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Watson machaca a sus contrincantes humanos el segundo día de concurso

El superordenador se embolsa 35.734 dólares frente a los 10.400 y 4.800 de Brad Rutter y Ken Jennings.

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El superordenador se embolsa 35.734 dólares frente a los 10.400 y 4.800 de Brad Rutter y Ken Jennings.

El segundo asalto del duelo entre el hombre y la máquina ha terminado con un gran resultado para el superordenador de IBM, llamado Watson en honor del presidente que convirtió en un gigante a la empresa, Thomas J. Watson. Cometió sólo tres errores, uno de ellos en la pregunta final, rompiendo el empate que mantenía con uno de sus contrincantes, Brad Rutter.

El concurso Jeopardy funciona de este modo: el presentador Alex Trebek dice una frase que es la respuesta a una pregunta, y los concursantes deben apretar lo más rápido posible el botón cuando termine, ofreciendo la pregunta que la frase contestaba. El error que cometió Watson fue contestar a la frase "Su aeropuerto más grande fue bautizado en honor a un héroe de la Segunda Guerra Mundial; el segundo más grande, en honor a una batalla de la Segunda Guerra Mundial" con "¿Qué es Toronto?". Sus dos contrincantes humanos respondieron, correctamente, "¿Qué es Chicago?".

Sin embargo, incluso dentro del error, Watson demostró su inteligencia. Al no estar demasiado seguro de su respuesta, apostó muy poco dinero, de modo que sus adversarios pudieron recuperar muy poco terreno, pese a apostar todo lo que tenían a que darían la respuesta correcta. "Es como Terminator", ha asegurado Jennings en una entrevista después del programa.

La noche del miércoles terminará esta lucha entre humanos y el superordenador, que ha sido desarrollado por 25 investigadores de IBM durante los últimos cuatro años, colaborando con ocho universidades. Es capaz no sólo de buscar en la información albergada en su memoria para responder a las preguntas, sino sobre todo de interpretar en tiempo real lo que se le dice. Ese es el principal reto de este proyecto, y donde en ocasiones la máquina ha mostrado sus carencias.

Watson está compuesto por 90 servidores alojados en un centro de investigación en Nueva York. Naturalmente, como buen elemento publicitario que es para IBM, ha sido vestido para la ocasión, alojando las máquinas que lo forman en unos armarios o racks de colores azul y negro adecuadamente iluminados. Hay que recordar que desde hace muchos años, el gigante azul se ha preocupado por el diseño de sus máquinas de demostración, desde que el Harvard Mark I fuera embellecido por Norman Bel Geddes, dándole un atractivo aspecto de acero inoxidable y cristal que cautivó a la prensa.

El reto, aunque no lo parezca, es mucho más complicado que la victoria de Deep Blue sobre Kasparov en 1997. El ajedrez tiene una lógica precisa, que se puede expresar perfectamente en términos matemáticos. No es lo mismo que lograr que una máquina entienda el lenguaje natural e interprete dobles sentidos y juegos de palabras. De hecho, ese es el gran obstáculo que se han encontrado los investigadores para lograr una máquina que supere el test de Turing, propuesto por el genio británico en 1951 para dictaminar cuándo un ordenador se convierte en un ser inteligente. Para el inglés, no había diferencia real entre ser inteligente y parecerlo, de modo que si poníamos a una persona a conversar a través de un terminal con otra persona y un ordenador, éste sería considerado inteligente si no había manera de saber quién era quién.

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