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"Es increíble, pero hay editores que todavía no tienen versiones digitales de sus libros"

Hay empresas españolas que llevan años en el mercado del libro electrónico y ofrecen decenas de miles de títulos. E-Libro puede presumir de ambas cosas y de su implantación en un sector, el del libro académico y de investigación, con menos atención mediática que otros, pero que ya genera beneficios.

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Hay empresas españolas que llevan años en el mercado del libro electrónico y ofrecen decenas de miles de títulos. E-Libro puede presumir de ambas cosas y de su implantación en un sector, el del libro académico y de investigación, con menos atención mediática que otros, pero que ya genera beneficios.

Para conocer esta interesante compañía y esa parte menos mediática pero más desarrollada del mundo del libro electrónico hablamos con Victoire Chevalier, francesa como indica su muy francés apellido, pero que ya lleva 19 años en España, ocho de ellos trabajando con e-Libro, de la que es Directora en nuestro país.

Victoire nos cuenta que su empresa nació ya en 1998 como una plataforma de venta de libros electrónicos, pero que se centró en el ámbito académico a partir del 2000, gracias a su asociación con Ebrary, una empresa norteamericana que ha creado una de las mejores plataformas para ofrecer a las bibliotecas el acceso a fondos editoriales, "sobre todo de contenido científico y técnico".

Actualmente, en eLibro distribuyen esta plataforma "en España y en todos los países de habla hispana" y, además, han desarrollado "nuestra propia colección de libros" llegando a acuerdos con numerosas editoriales, lo que les permite ofrecer un catálogo de nada más y nada menos que 35.000 títulos a bibliotecas universitarias y de centros de investigación, que son sus principales clientes: "Tenemos ya entre nuestros clientes más de 350 de España y América Latina".

El siguiente paso, por supuesto, es usar esas mismas herramientas ya exitosas para otros ámbitos de negocio: "Hemos lanzado una colección enfocada a la enseñanza secundaria dirigida a institutos o colegios, y que está funcionando muy bien en América Latina"

Un trabajo de muchos años

La larga experiencia de e-Libro es muy poco habitual en el sector y ese trabajo de muchos años es lo que les ha permitido que estemos hablando de la única plataforma que ofrece 35.000 libros en español (para hacernos una idea de lo que esta cifra supone hay que recordar que el lanzamiento de Libranda, la plataforma de las grandes editoriales, se hará con unos 2.000 títulos), pero no ha sido fácil, tal y como nos cuenta Victoire: "En 2002, 2003 ó 2004 llamaba a las editoriales y no me recibían o lo hacía el último becario, alguien que no tenía ningún poder de decisión para que me quedase claro que no estaban interesados".

Afortunadamente, el tema ha cambiado: "A partir del 2008 empezaron a ser menos reticentes y, sobre todo, desde el 2009, cuando el libro electrónico se ha convertido en el tema de moda gracias a la irrupción de los lectores electrónicos". Ahora, "no sólo nos reciben sino que incluso son los editores los que nos llaman".

Del mismo modo, también ha cambiado la estrategia con la que las empresas editoriales se inician en el mundo del libro electrónico: "Cada editor puede autorizarnos una o varias modalidades de distribución que antes firmaban con cuentagotas y ahora suelen aceptar en bloque".

Un mercado por el buen camino pero...

Desde su experiencia en e-Libro valoran el momento del mercado como muy interesante: "Hay muchas expectativas y se está generando mucho ruido mediático", un ruido que Victoire Chevalier atribuye sobre todo a la llegada de los lectores electrónicos, pero se muestra un tanto escéptica respecto a ellos: "Habrá que ver a medio plazo la acogida que tienen por parte del público, obviamente representan una serie de ventajas, pero también tienen limitaciones", dice, "sigue haciendo falta que el mercado madure en aspectos como formatos, conexión a internet, prestaciones, usabilidad...."

