Los hechos sucedieron a principios de este verano durante el asalto de militares libios a un puesto de mando yihadista en la ciudad de Bengasi, la segunda más poblada de Libia y con una importante presencia de Estado Islámico y otras grupos islamistas como Ansar Al-Sharia desde que el país se convirtiese en un estado fallido fruto de la mala gestión de la Libia post-Gadafi y aún más agravado desde la conformación de dos Gobiernos centrales paralelos tras las elecciones de 2014.
Los efectivos del 309 batallón de Infantería del Ejército libio, leales al Gobierno de Trípoli, no reconocido por la ONU y la comunidad internacional tras perder los comicios por un estrecho margen y negarse a abandonar el poder, consiguieron tras varios días de combates asaltar unos edificios utilizados por el Consejo de la Shura de los Revolucionarios de Bengasi, una especie de organo de consenso del que forman parte las milicias yihadistas con presencia en la zona.
En el interior del mismo, según hicieron público a través de las redes sociales, encontraron un pasaporte español. No hay imágenes de la primera página del mismo, en la que siempre está impresa la foto e identidad de su dueño, pero sí de la página cubierta y de una página interior en la que se puede observar con bastante claridad el troquelado con el número de pasaporte, lo que permitiría a las Fuerzas de Seguridad españolas identificar al propietario del mismo.
Precisamente, en una de esas páginas interiores de las que sí hay imágenes, se pueden ver los sellos de los visados de entrada y salida a dos países a los que habría viajado durante durante el mes de diciembre de 2009. Son reconocibles los sellos de Emiratos Árabes Unidos, país al que entró el día 1 y salió el 17. Durante ese periodo, entre los días 14 y 16 fue a un segundo país cuyo del visado se encuentra escrito únicamente en letras árabes.
Junto al pasaporte español, los miembros del 309 batallón de Infantería también encontraron diversa documentación, entre ella, un documento de varias páginas que en su cabecera lleva el anagrama de Estado Islámico y que, según las traducciones de periodistas freelance occidentales que realizan su trabajo en Libia, se trataría de un manual del grupo terrorista explicando cómo se debe llevar a cabo la denominada yihad sexual.
