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Periodista en Ecuador: "No nos queda más que resistir, no nos queda más"

Christian Zurita es uno de los dos periodistas condenados a pagar un millón de dólares a Rafael Correa por la publicación de un libro.

Christian Zurita es uno de los dos periodistas condenados a pagar un millón de dólares a Rafael Correa por la publicación de un libro.

Primero fue el caso del diario El Universo, cuyo fallo fue ratificado este miércoles en una vergonzosa decisión de la Corte Nacional de Justicia de Ecuador, y después la sentencia contra dos periodistas por el libro titulado El Gran Hermano en el que se que se señala que Correa estaba al tanto de los contratos que suscribió su hermano Fabricio con algunas instituciones públicas.

Juan Carlos Calderón es uno de los periodistas y el otro es Christian Zurita. Éste último ofreció esta entrevista a Libertad Digital para defender lo que en el libro se señala y para demostrar lo absurda que ha llegado a ser la Justicia en Ecuador, en especial con esta sentencia.

Libertad Digital: ¿Necesitamos ser ahora millonarios para informar?

Christian Zurita: No, no necesitamos ser millonarios para informar y justamente por eso hay que luchar, por que se pueda dignificar la profesión y, por otro lado, contribuir al mejoramiento de estas débiles democracias que tenemos. Si es que se vienen estos pequeños inconvenientes simplemente hay que enfrentarlos y lo único que deja en evidencia es la irracionalidad con la que actúa el poder en ciertas circunstancias. No es la primera vez que sucede en América Latina.

LD: En conferencia de prensa, tú y Juan Carlos Calderón dijisteis que queríais un juicio justo e independiente. En Ecuador, bajo el mandato de Correa, ¿es posible eso?

CZ: No, siempre señalamos que nos sentíamos en estado de indefensión por varias circunstancias. La primera es que desde el Ejecutivo se ha iniciado todo un proceso de desestructuración de la justicia. Quien maneja la justicia es el presidente a través de un triunvirato, de un tribunal de tres personas que se encarga de todo un proceso de reestructuración de toda la justicia. Entiéndase entonces que todos los jueces en este momento son de carácter transitorio. Nosotros fuimos juzgados por una fuerza en carácter transitoria. ¿Qué significa eso? Que dependía totalmente del poder ejecutivo para decidir si es que se va o se queda. Siempre dijimos que al iniciarse este proceso estaríamos en indefensión porque sería juez y parte en el caso y efectivamente se dio como se dio y no nos hemos equivocado. Cuando hablábamos efectivamente de la necesidad de un juicio justo era pensar en una justicia despolitizada, una justicia donde no hayan metido la mano y se hayan podido ejercer las influencias del poder. Eso no ha sucedido en ninguno de los casos en Ecuador.

LD: El abogado de Rafael Correa, Alembert Vera, dijo que se había demostrado que lo que se decía en El Gran Hermano era mentira. ¿La sentencia dice eso?

No, en la sentencia lo que se habla es de generalidades para decir que nosotros hemos mentido. Y generalidades que van generando una jurisprudencia de carácter terrible. En el Ecuador si nosotros consideramos esa sentencia como una posibilidad de generar jurisprudencia, en este momento podemos decir que se ha instaurado la censura previa en el país. Básicamente si uno revisa la sentencia en el punto décimo, la jueza señala que el trabajo periodístico realizado en El Gran Hermano se desenvolvió en el "umbral de lo ilícito". ¿Qué significa en el "umbral de lo ilícito"? De pronto significa mucho, pero jurídicamente no significa nada, y para justificarlo y fundamentarlo, la jueza se refiere a que la información sustentada, presentada y documentada nunca fue contrastada con la información oficial y que nunca existió una prueba documental desde el sector oficial, entiéndase como una procuraduría, una contraloría o la propia fiscalía que dé validez al trabajo periodístico. Es decir que si usted no contrasta con el Estado, pues eso entra en el "umbral de lo ilícito" y bajo esas circunstancias somos sentenciados. Entonces se deja en evidencia que si usted la información que tiene no la contrasta con el sector oficial, y si el sector oficial no tiene la información que usted está solicitando, pues usted no puede publicar. Y eso es una censura previa. Y eso de alguna manera también se está trabajando en el nuevo proyecto de Ley de Comunicación que va a ser aprobado en el mes de marzo. De alguna manera hemos visto por adelantado lo que se ha venido discutiendo durante dos años en este gobierno como qué significa el manejo de la información y la complejidad de la comunicación.

