Cabo San Vicente, el 'finisterre' portugués
El último punto de Portugal en el océano Atlántico, un lugar muy especial y un paisaje inolvidable.
Calas deliciosas
En las cercanías del cabo algunas pequeñas calas se abren al mar formando rincones idílicos
Belleza desolada
Azotada por fuertes y frecuentes vientos la zona cercana al cabo San Vicente ofrece un aspecto desolado, pero con una belleza peculiar y llamativa
En el último extremo de Portugal
El Cabo de San Vicente es la punta más al suroeste de Portugal y la que más parece internarse en el Océano Atlántico
Frente al mar
El faro está en, como corresponde, en la última punta de roca, frente a la inmensidad del mar abierto
El faro
El faro del Cabo de San Vicente fue construido inicialmente a mediados del S XIX, aunque remodelado y ampliado a principios del XX. Una puerta de hierro pintado de fiero rojo guarda hoy en día la entrada al recinto
El fin del mundo
Ya el griego Estrabón hablaba del Cabo San Vicente y lo citaba diciendo que "no era el punto más occidental de Europa, sino de todo el mundo habitado"
De buena mañana
Tanto iluminado por la luz dura de la mañana...
Y al atardecer
Como por la más suave de la tarde, el cabo y su faro resultan un espectáculo natural
Impresionantes acantilados
Auténticas murallas de roca "defienden" la costa en el Cabo de San Vicente y muchos kilómetros más allá
Contemplando la puesta de sol
Cada tarde si las condiciones parecen ser buenas decenas de personas se reúnen en el Cabo de San Vicente para ver la puesta de sol sobre el Atlántico
Un momento romántico
Por supuesto, la puesta de sol ante la inmensidad del océano resulta un momento muy especial para las parejas
Entre amigos
Grupos de amigos también se sientan sobre las rocas y contemplan durante un buen rato el espectáculo
Juego de colores
El agua limpísima del cabo y la luz del sol nos ofrecen un espectacular y cambiante juego de colores
Un punto de reunión
En días de verano y en la zona cercana al faro pueden congregarse grupos bastante numerosos, sobre todo teniendo en cuenta que nos encontramos a varios kilómetros de la población más cercana
Lanchas
Pequeñas embarcaciones de pescadores bordean el cabo para volver a sus puertos con las últimas luces de la tarde
Buscando acomodo
Aunque las rocas puntiagudas no son desde luego muy cómodas, la belleza del espectáculo hace que valga la pena esforzarse por encontrar un acomodo y disfrutar
Un invitado más
Centenares de pájaros acuden también al Cabo San Vicente en el momento de la puesta de sol, aprovechando la última luz del día
Entre la bruma
El astro rey se esconde tras el océano y la bruma marina
Ruta marítima
Aunque en la foto sólo vemos una pequeña lancha, en días claros en el Cabo de San Vicente se puede ver el tráfico de barcos que salen o se dirigen al mediterráneo
Esperando a la noche
Incluso una vez acabado el espectáculo, cuando la mayoría de los espectadores vuelve a sus casa en una larga caravana, hay quién se queda esperando a la noche junto al faro y disfrutando de un lugar muy especial
También con espectadores
Aunque no congrega a tantas personas como el propio cabo, el atardecer desde la Fortaleza de Sagres siempre cuenta con espectadores
Desde Sagres
Desde la cercana Fortaleza de Sagres el faro del Cabo de San Vicente adquiere un protagonismo muy especial en la puesta de sol
Iluminando
El adios del sol coincide con la puesta en marcha de la potente luz del faro