Parece ser que en España si te roban dos quilos de naranjas un policía perseguirá al ladrón, al menos eso dice el señor Muñoz Molina. Pues en España, con estos gobiernos, si te violan repetidas veces, te atropellan deliberadamente también repetidas veces y finalmente te queman viva no hay ese policía. Quizás esté persiguiendo a ladrones de naranjas.
Sr. Muñoz Molina: Tírese Vd de la moto, nos sobran los progres culturetas, incluso los que, como Vd. tienen una muy apreciable calidad artística, si se dedican a promover el gobierno de inútiles perniciosos de cejas circunflejas.
montsean,
Me ha encantado su aportación.
La falta de rigor intelectual de quien mezcla lo que se paga con los impuestos, que son eso; impuestos, y lo que se paga ciuando libtremente compras algo, es en la que se basan las teorías colectivistas que han demoetrado su ineficacia e injusticia.
El relamido estilista Muñoz Molina, promocionado, entre otros agudos críticos por Carmen Romero, se merece esta coplilla:
Molina se descamina
cuando quiere ser agudo;
pues verá, si se examina
de acuerdo con su doctrina
que él también está desnudo.
No todo el trabajo es valioso, de la misma paradójica forma que no todo el trabajo se paga como vale.
La Justicia, señor Muñoz Molina, no la determinan las leyes. Demostración: hay leyes injustas, imprecisas e incompletas.
Es una cuestión de fe, pero en este momento de mi vida pienso que, con respecto a asuntos comerciales (y cualquier trabajo es comercio de una u otra clase), solamente el libre mercado puede aproximarse algo a ese ideal de Justicia que todos tenemos y nadie acierta a expresar con palabras.
Y, en realidad, nada es gratis. Todo cuesta algo. Otra historia es que parezca gratis, que no cuesta nada. Pero las apariencias, a veces, engañan.
Siguiendo con las naranjas: ¿sería justo pagarle un canon a Zumosol por comprar un exprimidor?...pues pagamos un canon por guardar las fotos de la abuela en un Cd...Los mismos derechos tiene Zumosol sobre las naranjas que yo compro que Teddy sobre las fotos de la abuela.
Antonio Muñoz Molina (que nunca fue ministro, Rosaigna, porque lo confundes con Cesar Antonio Molina) aunque progre, merecía mis respetos porque era, dentro de la progresía, una voz sensata. Sin embargo en su artículo (o, por lo menos, en la parte reseñada por Libertad Digital) se resbala bastante y los argumentos del también progre Rodríguez Ibarra, a los que da la vuelta para caricaturizarlo, pueden ser también empleados contra el insigne Académico. Veamos:
1.- cuando yo compro naranjas, el precio que pago incluye también las cáscaras y semillas porque son parte indisoluble de la naranja (salvo que la compre en zumo); lo mismo pasaba antes, en que la única forma de adquirir una canción era llevarte el disco entero porque la técnica de entonces no permitía la comercialización de canciones sueltas. Como ahora la técnica sí lo permite, el pretender que yo compre el disco entero es un abuso y por eso yo compro, adquiero, o acepto el regalo de quien me permite bajar de Internet sólo la canción que me interesa. Si mañana los progresos técnicos en agricultura o su comercialización permiten adquirir sólo la carne o el zumo de la naranja, adquiriré sólo eso de quien así me lo venda: y si otro comerciante o agricultor pretende seguir vendiéndome la naranja con cáscara y semillas, seguramente se arruinará porque nadie está facultado para obligarme a comprárselo a él.
2.- El Sr. Rodríguez Ibarra, como cualquier otro trabajador, funcionario o no, percibe su sueldo, grande o chico, por las horas de trabajo, sea de ministro o de peón; las demás horas no las cobra ni el Sr. Rodríguez Ibarra ni nadie, incluido el Sr. Muñoz Molina, por lo que no tiene por qué descontarlas de su gran o pequeña retribución.
3.- El montante de la pensión de los Altos Cargos jubilados a mí también me parece injusto y abusivo, pero nada tiene que ver con la cuestión, lo mismo que el destino que el Estado da a los impuestos.
4.- Y, por supuesto, la policía está para perseguir a quien le robe las naranjas al Sr. Rodríguez Ibarra, pero no para perseguir a quien haya conseguido comprar las naranjas sin cáscara ni semillas, prohibiéndole comprarlas sin ellas y obligándole luego a pagarle a otro vendedor distinto y que no ha querido molestarse el pelar sus naranjas, las cáscaras y semillas que otro vendedor más listo o que usa tecnología más avanzada ha eliminado de las naranjas que vende.
Mis respetos al Sr. Muñoz Molina, pero hoy no ha estado muy fino.
¡Ay, Molina! El dinero ni tocarlo, no sabía que pertenecías a esa élite intelectual de izquierdas que se inspira en la Esteban: ¡Por dinero, mato, matooooooooooooooooooooo!
Antonio Muñoz Molina no ha sido ministro, que yo sepa.
Otra cosa es que haya recibido subvenciones como escritor, que no tengo ni idea.
Respecto a la polémica, supongo que el consumidor tendrá algo que decir respecto, no? Y si alguien ofrece canciones como unidad de compra en vez de discos completos y esto es preferible para un consumidor, por qué no ofrecerlo? Parece básico.
O no. Quizá dadas las costumbres de nuestra casta política de decirnos qué debemos y no debemos hacer, decir, pensar, comprar, comer, etc., mejor obligar por ley a un lector que quiera comprar un libro a adquirir toda la obra literaria de un autor.
Lo que dice Muñoz Molina respecto al mantenimiento forzoso de la casta política es cierto. Lo que no entiendo es qué tiene que ver eso con que la venta de un producto se adecue a lo que prefiere el comprador....
Ni Ibarra ni Muñoz Molina tienen razón. A fin de cuentas se trata de una discusión entre socialistas en la que ellos creen que pueden saber lo que es o no valioso para la comunidad. Totalmente en desacuerdo con M.M., los derechos de autor no son comparables a la Justicia, por ejemplo, que aunque servicio público, es un poder del Estado. Tampoco son comparables a las naranjas. Lo fácil es que el mercado regule esos precios y lo que hay que pagar. O qué pasa, a todo el mundo hay que subvencionarle? Claro que dicho esto, seguro que pongo de acuerdo tanto al uno como al otro. No! el mercado no!