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La palabra "Internet" nació en Argentina como una marca de lencería


"Internet" es quizás una de las palabras de uso más común en todo el mundo, y se identifica de forma automática con una red mundial de ordenadores. Sin embargo, y posiblemente sin que quienes acuñaron el término lo supieran, ya fue utilizada en los años 50 con un significado muy diferente, era una marca argentina de lencería femenina.

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En abril de 1953, el argentino Ernesto Rigoni registró la marca comercial "Internet", con la que se comercializaron productos de la empresa de lencería Internet SRL creada por él y sus hermanos Zulema, Amelia y Rodolfo, según ha publicado el periódico de su país La Nación. Sin embargo, la familia no mantiene ningún derecho sobre el término, puesto que el registro sólo se renovó en una ocasión, diez años después. Cuando la palabra volvió a circular, con un sentido totalmente diferente, ninguno de los fundadores de la compañía vivía, puesto que el último de ellos en morir (Rodolfo) lo hizo en 1987, pocos años antes de que empezara a funcionar el primer ISP en EEUU.

Aquella Internet no sólo no tenía nada que ver con la informática, tampoco hacía referencia a ninguna red. Patricia, nieta de uno de los fundadores de la compañía, supone que "inter" hace referencia a "interior" y que "net" podría hacer referencia a Ernesto, a quien se atribuye la invención del nombre. De una cosa se muestra segura: "Sin duda, por red no era, porque ninguno de ellos hablaba ni una palabra de inglés". Internet SRL tuvo una época de expansión y llegó a vender sus productos por toda Argentina, pero su situación económica cambió hasta que cerró durante la época del Gobierno militar de Jorge Rafael Videla (1976-1981).

Ciriaco Melo, de 61 años y que trabajó en Internet SRL de los 13 a los 28 años, recuerda que la compañía fabricaba "básicamente bombachas –bragas–, que se destacaban porque tenían portaligas. También se incursionó en fajas, biquinis y corpiños, que competían con los productos brasileños y realmente eran mejores". Su funcionamiento estaba lejos de la aplicación de productos tecnológicos. Melo declaró a La Nación: "Comprábamos la fibra, que se cortaba en el subsuelo, y luego se llevaba a costureras particulares."

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