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El terrorífico relato de las mujeres de las FARC: violaciones desde niñas y abortos obligados

A los 11 años "me violó. Siguió abusando de mí hasta los 15". Tuvo que abortar tres veces para que no la asesinaran, cuenta Vanessa a El Mundo.

A los 11 años "me violó. Siguió abusando de mí hasta los 15". Tuvo que abortar tres veces para que no la asesinaran, cuenta Vanessa a El Mundo.
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Tiene 23 años y con solo nueve ingresó en las FARC. Vanssa, alias Edna en la guerrilla, cuenta en El Mundo su terrorífico y macabro relato. Desde los 11 años fue violada en múltiples ocasiones y se quedó embarazada tres veces, dos de las cuales producto de dichas violaciones. Aunque siempre quiso ser madre, nunca pudo: la obligaron a abortar.

El primero en violarla fue Óscar Montero, el Paisa, cerebro del atentado al club El Nogal. "Cuando tenía 11 años un día me tocó la cola, yo me puse brava y le dije que me respetara. Me cogió a las malas, me dio un beso y ahí empezó todo", cuenta la joven, que antes de la firma del mal llamado proceso de paz decidió jugarse la vida y escapar.

"Otro día, que se quedó solo conmigo, empezó a morbosearme, a decirme cosas horribles". Vanessa volvió a rechazarle. "Pues si no quiere por las buenas, será por las malas pero tiene que estar conmigo antes de estar con otro hombre", le espetó. "Me puse a llorar y ahí me cogió a las malas. Me violó, hizo lo que quiso conmigo y entonces yo lloré tanto ese día que me dijo: 'Nada de llorar cuando vaya al campamento, haga como si nunca hubiera pasado nada'. Hice lo que él me dijo. Siguió abusando de mí hasta los 15 años".

"A las que quedaban embarazadas les hacían abortar. Era eso o la muerte. A los 13 años fue el primero y era de el Paisa. Iba a cumplir tres meses, igual que el segundo. Yo me opuse y me pusieron algo en la comida y me dormí. Nunca quise abortar ni porque fuera violada. Cuando me despertaba se siente uno destrozado, se coge hasta odio a uno mismo, se siente cochino, se siente lo peor, no quiere vivir. Y tenía que seguir viviendo en esa pesadilla, seguir con ellos, eso es horrible".

Pero el peor de sus abortos fue el que le practicaron estando encinta de 4 meses de uno de sus compañeros. "Tenía cuatro meses de embarazo, me empezaron a ver barrigoncita y me tomaron prueba de embarazo. Le pedí permiso a el Paisa para tenerlo, le supliqué. 'No viniste a las FARC a parir hijos. Mañana mismo se le hace el legrado'. El médico llegó como a las 11 de la mañana. '¿Estás preparada?', preguntó. Yo me puse a llorar y él también lloró. 'No estoy para esto, que Dios me perdone', decía el médico. No sé si le obligaron porque era del hospital de Puerto Rico. No haga eso conmigo, rogué. 'Yo tengo una orden, no puede pasar por encima', decía. Como a las seis horas empezaron las contracciones, lloré mucho y como a las doce de la noche mi bebé se vino. Me dejaron verlo y luego lo metí en una botella de alcohol".

"A uno le da rabia e impotencia, mal genio, de ver que el Gobierno va a apoyar a una persona que le ha hecho tanto daño a muchísimas niñas", señala. "¿Y no va a pasar ni siquiera una hora en la cárcel? Es injusto", afirma Vanessa, que ahora ha ingresado en la recién creada Corporación Rosa Blanca, que agrupa a exguerrilleras víctimas de abusos sexuales y abortos forzados.

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