El SNP (Partido Nacional Escocés por sus siglas en inglés) ha sido uno de los grandes derrotados de las elecciones británicas: ha perdido 21 de los 56 escaños que tenían hasta el momento y cerca de medio millón de votos: rozó el millón y medio hace dos años y ahora no ha conseguido llegar a un millón.
El descalabro supone un serio varapalo para la líder independentista, Nicola Sturgeon, y aleja la posibilidad de que se celebre un nuevo referéndum para la independencia de Escocia, que se había reavivado después del Brexit y que la propia Sturgeon había ya pedido en alguna ocasión. No obstante, la propia Sturgeon se ha apresurado a calificar el resultado como "un desastre" para la primera ministra Theresa May.
Los 21 escaños que han perdido los nacionalistas escoceses se han repartido prácticamente por igual entre laboristas, que han logrado once, y los conservadores que han obtenido diez.