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Demandan a Amazon por borrar 1984 del Kindle de un estudiante

Un joven estadounidense ha presentado una demanda contra Amazon por eliminar el libro 1984, de George Orwell, de los dispositivos Kindle y haber hecho inutilizables los apuntes que había tomado para un trabajo académico. (Volver)

Switch dijo el día 4 de Agosto de 2009 a las 11:32:56:

Yo tengo un lector de libros, pero vamos, puedo usar cualquier libro bajado de internet sin pasar por caja.

Que Amazon haya hecho esto, sienta un grave precedente, y lo curioso es que ha sido con los libros 1984 y Rebelion en la Granja.

Cualquie dijo el día 3 de Agosto de 2009 a las 19:42:54:

Todo lo que sea ahorrar ojos va a hacer falta, os lo digo to... no... uo... espera, adónde está la "i" griega; ah, aquí.
Os lo digo yo.

punt dijo el día 3 de Agosto de 2009 a las 17:42:59:

Sigo opinando que el libro electrónico es un artilugio con un gran futuro potencial. Desde luego no para leer un libro o dos, sino para poder llevar una gran bibliografía sin el perjuicio del tamaño que ocupa una gran cantidad de libros en papel.

El problema es que las editoriales no entienden que el cliente esté "comprando" un libro electrónico, sino que sólo lo está "alquilando", lo que es muy distinto. Las editoriales pretenden seguir siendo propietarias del material vendido y, por ende, seguir pudiendo actuar sobre dicho material.

Si una persona compra un libro de papel, puede hacer cualquier cosa que se le antoje con ese libro (con una serie de limitaciones establecidas por la LPI): puede leerlo, guardarlo, escribir en él, quemarlo, venderlo, regalarlo, arrancar las páginas para envolver pescado o para secar flores entre ellas, usarlo para levantar el asiento del niño... y, si lo hace sin ánimo de lucro, copiarlo.

De hecho, también puede copiarlo con ánimo de lucro, ya que el soporte no se lo impide. Otra cosa es que en ese caso la Ley deba actuar contra él, pero el libro vendido en papel está a su ENTERA disposición porque lo ha COMPRADO.

Con el DRM de los libros electrónicos (y videos, música, etc), las editoriales se arrogan el derecho a cercenar nuestra libertad: puedes leer el libro o escribir en él (agregar notas) siempre que a la editorial le dé por no prohibírtelo, como ha sucedido con Amazon. Ese libro no puede ser vendido, no puede ser regalado (salvo que regales el lector con el libro dentro), no puede ser copiado, tengas o no ánimo de lucro... (obvia decir que un libro electrónico no es indicado para envolver pescados, secar flores entre sus páginas ni sentar al niño en él -en cuyo caso no lo sentarías en "el libro" sino en "el lector de libros"-). Por ejemplo, una persona no puede dejar en herencia una parte de su biblioteca electrónica a un hijo y otra parte a otro, porque sólo hay un lector.

Es decir, el cliente no COMPRA el libro (adquisición), sino que lo ALQUILA (cesión de uso), lo cual deja al cliente en una situación de indefensión, con una espada de Damocles permanentemente sobre su biblioteca.

Al final, la mayoría de clientes acabará optando por el dispositivo lector que funcione con libros "abiertos", sin DRM, que adquirirá en las editoriales que no se arroguen el control sobre esos libros una vez vendidos (por ejemplo, en PDF sin restricciones, o sólo con restricción de impresión).

Como mucho, puedo entender que una editorial proteja su negocio haciendo que sus libros electrónicos se vendan de una forma que requieran una "activación", de forma que la editorial pueda asegurarse en cierto modo de que de su producto no se distribuyan multitud de copias, pero eso únicamente si ahí termina todo: si la editorial se compromete a "activar" los libros adquiridos, pero que no pueda "desactivar" un libro ya activado.

Sea como sea, los proteccionismos que atacan a la clientela siempre terminan con la clientela emigrando a sitios más libres. Sólo queda ver cuánto tardan las empresas en entender esto tan sencillo.

Un saludo.

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