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Boox, un lector electrónico con el que además de leer se disfruta

Una de las dificultades de un artículo tecnológico es conseguir una experiencia de uso satisfactoria, lograrlo puede ser el camino a un gran éxito como el del iPhone de Apple y, obviamente en otro nivel, es algo que pese a alguna carencia tiene el Boox, un lector electrónico que marca diferencias.

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Ya desde antes de tenerlo en las manos el Boox resultaba un lector electrónico más ambicioso de lo que estamos acostumbrados en el mercado español, o al menos eso es lo que nos decía la incorporación de dos cualidades no demasiado habituales: la conexión inalámbrica a internet a través de wifi y la pantalla táctil.

Y una vez que podemos usarlo efectivamente responde al menos a buena parte de esas expectativas y resulta un lector de libros electrónicos en el que se percibe ese punto extra de calidad que lo hace no sólo funcional sino bastante más atractivo, esa experiencia de uso que, como hemos comentado, marca en ocasiones la diferencia.

Aspecto exterior

También el diseño del Boox es algo más cuidado de lo que solemos encontrar: su pantalla táctil permite que los menús se resuelvan en la propia pantalla, por lo que el resto del dispositivo se beneficia con un diseño limpio, sencillo y atractivo, que como tantas otras cosas recuerda vagamente al de un iPod, sobre todo gracias a su único mando redondo en la parte frontal inferior.

Las formas ligeramente redondeadas y el color blanco también contribuyen a lograr un aspecto armonioso y elegante; en definitiva, sin que vaya a pasar a la historia del diseño, el Boox es bonito y llama positivamente la atención.

En cualquier caso, lo mejor o al menos lo que más nos ha gustado es la sensación de solidez y de buena construcción que transmite al tacto. Buenos materiales que se alejan del plástico ligero cada vez más habitual en el mundo de la electrónica y que, aunque hacen que paguemos un pequeño peaje en peso, pensamos que valen la pena y que también ayudan a que la sensación al tocarlo y al usarlo sea más placentera.

Pantalla, lectura y batería

Las pantallas táctiles han sido una experiencia no muy positiva para algunos modelos de lectores electrónicos, incluso de marcas prestigiosas, así que el primer test que tenía que superar el Boox era comprobar si esa cualidad acababa convirtiéndose en un hándicap.

Nada más lejos de la realidad: la pantalla tiene una lectura y un contraste excelentes, su refresco es también muy bueno y, en suma, hace de la lectura una tarea de lo más agradable, sin desmerecer lo más mínimo de cualquier otro dispositivo que hayamos usado y, si me apuran, superando a muchos.

La batería es, en cambio, uno de los handicaps del dispositivo, ya que al menos durante las pruebas a las que lo hemos sometido, ha demostrado tener menos capacidad que la de otros dispositivos similares. El tema tampoco es dramático y, desde luego, no hay que cargarla tras cada uso (de hecho, debería permitirnos leer cualquier libro), sin embargo sí que recomendamos tenerlo en cuenta y, sobre todo, recordar que es mejor apagarlo completamente (al fin y al cabo tampoco cuesta tanto arrancarlo) que no dejarlo en una función de reposo que mucho nos tememos que mina la capacidad de la batería.

Manejo: herramientas y… ¡Por fin unos menús intuitivos

Uno de los detalles más notables del Boox es el planteamiento de sus menús, que se aprovechan de la pantalla táctil (hay que usarlos con un puntero stylus) y la verdad es que resultan muy sencillos, útiles e intuitivos.

Con lo que nos ha parecido un criterio muy acertado, los menús se diferencian según la actividad que estemos haciendo o que queramos hacer, en cualquier caso, esa diferenciación se ha planteado de una forma útil y práctica, por lo que en cada ocasión encontraremos lo que necesitemos sin necesidad de demasiados pasos.

Además, el Boox nos ofrece todas las herramientas que en algún momento podamos necesitar: búsqueda de página, distintos tamaños de letra, cambio en la orientación de la pantalla…

Y, por supuesto, destaca como herramienta una de las grandes ventajas que nos ofrece la pantalla táctil: la posibilidad de subrayar los textos que estemos leyendo y de dejar notas, que en cuanto nos acostumbremos al uso del stilus será de lo más sencillo, si bien es cierto que esta función podría mejorarse (por ejemplo, permitiendo que se nos dejase exportar las notas en un formato más útil que el bmp) también lo es que los apuntes que hacemos en un libro de papel tampoco se pueden “exportar” de muchas maneras.

Otra de las novedades del dispositivo (al menos respecto a lo que ofrece la mayoría de los del mercado español) es la conexión por wifi, que a día de hoy se queda en una navegación algo lenta, pero desde luego completamente usable. No obstante, acostumbrados como estamos a los ordenadores será una navegación que usemos poco.

No tiene el Boox, al menos de momento, algo que sí podría darle mucho sentido a esa capacidad de navegación: un lector de RSS que daría al dispositivo, tal y como está, sin modificación alguna de hardware, una nueva y sin duda muy interesante utilidad en la que los responsables de Wolder deberían pensar de cara a próximas versiones del firmware del dispositivo.

Conclusión

Probablemente el Boox de Wolder no es el lector de libros electrónicos ideal, pero sí está más cerca de él que la mayoría de dispositivos del mercado. Por supuesto, esto supone un coste algo más elevado (alrededor de 400 € frente a muchos modelos que están en 300 o incluso en algo menos) y ese sobreprecio, que responde a buen seguro a un dispositivo de mayor calidad, estará justificado para algunos usuarios mientras que quizá para otros no lo esté tanto.

El hecho es que si ustedes quieren apostar por la calidad ésta es una excelente opción, los que estén acostumbrados a hacerlo ya saben que eso se paga, pero también saben que luego se disfruta y esto no lo duden: con el Boox disfrutarán.

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