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Enorme varapalo a Nick Clegg y su reforma del sistema electoral

El descalabro ha sido tal que hay voces que piden su dimisión. Clegg, esperanza de su partido hace un año, no ha vivido tiempos peores.

El Partido Liberal Demócrata que encabeza Nick Clegg vivió uno de los días más embarazosos de su historia al registrar estrepitosas derrotas en las elecciones municipales y autonómicas celebradas en el Reino Unido y también en un referendo para decidir sobre la posible reforma del sistema electoral.

Los británicos emitieron un voto de castigo contra la tercera fuerza política del país por su asociación con los conservadores en el Gobierno de coalición del primer ministro David Cameron, de quien Clegg es "número dos" con el cargo de viceprimer ministro.

En el último año, la popularidad de los liberales ha caído en picado por su apoyo -a costa de romper sus promesas electorales- a medidas introducidas por los "tories", como las reformas de los conservadores para afrontar el déficit dejado por Gordon Brown.

Hoy era el día en que la coalición, surgida de las elecciones legislativas de mayo del 2010, pasaba su primer examen en las urnas, con el resultado de que los conservadores han mantenido, en general, su posición en autonomías y Ayuntamientos mientras que los liberales han experimentado uno de los peores descalabros electorales desde su fundación en 1988.

Lo más duro para los "Lib Dem" ha sido el claro rechazo de la población -con un 69 por ciento en contra frente al 31 por ciento a favor- a la reforma del sistema electoral que abogaba el partido, el cual hizo de la celebración de un referéndum condición indispensable para aceptar formar Gobierno con los "tories".

"Cuando en democracia se hace una pregunta y se obtiene una respuesta abrumadoramente clara, hay que aceptarlo y pasar página", declaró al confirmarse el resultado Clegg, de quien algunos de sus correligionarios han pedido ya la dimisión.

El líder liberal aseguró que pese al "amargo revés" sufrido seguirán con su trabajo en el Gobierno, aunque antes había indicado que su partido dejará de ser tan complaciente y empezará a subrayar más sus diferencias con los conservadores.

Por su parte, Cameron, preocupado porque se desintegre su Ejecutivo, alabó el trabajo que los liberales "han hecho, hacen y continuarán haciendo" en la coalición dominada por los "tories", que pese a su política de drástico recorte del gasto público para atajar el déficit no han sufrido pérdidas destacadas en los comicios.

En las elecciones municipales en Inglaterra -que excluyeron algunos municipios, como Londres-, el Partido Laborista protagonizó una remontada espectacular, mientras que los "tories" mantuvieron su liderazgo y los liberales se desplomaron con la pérdida de más de 700 concejales.

Con los votos para 276 de 279 municipios escrutados, los conservadores retenían la mayor parte de los Ayuntamientos, con un total de 154 (sumaban 3) y 5.010 concejales (ganaban 64), al tiempo que los laboristas añadían 26 consistorios hasta 57 con un total de 2.440 concejales, un avance de 827.

La ganancia del Partido Laborista liderado por Ed Miliband fue en detrimento del Partido Liberal Demócrata, que perdió 9 Ayuntamientos para quedarse con 11, con un total de 1.070 concejales, un retroceso de 711.

En cuanto a las autonómicas, donde los liberales también cedieron numerosos escaños, lo más destacado fue la mayoría absoluta obtenida en el Parlamento de Escocia por el independentista Partido Nacionalista Escocés (SNP) liderado por Alex Salmond, quien ahora tiene la puerta abierta para celebrar un referendo sobre la independencia.

En Gales, ganó, aunque sin mayoría, el Partido Laborista galés, y en Irlanda del Norte el mayoritario Partido Unionista (DUP) y el republicano Sinn Fein, socios en el Gobierno autónomo norirlandés, se perfilan como vencedores, aunque los resultados definitivos no se tendrán hasta como pronto el fin de semana.

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