Los bolivianos decidirán este domingo en referendo si avalan una década de gobierno de Evo Morales y le abren las puertas de la reelección, a la que aspira en las elecciones presidenciales de 2019 con el aval del despegue económico del país, pero con el lastre de la corrupción, el personalismo y los escasos avances sociales. Su mayor logro es sin duda la mejora de los índices de la economía boliviana con crecimientos anuales de hasta el 6% y datos como la disminución de la pobreza extrema del 38,2% al 17%.
Con esto, no debería ser complicado prever el resultado del domingo. Sin embargo, en las últimas semanas un escándalo ha traído problemas a Morales. Se trata de un supuesto tráfico de influencias a favor de la expareja del mandatario, Gabriela Zapata. Según medios bolivianos, en 2007 el mandatario tuvo un hijo –fallecido poco después– con Zapata, quien supuestamente ocupa el puesto de gerente comercial de la empresa china CAMC Engineering (Camce) a la que se le han adjudicado numerosos proyectos estatales. De hecho, de acuerdo con los diarios locales, esta firma se habría hecho con licitaciones directivas por valor de 566 millones de dólares (unos 509 millones de euros).
El caso, bautizado como el "zapatazo", por el apellido de la exnovia, ha causado indignación la opinión pública y es el primero que atañe de forma tan personal al gobernante, que acusa a Estados Unidos de estar detrás de una "conspiración" en su contra. Esta es una de las razones por las que las encuestas no dan una clara victoria al presidente boliviano. Un último sondeo realizado por la empresa Mercados y Muestras revela que un 47% de los bolivianos votaría "no" a la posibilidad de reelegir al presidente frente a un 28% que se inclinaría por el "sí", con un 25% de indecisos.
En su cierra de campaña, el pasado miércoles, Morales pidió a sus seguidores que el domingo permanezcan "todos unidos para derrotar a los vendepatrias, todos unidos a garantizar" la continuidad del "proceso de cambio", como llaman los sectores afines a su Gobierno. A su juicio, "el pueblo está con el Sí" a la reforma constitucional y "el imperio está con el No". En su discurso, Morales volvió a negar las denuncias por supuestos favores para adjudicar contratos estatales a una empresa china en la que trabaja una expareja suya.