la denuncia del ministro provocó la reacción del propio presidente de El Salvador. En una entrevista al canal Mundo Fox, Mauricio Funes señaló que había "solicitado al canciller que le pida a Cancillería venezolana y a los servicios de inteligencia venezolanos que nos pasen toda la información que le llevan al presidente Maduro a hacer esta afirmación".
Por su parte, D'Aubuisson rechazó la acusaciones a través de un comunicado de prensa: "No tengo nada que decir a personas que dan declaraciones falsas y mentirosas, porque un tema así de serio no puede provenir de gente que tiene por fuente un pajarito, tal y como lo hemos comprobado no solo los salvadoreños sino el resto del mundo". Concluye el mensaje apuntando que "detenerse a hablar con la mentira es avalarla, detenerse a hablar con la falsedad es no ser honesto, detenerse a hablar con la calumnia es llenarse de suciedad y porquería".