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Aluvión de críticas a Rusia por la ola de asesinatos en Chechenia

Los asesinatos de dos activistas y un periodista el martes pasado en Chechenia ha puesto contra las cuerdas al Kremlin. Las condenas a los asesinatos sistemáticos se suceden por momentos, demandando a Rusia que detenga la continua violación de los derechos humanos en su territorio.

Las condenas a los asesinatos han llegado desde el Consejo de Europa hasta el Gobierno de los EEUU, pasando por el Instituto Internacional de la Prensa, y Amnistía Internacional. La Comunidad Internacional en su conjunto ha criticado la aquiescencia de las autoridades chechenas y rusas con los asesinatos que se suceden en el Cáucaso Norte contra activistas y población civil.

El hallazgo de los cadáveres del matrimonio de Zarema Saiduláyeva, y su marido, Alik Zhabraílov, comenzó a cosechar las primeras críticas a las instituciones chechenias, que negaron su secuestro desde el primer momento. El departamento alemán de Asuntos Exteriores envió un comunicado a Moscú, en el que pedía el esclarecimiento del crimen, apelando a su diligencia en la investigación. El hallazgo, unas horas después, del cuerpo del periodista Malik Ajmedílov contribuyó a que los gobiernos occidentales, y diversas asociaciones de derechos humanos abandonasen los cómodos envíos de condolencias para adoptar una postura más dura con la política del Kremlin.

El Ministerio Francés de Asuntos Exteriores aseguró que "Francia expresa su profunda preocupación ante los crímenes particularmente odiosos y cobardes que señalan a los defensores de derechos humanos en Chechenia", cuya persecución parece haber adquirido un "carácter sistemático".

También el portavoz del Departamento de Estado Estadounidense, Peter Crowley ha cargado contra Rusia: "Nos preocupa cada vez más la violencia contra aquellos que defienden los derechos humanos, el Estado de Derecho, la prensa independiente y la ayuda humanitaria en la región norcaucásica de Rusia". Ha añadido que es de fundamental importancia "que el Gobierno de Rusia investigue vigorosamente y de manera inmediata estos terribles delitos".

La canciller alemana, Angela Merkel también ha expresado su preocupación por los últimos acontecimientos, y ha asegurado que hablará en persona con el presidente ruso Dmitri Medvédev, sobre los asesinatos el próximo viernes.

Los crímenes también han provocado una conmoción entre el mundo de la prensa y de las asociaciones de Derechos Humanos, que aseguran que las muertes no son sucesos aislados: "Los informes sobre la muerte de nuestros colegas se han convertido en un trágico asunto cotidiano. Exigimos que se ponga fin al terror desatado en el Cáucaso Norte contra los activistas y la población civil", señalan en una carta abierta difundida en Moscú.

"Clasificamos lo ocurrido como 'ejecución sumaria' e instamos a las autoridades a ejercer todos los esfuerzos necesarios para poner fin al terror y capturar y castigar a los culpables", señala el mensaje, según la agencia Interfax.

El Instituto Internacional de la Prensa ha emitido una nota en Viena, en la que asegura que "El asesinato de Akhmedilov subraya crudamente la preocupante reputación de Rusia como uno de los países más peligrosos para los periodistas". Las cifras los refrendan: al menos 53 profesionales de la información han sido asesinados en Rusia desde 1997.

"Las autoridades rusas deben respaldar sus promesas de proteger a los periodistas y procesar a aquellos que los matan", exigió Kudlak, quien añadió que "no se puede permitir que prospere una cultura de la impunidad".

Akhmedilov era subdirector del diario Khakikat, y según relatan sus compañeros parece seguro que fuera asesinado por su labor crítica contra las autoridades de Moscú. El bisemanario "Nóvaya Gazeta" ya ha asegurado que no enviará periodistas a Chechenia, y su presidente Dmitri  Murátov subrayó que la revista "no puede garantizar la seguridad" de los reporteros que cubren la actualidad en la república norcaucásica.

"Primero Politkóvskaya, después (la activista y periodista Natalia) Estemírova, que colaboraba para nosotros, y ahora son asesinados otros dos activistas de los derechos humanos".

Alexandr Brod, director de la Oficina de Derechos Humanos de Moscú, ha exigido que la Cámara Pública, órgano consultivo del Kremlin para asuntos de la sociedad civil, celebre una reunión especial sobre los asesinatos de activistas con dirigentes de la Fiscalía y el Ministerio del Interior.

"El Cáucaso sigue en llamas y no se ve el fin a esos crueles, monstruosos y desafiantes asesinatos. Cuando éstos se suceden con tanta frecuencia, quiere decir que hay fuerzas que pretenden desestabilizar la situación en la región, sembrar el miedo y poner de manifiesto la impotencia de las fuerzas del orden", indicó.

El autoritario presidente chechenio Ramzán Kadirov, al que defensores de los derechos humanos han responsabilizado de la ola de asesinatos, permanece en silencio.

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