Los terroristas de Estado Islámico continúan buscando nuevas capacidades para atacar a sus enemigos y, según han confirmado en las últimas horas los Gobiernos de Estados Unidos y Francia, parece que ya han encontrado un nuevo método. Se trata de utilizar drones de reducido tamaño, del mismo tipo que los que compran en el mercado millares de ciudadanos de todas las partes del planeta, y cargarlos con explosivos.
Hace unas semanas, los pershmerga (tropas kurdas de Irak) derribaron una de estas pequeñas aeronaves en las cercanías de Mosul, la capital iraquí del califato del terror. Cuando fueron a inspeccionarla, se activó una carga explosiva causando la muerte de dos pershmerga. Las autoridades francesas han confirmado que en ese mismo incidente fueron heridos dos de los militares que tienen desplegados en el país.
El coronel John Dorrian, portavoz de la misión estadounidense contra el EI en Irak y Siria, dijo que el Pentágono vigila muy de cerca la creación de armamento improvisado por parte de los terroristas, que ya habían utilizado drones o cuadricópteros para grabar y vigilar el frente enemigo, pero que según confirmó es la primera vez que han utilizado estos aparatos para atacar a los fuerzas que luchan contra Estado Islámico.
"Las implicaciones en este caso indican que no hay una amenaza existencial (a las tropas estadounidenses o aliados) y no tiene una importancia militar como para detener lo que estamos haciendo (cerca de Mosul)", explicó Dorrian. Así, explicó que la coalición internacional está centrada en bombardear "posiciones de combate" y acabar con líderes yihadistas para despejar el camino de las tropas de tierra locales, asistidas desde la retaguardia por militares estadounidenses.
Esta nueva arma improvisada es otro tipo de táctica utilizada por el Estado Islámico al tiempo que continúan los avances de peshmerga y del Ejército iraquí sobre Mosul, una batalla que parece inminente en la segunda ciudad iraquí y el principal bastión de los yihadistas en Irak. El portavoz del Pentágono indicó que esperan una batalla de "guerrilla urbana" con túneles, explosivos improvisados y el uso de civiles como escudos humanos, algo que podría complicar y alargar la toma de la ciudad.
A la larga, el militar confía en que el Estado Islámico se vea obligado a retirarse de sus principales plazas en Irak y Siria, quedando reducido a un grupo terrorista, condenado a la clandestinidad y a no tener territorio o un papel de fuerza de gobierno.