Hace apenas unos días, antes del accidente aéreo que provocó la muerte del candidato de Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos, la presidenta Dilma Rousseff no parecía muy preocupada por las elecciones del próximo 5 de octubre. Sin embargo, el nuevo panorama electoral ha obligado al Partido de los Trabajadores (PT) a mover ficha.
Una de las primeras decisiones ha sido recurrir a Lula da Silva –quien mantiene un índice de popularidad muy alto entre los brasileños– como el principal apoyo para Rousseff. De hecho, en la televisión, el expresidente llama a votar por su sucesora "sin dudarlo". Además apunta que "todos saben que mi segundo mandato (2007-2011) fue mejor que el primero" y "con Dilma va a ser así".
La gran amenaza de Rousseff es Marina Silva, excandidata del Partido Verde y que logró un nada despreciable 19% en las elecciones presidenciales de 2010. Todo hace pensar que será ella la elegida por el PSB para reemplazar a Campos aunque existen algunas voces que apuntan a la viuda del candidato fallecido como una candidata perfecta. De 46 años, Renata Campos siempre ha sido cercana a la política junto a su esposo, quien fue gobernador de Pernambuco. Tras la muerte de su esposo dijo que "participé toda la vida (de la política), no habrá diferencia está vez. Tengo la sensación que tengo que participar por dos. Cuenten con nosotros".
Algo que podría reforzar la opción Silva es una última encuesta publicada esta semana. Según el estudio de la firma Datafolha, Silva obtendría un 21% -contra un 36% de la actual presidenta-, lo que podría garantizarle un lugar en la segunda vuelta. En esa etapa, la encuesta apunta a que Silva lograría ganar las elecciones con 46% frente a un 43% de Rousseff. El tercero en las encuestas es el senador Aecio Neves, candidato por el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y quien aparece con el 20%, técnicamente empatado con la líder ecologista. Sin embargo, a diferencia de Silva, no ganaría en la segunda vuelta.