Dentro de estos cambios en el mercado lo que sí valora como muy positivo es el lanzamiento de Libranda: "Es muy positivo porque hacía falta que unas editoriales así de potentes se uniesen y se lanzasen al mundo del libro electrónico", nos dice. Además, valora muy positivamente algunos aspectos de la iniciativa: "Creo que son muy inteligentes al lanzarla sin saltarse ninguno de los eslabones de la cadena de valor" y, sobre todo y como no podría ser de otro modo, valora que "estén abiertos a todas las librerías".

Sin embargo, la opinión de Chevalier es menos benévola con otras editoriales del sector: "Es cierto que en España, y si lo comparamos con nuestra experiencia con los editores anglosajones, hay muchos no se han planteando hasta ahora su distribución digital", nos dice, "entre otras razones porque el tema de los dispositivos de lectura ha desatado un cierto pánico".

Sin embargo, la preparación para algo que ya se veía venir no ha sido demasiado buena, al menos en algunos casos: "Hay editores que todavía no tienen contemplados en sus contratos con los autores los derechos de distribución digital y que, por otra parte, ni tan siquiera tienen disponibles los archivos digitales de sus obras", nos dice Chevalier, "y no te hablo de una ni dos ni tres, sino de muchas editoriales".

¿Por qué este retraso? Hay varias razones: "Por una parte no quisieron creer que la distribución digital iba a adquirir tanta importancia y, por otra, les daba miedo, lo desconocido siempre da miedo y si además se tiene en mente lo que pasó con la industria discográfica da aun más miedo". Además, apunta Chevalier, "tampoco los modelos de distribución digital eran muy claros, y hace 4 ó 5 años nadie podía pensar que los dispositivos de lectura iban a generar tanto ruido".

Pero incluso en un ámbito en el que el libro digital está más desarrollado como el académico hay importantes carencias: "Llevamos diez años visitando editores y bibliotecarios, sectores que se necesitan mutuamente y en los que, sin embargo, hay un importante desconocimiento mutuo de necesidades y expectativas respecto al libro digital".

El espinoso asunto del DRM

Con o sin DRM y en el primer caso con qué DRM es una de las preguntas claves alrededor del mundo del libro electrónico. Para Victoire Chevalier esta reflexión debe partir "de lo que ha pasado con la música". Y a partir de ahí "hay dos posiciones que se están perfilando: hacer las cosas en abierto, quizás a través de licencias tipo copyleft y suprimiendo el DRM, pues como dice Enrique Dans es imposible ponerle puertas al campo".

Y una segunda más tradicional "que pretende compatibilizar ofrecer un uso bastante libre y flexible al usuario final y la protección del editor, que al fin y al cabo es el productor del contenido. Este es el modelo, yo creo, por el que ha optado Libranda". Obviamente, está opción va a marcar el desarrollo del mercado al menos a corto y medio plazo.

El caso de e-Libro es muy distinto, ya que es un producto destinado a usos muy específicos: "El usuario puede leer un libro en nuestra plataforma tantas veces como quiera, pero las copias y las impresiones son limitadas: 40 páginas por sesión, aunque un usuario puede cerrar una sesión y abrir otra y volver a imprimir sin problemas".

Mientras tanto, el sistema de retribución a los editores de e-Libro es tan complejo como interesante: "Pagamos a los editores tanto por las consultas a cada página de sus libros como por las impresiones, pero los pagos son también proporcionales a los ingresos en cada trimestre, con lo que garantizamos nuestra pervivencia en el tiempo y que siempre podremos seguir pagando a editores y autores".

Obviamente, este sistema también consigue premiar al contenido de más calidad o, al menos de más éxito: "Cuantas más consultas y títulos tenga una editorial en nuestra plataforma más ingresos va a percibir".

Como vemos, hay otros mundos dentro del libro electrónico que nos muestran como leer libros en una pantalla, ya sea de ordenador o de cualquier otro dispositivo, no es una moda pasajera sino algo que ha llegado, y hace más de lo que a veces pensamos, para quedarse.

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