LD: ¿La jueza ha creado entonces una nueva figura judicial preparando lo de marzo?

CZ: Sí, de hecho si es que se revisa la propuesta de código deontológico de lo que debe ser el periodista en la ley propuesta y si es que se revisa la sentencia va a encontrar lo mismo, que le están pidiendo que contraste la información. El periodista cuando tiene la suficiente información documentada e incluso respaldada con versiones de las partes, no tiene por qué esperar que exista un informe estatal para poder publicarlo, eso es una censura previa. A través de esa sentencia se ha dejado evidencia de lo que el estado ha buscado por dos años, que es evitar que los periodistas efectivamente publiquen, y publiquen temas complicados y complejos.

LD: Correa y sus seguidores han caído en el error de creer que el libro, que seguramente no han leído, sólo se fundamenta en la versión de Fabricio Correa. Pero ustedes citan 120 fuentes y hasta 5.000 documentos.

CZ: Así es. Mire, yo he escuchado ese comentario incluso de académicos de postgrado que están manejando esa información, señalando que el libro está construido en base a Fabricio Correa, o sea al hermano. Obviamente se le da una preponderancia importante dentro del libro, pero la preponderancia de Fabricio Correa dentro del libro son de unas 60 páginas. El libro tiene 500 páginas. Si se le ha dedicado a Fabricio esa cifra es porque de alguna manera era el epicentro de todo este tema. Y el presidente de la República también debe tener una cantidad similar de páginas, porque todos los criterios que dio el presidente, absolutamente todos, están incluidos en el libro. Es un libro que cuenta la investigación y que cuenta las reacciones.

LD: Al final de cuentas, lo que la jueza quiere decir es que ustedes han dañado el espíritu o han provocado una "afectación espiritual" al presidente.

CZ: Ha señalado el tema de la afectación espiritual porque no pudo probar materialmente la existencia del daño moral que era el fundamento del juicio que el presidente nos inició. El presidente dijo "aquí hay daño moral" y el presidente tenia que probar la existencia del daño moral. El presidente dijo que el daño moral se debía a que nosotros habíamos señalado que él sí conocía de los contratos, lo cual es una mentira. El presidente mintió, el presidente manipuló, el presidente engañó y se pasó un año señalando mentiras con respecto al contenido del libro. Eso no pudo probarlo dentro del juicio. No pudo probar que nosotros hayamos mentido y no pudo probar la existencia material del daño moral. Por eso es que la jueza se inventa y crea este tema de la afectación espiritual, que no puede ser medida sino por la persona que la ha sufrido y no se requiere prueba alguna material de que efectivamente eso fue así. Entonces se da por hecho que existe una afectación y que esa afectación cuesta un millón de dólares.

LD: ¿Qué le espera al periodismo en Ecuador considerando que un periodista independiente no puede denunciar a las autoridades cuando cree que ha habido irregularidades?

CZ: Creo que el periodismo tiene que luchar mucho en la región para evitar que estas circunstancias se vuelvan reiterativas. Yo temo mucho que de alguna manera se convierta en una línea de acción de los gobiernos en América Latina con respecto a este tipo de manejos totalitarios. Estamos ahora en un mal momento en América Latina, tenemos países en los cuales la prensa está muy asediada. Creo que en Ecuador es el peor caso, Nicaragua es otro, Venezuela todos sabemos lo que pasa. Pero ni así se parece a las circunstancias que estamos viviendo en este momento en Ecuador. ¿Qué nos queda? Pues no nos queda más alternativa que seguir la ruta que nos están abriendo y mostrar toda la resistencia y la coherencia necesaria y hacer el mejor de los periodismos para no desmayar. Si de alguna manera se logran imponer será por la fuerza y las condiciones de la democracia habrán cambiado radicalmente y ya no estaremos hablando de democracia, podremos estar hablando de un gobierno popular pero bajo unos regímenes y unos signos extremadamente fascistas y totalitarios. Y como periodistas ecuatorianos no nos queda más que resistir, no nos queda más.

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