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Cameron ficha a un 'superpoli' americano para poner orden

Intentó que fuera el nuevo jefe de Scotland Yard, pero no cumple los requisitos.

Intentó que fuera el nuevo jefe de Scotland Yard, pero no cumple los requisitos.

Las violentas revueltas que se produjeron durante la pasada semana en Londres ha pillado descabezada al principal cuerpo de seguridad del Reino Unido, Scotland Yard, que había visto cómo a principios de verano dimitían sus máximos responsables por la polémica suscitada por la escuchas ilegales del dominical News of the World.

Ante el vacío de poder, el Primer Ministro británico, David Cameron, ha intentado fichar para el cargo al superpoli norteamericano William J. Bratton, que fuese Jefe de Policía de importantes ciudades como Boston, Nueva York y Los Ángeles. Sin embargo, este intento ha sido frenado desde dentro de su propio gabinete, pues su ministra del Interior, Theresa May, ha tenido que recordarle que ese puesto clave sólo pueden ocuparlo ciudadanos británicos.

Aun así, el policía norteamericano ha pasado a engrosar la lista de asesores de Cameron en materia de seguridad, con la intención de ayudar al Gobierno británico a poner punto y final a unas revueltas que han tenido en vilo a buena parte del país durante los primeros días de agosto.

Bratton inició su carrera profesional como policía en su ciudad natal, Boston, meses después de que regresar de la guerra de Vietnam. Tuvo una carrera meteórica hasta los puestos más altos del cuerpo policial, y pudo haber sido aún más fulgurante si no hubiese cometido el error de contar sus ambiciones político-policiales en la prensa local. Finalmente, fue designado como Jefe de Policía de Boston entre 1991 y 1993.

Del Estado de Massachusetts pasó directamente a Nueva York, donde comenzó a labrarse la buena fama que le precede. Siendo Comisionado de la Policía en la Gran Manzana puso en marcha su política policial de tolerancia cero, basada en la teoría de la ventana rota: si se produce un delito menor y éste no es perseguido, se multiplicarán los delitos menores y aumentarán también los delitos más graves, debido a la sensación de impunidad. Declaró la guerra a las pandillas, a las bandas organizadas y a las conductas anti-sociales.

Bratton afrontó de cara el principal problema de la policía neoyorkina, la desconfianza ciudadana. Para ello, luchó activamente contra la corrupción interna de su Departamento y apostó por un cuerpo policial con una composición étnica similar a la de la población de la ciudad.

Por último, modernizó el cuerpo con una aplicación informática pionera: CompStat. Este sistema sitúa en el mapa los delitos que se producen en una ciudad –en conjunto, por categorías y por barrios– y va actualizándose en tiempo real. De esta forma, las comisarías pueden centrar sus esfuerzos en las áreas más problemáticas y permite un rápido despliegue de los recursos policiales.

En 1996 abandonó la policía de Nueva York debido a sus problemas con el por entonces alcalde de la ciudad, el republicano Rudolph Giuliani, y creó su propio consultora de seguridad, con la que vendió su sistema policial informático a todas las grandes ciudades norteamericanas. Precisamente, gracias a ese trabajo de asesoría llegaría su fichaje por la ciudad de Los Ángeles.

En octubre de 2002 fue nombrado jefe de Policía de la ciudad californiana. Llevó a cabo una importante reestructuración del Departamento e implantó los sistemas necesarios para el seguimiento de la delincuencia con datos en tiempo real, para reducir la delincuencia y la violencia entre pandillas. Después de seis años en el cargo, redujo los crimines a unos niveles históricamente bajos: los delitos graves se redujeron un 33 por ciento y los homicidios un 41 por ciento.

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