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Pérez de Cuellar, optimista: "Al Perú ya no lo para nadie"

El ex secretario general de la ONU charló con Libertad Digital sobre la actualidad peruana. Cree que es el momento de ser optimista.

El ex secretario general de la ONU charló con Libertad Digital sobre la actualidad peruana. Cree que es el momento de ser optimista.

Como siempre comedido en sus palabras y con una lucidez que bien necesitarían los candidatos a la presidencia peruana, Javier Pérez de Cuellar recibió en su casa del barrio limeño de San Isidro a Libertad Digital para repasar la actualidad política del Perú, hoy centrada principalmente en el proceso electoral que trae de cabeza a buena parte de la población al verse en la obligación de elegir entre dos opciones extremas: Ollanta Humala y Keiko Fujimori.

Pese a unos 91 años que podrían pesarle más de la cuenta, el embajador Pérez de Cuellar nos recibe en el salón de su casa al que ha llegado sin ninguna clase de ayuda. Preguntado sobre un diagnóstico de la situación política en el Perú, este hombre al que el Perú rechazó como presidente en 1995 –"un candidato demasiado brillante" apuntaron algunos- , nos comenta irónicamente que hacerlo es difícil "para quien no es médico", aunque retoma su acostumbrada seriedad para recordar que no es muy sencillo hacerlo "para quien no es político profesional". Para darle cierta forma a su respuesta, retrocede 16 años para rememorar su candidatura a unas elecciones en las que fue segundo por detrás de un Alberto Fujimori que ganó en primera vuelta: "me convencieron de que interviniera en política y lo hice por mero patriotismo". Al final logró un 21,5% de los votos, una cifra que muchos en este país quisieran tener.

A partir de ese momento, Pérez de Cuellar tuvo claro cuál iba a ser su futuro: "Yo me retiré totalmente de la política desde entonces. Nunca había sido político, soy diplomático de carrera". Sin embargo, y tal vez empujado una vez más por ese patriotismo que ha sabido llevar a todos los rincones del mundo, volvió al primer plano mediático en el Perú tras la cobarde huida de Fujimori en el año 2000: "En esa época yo estaba en París y me invitó Valentín Paniagua como Primer Ministro. Lo hice durante nueve o diez meses y después fui nombrado embajador en Francia por decisión del nuevo gobierno de Alejandro Toledo".

Volviendo al terreno local, dice que ahora "me ha tocado ser testigo de una campaña electoral bastante penosa porque los candidatos han sido bastante agresivos los unos con los otros" y agrega que "como tengo 91 años no me meto en política, no intervengo ya más en política, tampoco tengo obligación de votar como usted sabe, de manera que simplemente veo como las cosas ocurren y lamento que no haya habido candidatos con mayor fuerza".

Los errores de algunos 

Días antes de la primera vuelta electoral y a través de un comunicado, Pérez de Cuellar invocó a sus compatriotas "a que actúen con la mayor sensatez y no voten por pensamientos e ideas retrógrados que tanto daño hicieron a nuestra patria, los cuales felizmente hemos superado con sacrificios y gran esfuerzo". Agregó además que los peruanos no pueden "copiar modelos populistas y estatistas que solo harán retroceder" a su país "trayendo más atraso y más miseria". "Salvemos a Perú y no permitamos que nuestro país retroceda hacia esquema de Gobierno ya superados", concluyó entonces el diplomático.

Ahora analiza con mayor tranquilidad los errores que pudieron cometer los candidatos autoproclamados "democráticos" que no pasaron a la segunda vuelta: Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kuczynski y Luis Castañeda Lossio. Cree que cometieron el error "de no conversar entre ellos. Han tenido la oportunidad de conversar para conseguir lo que hubiera sido una suerte de coalición moderada, ni de derecha ni de izquierda, pero que tuviera como objetivo la continuidad del desarrollo económico del país". "Yo creo que en eso los tres cometieron el error de no coordinarse", apunta. Además, reconoce que la aparición de Kuczynski -que había sido ministro de Toledo- ""desordenó un poco el juego".

Además, también toca un profundo problema en el Perú: "Tenemos una deficiencia estructural, no tenemos partidos políticos, el único partido político que tiene una duración de casi 100 años es el partido aprista. Si tuviéramos por ejemplo un partido conservador y un partido socialista, como es en EEUU, en Inglaterra, en Francia, en Alemania, etc, entonces las elecciones tendrían más orden". Ahora dice, "hay evidentemente un desorden, la gente no sabe por quién votar, los candidatos en realidad acaban proponiendo las mismas cosas, prácticamente lo quieren obligar al elector a votar por simpatía y no por convicción".

Se acerca la segunda vuelta

Finalmente, el Perú tendrá ahora que optar por dos opciones: la de Humala o la de Keiko Fujimori. La clave para ganar la segunda vuelta del 5 de junio se centra en quién logrará convencer a los indecisos.

El ex secretario general de la ONU cree que "los dos están caminando hacia posiciones más moderadas para ganar electorado, pero desgraciadamente los dos tienen una marca: se ha decidido que el señor Humala es la izquierda y hasta casi la extrema izquierda, y la señora Fujimori es la derecha, la derecha fujimorista lo que ya le quita valor. No es la derecha pura y simple, sino la derecha vinculada a un pasado político muy discutible por no decir muy condenable".

Además de eso, es muy realista: "El Perú ya no es el Perú de hace 30 años, es un país mucho más desarrollado, es más difícil hacer grandes transformaciones de tipo social o de tipo económico, yo creo que desde ese punto de vista yo tengo una cierta confianza, que sea el uno o el otro, no se van a producir grandes cambios, la gente no va a soportar que le vengan a cambiar totalmente de política".

Lo que reboza en la mirada y declaraciones de Pérez de Cuellar es su optimismo: "El país ha evolucionado bastante, ya no es fácil que retroceda, habrá quizá algunos retrocesos de tipo político, ideológico, pero no tengo temor". Agrega además que "hay razones para considerar que el país no se va a ir al abismo ni con uno ni con el otro, porque ambos van a verse obligados a mostrar una tolerancia mutua y la necesidad fuerte de un acuerdo". Por eso, apunta que "se ha avanzado mucho y esa va a ser nuestra defensa, cuando ellos se den con una realidad. Nuestra obsesión tiene que ser preservar el desarrollo del país, avances y no retrocesos".

Para acabar, nos dice: "usted dirá que soy demasiado optimista" y rápidamente se adelanta a la respuesta: "No es que sea optimista, soy realista. Mire cómo están cediendo las dos partes. ¿Con el ánimo de ser elegidos?, puede ser, pero después se les tomará en cuenta porque una cosa es lo que se dice en la campaña y luego muy distinta lo que se hace en el poder.

La conversación acaba con la esperanza de ver al Perú salir adelante sea cual sea el resultado: "Tengo la razonable esperanza de que no se va afectar el crecimiento del país, puede ser que se disminuya un poco pero no se va a detener" y sentencia: "Al país ya no lo para nadie".

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