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Calma, de momento, en las calles de La Habana

Raúl Castro anunció la muerte a medianoche, hora cubana. Muchos cubanos se fueron a dormir sin conocer la noticia. 

Las calles de La Habana muestran una absoluta normalidad pocas horas después de que se conociera la muerte del sanguinario y cruel dictador Fidel Castro, quien falleció el viernes en esta ciudad a los 90 años.

La alocución televisiva del presidente cubano, Raúl Castro, informando sobre la muerte de su hermano Fidel tuvo lugar al filo de la media noche, una hora a la que muchos cubanos ya se han ido a dormir.

Como es habitual durante la noche de los viernes y los fines de semana, el emblemático malecón habanero es punto de reunión de cubanos que acuden a charlar con amigos y familiares junto al mar, a escuchar música o a pasear, y en el lugar, según comprobó Efe, todavía casi nadie parecía conocer la noticia.

Además, la intervención del mandatario en el canal estatal se produjo sin aviso previo que pusiera en guardia a la audiencia, a diferencia de lo que ocurrió en otras ocasiones relevantes como el anuncio de la normalización de relaciones diplomáticas con Estados Unidos el 17 de diciembre del 2014. La gran mayoría de los cubanos no siguen los medios de propaganda del régimen, por lo que, en las primeras horas, la noticia pasó desapercibida.

Tampoco los turistas que pasean por La Habana dieron muestras de conocer la noticia, e incluso algunos jóvenes cubanos que se encontraban en la calle, a preguntas de Efe, la acogieron con incredulidad y después la descartaron pensando que se trataba de una broma.

La circulación en la ciudad se desarrolla asimismo con fluidez y sin cortes.

Igual panorama se observa en la icónica Plaza de la Revolución, aunque este enclave se encuentra cerrado con motivo de los ensayos para el desfile militar programado para el próximo 2 de diciembre con motivo del 60 aniversario del desembarco del buque Granma que dio inicio a la Revolución cubana.

Al margen de la alocución de Raúl Castro, que se ha repetido en al menos dos ocasiones, la televisión estatal, órgano de propaganda de la dictadura, mantiene su programación prevista y no ha dado paso a ninguna otra emisión especial.

Fidel Castro falleció la noche del viernes en La Habana a los 90 años, una década después de delegar el poder en su hermano Raúl por motivos de salud. Por el momento el único detalle que se ha divulgado es que el líder cubano pidió que sus restos fueran incinerados, aunque en las próximas horas se espera que el Gobierno cubano ofrezca más detalles sobre los funerales del dictador.

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