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Michele Bachmann, la senadora tachada de "terrorista" por frenar a Obama

La presión del Tea Party durante la negociación del techo de deuda ha provocado una dura arremetida contra la formación y su líder. 

Son "terroristas", ha dicho Joe Biden; o "negociadores a punta de pistola, "pirómanos" , o "hobbits", en palabras de John McCain...Ningún insulto dirigido al Tea Party se ha antojado grueso ni excesivo durante estos días en los que la suspensión de pagos de EEUU ha mantenido en vilo a medio mundo. Y es que el papel que ha desempeñado el movimiento durante la negociación del techo de deuda estadounidense ha sido el objetivo de las iras de parte de la prensa y del Partido Demócrata. Incluso en algunas facciones del Republicano.

El Tea Party ha resucitado mediáticamente, poniéndose de nuevo en el centro del huracán. En sus manos han tenido la aprobación del plan que evitará la suspensión, el cual se han negado a aceptar hasta sus últimas consecuencias, en aras de buscar una mayor reducción del déficit.

Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, el movimiento conservador ha actuado como un partido dentro del partido republicano, negándose a arredrarse ante la disciplina de voto de su formación. Mientras el ala republicana más ‘moderada’ trataba de aproximar posiciones con los demócratas, una veintena de congresistas de este movimiento –de flexible adscripción- manifestaba claramente que su puñado de votos irían destinados a tumbar el plan. Tom Graves, Jason Chaffetz, Mick Mulvaney o Jeff Duncan han sido inflexibles, y han forzado la rendición de Obama. Encabezados por la carismática Michelle Bachmann, esta veintena de jóvenes congresistas, de estreno en su asiento, han demostrado que pueden paralizar la política y hacerse oír. Y la mayoría consideran un triunfo que la propuesta haya salido adelante frenando la subida de impuestos que pretendía el Gobierno de Obama.

Y aunque la prensa estadounidense ha salido en bloque a afearles la conducta, Bachmann ya anticipa que continuarán inalterable en sus posiciones. Votará en contra del acuerdo firmado el domingo, porque considera que llevará a su país por una pendiente resbaladiza que acaba en "una dictadura". El Tea Party no piensa ceder: buscarán la aprobación de una enmienda constitucional para prohibir los presupuestos con déficit, como han expuesto desde el primer día. Aunque sus detractores les acusen de buscar la hecatombe de la suspensión de pagos.

Bachmann afianza su liderazgo

La unidad de esta veintena de congresistas, que ha conseguido hacer temblar al sistema, se debe en su mayor parte al liderazgo de Michelle Bachmann. Desde que la congresista fundara el Tea Party Caucus con apenas dos decenas de simpatizantes, la formación ha ido aumentando su poder hasta llegar al punto actual, en el que ha hecho ceder al otrora imperturbable Obama. Esta abogada, que retuvo su escaño al candidato progresista en el uno de los estados más demócratas –Minessota- avanza posiciones en las primarias republicanas, y posterior carrera presidencial a la Casa Blanca.

Pero, del mismo modo que ha alegrado a sus seguidores, la actitud de la líder del movimiento conservador le ha valido más de un rapapolvo. En su editorial, el Wall Street Journal la tachaba de "irresponsable" y de "responder a intereses partidistas" poniendo en juego "la credibilidad de EEUU". Además, les responsabiliza del descrédito en el que ha quedado sumido el país. En el New York Times el encargado de darle cera a la candidata republicana fue Paul Krugman, que la acusa de "extorsionador política" y califica la posición de su formación como una "humillación a la democracia". Su compañera de diario Mauren Dowd opta por llamarles "locos" y "saboteadores" del Congreso. Bachmann continúa ostentando su puesto de segunda mujer más odiada por la izquierda. 

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