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Después de 18 años con el monstruo tras las rejas

Hace casi 20 años que el Perú es un país diferente y una de las principales razones es la derrota del terrorismo. La fecha clave de esto fue la captura por parte de un grupo de inteligencia de Abimael Guzmán, el sanguinario líder terrorista de Sendero Luminoso. Aquí un recuerdo en primera persona.

Hace casi 20 años que el Perú es un país diferente y una de las principales razones es la derrota del terrorismo. La fecha clave de esto fue la captura por parte de un grupo de inteligencia de Abimael Guzmán, el sanguinario líder terrorista de Sendero Luminoso. Aquí un recuerdo en primera persona.

Desde principios de la década de los 80, el Perú estuvo inmerso en una guerra sin cuartel contra el fanatismo terrorista de Sendero Luminoso, un grupo fundado por un enloquecido profesor de filosofìa, Manuel Rubén Abimael Guzmán Reynoso. Durante 20 años, en los que además convivió con el otro grupo asesino del MRTA, autor de la toma la residencia de la embajada de Japón en Lima el 17 de diciembre de 1996, causó muerte y desolación en varias regiones del país.

 

Ahora, esta terrible historia del terrorismo en el Perú es una historia acabada aunque también es cierto que en algunas zonas de la sierra y selva se mantienen algunos grupos que siguen apoyando a la locura subversiva que ha dejado en el país más de 70.000 muertos en los últimos 30 años. De esos terroristas se ocupa ya el Ejército peruano, que además tiene que combatir a un narcotráfico que utiliza a estos terroristas para hacer sus traslados.

 

Sin embargo, hace sólo unos meses, las alarmas se encendieron cuando apareció un vídeo en internet con un acto de unos 50 seguidores de Abimael Guzmán –conocido en el ambiente senderista como el "Presidente Gonzalo"- en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) de Lima, la más antigua de América (1551). Todos estos pedían la amnistía de su líder que cumple una pena de cárcel en la Base Naval de la Marina de Guerra del Perú del Callao, el principal puerto peruano.. Según el Gobierno, ya se han tomado las acciones necesarias para controlar estos hechos.

 

1992: llega la noticia tan esperada

 

Después de muchos años ordenando sangrientos asesinatos y cruentos atentados, Abimael Guzmán fue capturado en Lima el 12 de septiembre de 1992 en una casa ubicada en un barrio residencial de la capital. Esa noche, ingresaron miembros de la inteligencia que venían siguiendo los pasos del líder terrorista al que conocían en su código interno como "El cachetón".

 

Como era de esperar, la noticia causó un revuelo inmediato en todo el Perú. Aún siendo estudiante, recuerdo que esa misma noche celebraba el cumpleaños número 50 del que sería años después mi suegro, un gran amante de la cultura española y sobre todo de su música y de la fiesta nacional (llegó a ver en la histórica plaza de Acho a maestros del nivel de Antonio Ordoñez, Antonio Bienvenida y Santiago Martin "El Viti"). Mientras estaba junto a otros invitados frente a la televisión viendo la pelea de boxeo entre Hector "Macho" Camacho y Julio César Chávez, mi atención, y la de todos, se centró en las letras que comenzaron a aparecer por la pantalla. Decía algo así como "Cae Abimael Guzmán" o algo parecido. El júbilo no se hizo esperar: había caído Abimael y todos vimos por fin cerca el final de Sendero. En parte, fue así.

 

El trabajo de los miembros del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) fue resaltado por todos los medios de comunicación. Ellos planificaron, desarrollaron y ejecutaron el Plan de Operaciones de Inteligencia "Victoria" que dio como resultado la detención de Guzmán junto a otros dirigentes terroristas. Sus investigaciones –encabezadas por el coronel Benedicto Jiménez y el general Marco Miyashiro- habían durado varios años y estas incluyeron el análisis minucioso de la basura que salía periódicamente de esa casa en el distrito de Surco.

 

Finalmente, esa noche, Jiménez ("Físico" en clave) oyó lo que estaba esperando: "¡Físico, Positivo, Físico, Positivo, Positivo, aquí está el Cachetón!". Según relato del propio Jiménez en la revista Caretas en su edición del 12 de septiembre de 1996: "No podíamos creer lo que estaba pasando. Saltamos hasta el techo de alegría. Cogí a Aguila 10 (otro miembro del grupo de inteligencia) por la cintura y su frágil cuerpo voló por los aires. "¡Victoria, Victoria!" gritamos todos a coro. Nos confundimos en abrazos. El ambiente era festivo. Exclamaciones y hurras de alegría. Nos olvidamos de todo, temores, rencillas, sinsabores, amenazas. El triunfo era nuestro y del pueblo peruano".

 

A esa hora, sobre las 21:30 de ese día sábado de 1992, el Perú recibió una de las noticias más esperadas por la enorme mayoría de sus ciudadanos. Fue sin duda el comienzo del fin de un grupo terrorista como Sendero Luminoso. Sin embargo, muchos expertos señalan de manera acertada que es justamente de esa historia que el país debe aprender para que esos atroces episodios de la locura terrorista no se vuelvan a repetir.

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