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Argentina celebra una histórica segunda vuelta para elegir presidente

El opositor Mauricio Macri parte como favorito frente al oficialista Daniel Scioli en una segunda vuelta que definirá al nuevo presidente argentino.

El opositor Mauricio Macri parte como favorito frente al oficialista Daniel Scioli en una segunda vuelta que definirá al nuevo presidente argentino.
Daniel Scioli y Mauricio Macri. | EFE

Se trata de la primera vez que los argentinos participan en una segunda vuelta presidencial desde que se implementó este sistema en 1994. Más de 100.000 efectivos de las fuerzas de seguridad argentinas velan por el orden y la seguridad de la cita electoral, en la que hay habilitadas unas 95.000 mesas mixtas distribuidas en 13.880 centros de votación. El vencedor en las urnas sucederá a Cristina Fernández en la Presidencia de Argentina el próximo 10 de diciembre.

Favorito en las encuestas, el conservador Mauricio Macri se presenta como el candidato del "desarrollismo del siglo XXI" con el aval de su gestión de ocho años al frente de la alcaldía de la ciudad de Buenos Aires y el reciente triunfo de su candidata, María Eugenia Vidal, en la provincia de Buenos Aires, principal distrito electoral del país, gobernado durante cerca de 30 años por el peronismo.

Daniel Scioli, del gobernante Frente para la Victoria, acumula una larga carrera política forjada con gestiones peronistas de las más distintas tendencias y con una experiencia de dos mandatos en el gobierno de la provincia de Buenos Aires.

Ambos tienen mucho en común, como su origen acomodado, su paso por el mundo del deporte antes de saltar a la política y su talante moderado, aunque han desarrollado estrategias muy diferentes en su camino a la Casa Rosada con la vista puesta en captar el voto de los indecisos, entre un 4 y un 11 por ciento, según distintas encuestas.

Macri, que en la primera vuelta electoral, el pasado 25 de octubre, logró el 34%, apenas tres puntos por debajo de Scioli, ha logrado en el último mes revertir la tendencia y colocarse a la cabeza de todos los sondeos con una innovadora campaña basada en el mensaje del cambio, en el contacto personal y las redes sociales.

Enredado entre las promesas de continuidad y el cambio que demanda buena parte de la sociedad argentina, Scioli ha tenido que enfrentar además el "fuego amigo" del kirchnerismo y de un peronismo dividido y sacudido por la derrota en la provincia de Buenos Aires, su tradicional bastión electoral.

Los dardos entre ambos candidatos se multiplicaron en la recta final de la campaña, salpicada por la polémica provocada por un comentario del asesor de cabecera de Macri y estratega político, Jaime Durán Barba, que apuntó que el papa Francisco "no mueve ni diez votos" en la elección. Un comentario que Scioli aprovechó en su cierre de campaña y del que Macri se ha tenido que desmarcar públicamente.

Si Macri gana afrontará, además, el reto de asegurar la gobernabilidad con el antecedente de que ningún Gabinete no peronista ha logrado terminar su mandato en los periodos previstos durante los últimos 70 años. Si el vencedor es Scioli, tendrá que enfrentar los desafíos del nuevo Gobierno y tratar de liderar y aglutinar a un peronismo dividido.

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