Aunque la prensa española e internacional suele prestar mucha más atención a los muertos palestinos –en muchas ocasiones a partir de las cifras absolutamente falsas que ofrece Hamas-, la última ola de terrorismo en Israel ha hecho ya pagar un alto precio en vidas de sus ciudadanos al Estado judío: ocho muertos en un mes y tres días, a los que hay que añadir 75 heridos de diversa consideración, algunos graves.
La primera víctima mortal fue un civil que fue asesinado en un atentado el 14 de septiembre, en el que también hubo un par de heridos. El formato del ataque fue bastante simple y no es una fórmula novedosa: lanzar grandes piedras a un coche en circulación para que tenga un accidente. De hecho, sólo tres días después otro atentado con este formato dejó a otro civil herido.
El primer apuñalamiento de esta "Intifada de los cuchillos", como han dado en llamarla los órganos de propaganda palestina, se produjo el 22 de septiembre, pero el resultado fue el contrario al buscado: la víctima –un soldado- no resultó herida de gravedad y el atacante fue detenido.
Sin embargo, el siguiente atentando -el 1 de octubre- fue con un método que no está caracterizando esta oleada terrorista: el tiroteo de toda una familia que iba en coche y en el que fueron asesinados, delante de sus hijos, el padre y la madre.
Sólo un par de días después, el 3 de octubre, un terrorista apuñalaba a cuatro personas –entre ellos un bebé- en Jerusalén. Dos resultaban asesinados: el padre del bebé y un militar en la reserva. El terrorista también moría cuando las fuerzas de seguridad israelíes lo abatían mientras intentaba matar a más personas.
Hasta cinco atentados al día
A partir del 7 de octubre los atentados se multiplican –como también lo hacen los disturbios en diferentes zonas de Israel, de Cisjordania y junto a la frontera con Gaza-. Ese mismo día hay cinco en los que son heridos cuatro israelíes. Al igual que al día siguiente, en el que ocho israelíes resultaron heridos –siete de ellos civiles- en otros cinco atentados, siendo el peor uno en Tel Aviv que causó cinco heridos. Tres de los cuatro terroristas eran abatidos por las fuerzas de seguridad mientras cometían sus atentados.
Los siguientes dos días también resultaron dramáticos, con cinco atentados en cada uno de ellos que causaban 11 heridos el nueve de octubre y 8 el diez. Otros cuatro atentados se produjeron el día 11 –con otros siete heridos- y el 12, que fue el día en el que se produjo el atentado perpetrado por dos adolescentes que apuñalaron a un chico de 13 años y a otro civil. Uno de los terroristas, Ahmed Manasra, fue herido y sirvió para que la ANP acusase a Israel de haberlo "ejecutado a sangre fría", lo que pocos días después se descubrió como una nueva mentira.
Aún más trágico fue el día 13, en el que fueron asesinados tres civiles y se produjeron otros cinco atentados, uno de ellos el atropello y apuñalamiento en Jerusalén, cuyas escalofriantes imágenes han dado la vuelta al mundo.
Ese día fue, quizá, el peor de la oleada terrorista por ahora. En los tres siguientes "sólo" se producían tres nuevos heridos, si bien el día 16 una turba de palestinos incendiaba la tumba del Patriarca José. Además, el 17 de octubre se volvían a registrar cinco nuevos atentados en los que, afortunadamente, no había que lamentar víctimas mortales.
No hubo tanta suerte este domingo pasado: un sangriento atentando en una estación de autobuses de Beer Sheeva, al sur del país, le costaba la vida a un soldado y dejaba heridos a otros cuatro militares y siete civiles.
En total, desde que ha empezado esta ola de atentados terroristas se han producido, según las cifras que han recopilado las Fuerzas de Defensa de Israel, 34 apuñalamientos, cuatro tiroteos y tres atropellos.