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El Gobierno japonés sufre un severo varapalo al perder el Senado

El Partido Liberal Democrático del primer ministro Shinzo Abe, ha sufrido la segunda mayor derrota electoral más importante en la historia del PDL, al perder la mayoría en el Senado, aunque sigue conservando el poder en la Cámara Baja. Aunque Abe descarta dimitir, la derrota se interpreta en respuesta a los escándalos que han protagonizado ministros como el de Agricultura o Defensa. Por su parte, el ex presidente peruano Alberto Fujimori no será senador en Japón al no haber logrado un escaño por el Nuevo Partido de los Ciudadanos (NPC).

El Partido Liberal Democrático del primer ministro Shinzo Abe, ha sufrido la segunda mayor derrota electoral más importante en la historia del PDL, al perder la mayoría en el Senado, aunque sigue conservando el poder en la Cámara Baja. Aunque Abe descarta dimitir, la derrota se interpreta en respuesta a los escándalos que han protagonizado ministros como el de Agricultura o Defensa. Por su parte, el ex presidente peruano Alberto Fujimori no será senador en Japón al no haber logrado un escaño por el Nuevo Partido de los Ciudadanos (NPC).
L D (Europa Press) Japón celebró este domingo elecciones para renovar la mitad del Senado (121 escaños, de ellos 48 por el sistema proporcional), un órgano que, aunque de menor importancia que la Cámara Baja donde el PLD tiene una cómoda mayoría, es decisivo para garantizar la gobernabilidad del Ejecutivo y para aprobar sus proyectos de ley. Desde su creación en 1955, el PLD ha sido el grupo con más escaños en la Cámara Alta, aunque en 1998 ya perdió la mayoría de forma temporal.
 
Ahora, como se esperaba, los comicios han sido una dura derrota para Abe, que se enfrentaba a su primera gran elección nacional en diez meses de mandato caracterizado por las meteduras de pata, las acusaciones de corrupción y hasta el suicidio de un ministro. Pero el batacazo ha sido mayor de lo esperado, lo que puede azuzar los llamamientos internos dentro de su partido para que dimita, como ya ocurrió cuando en 1998 el PLD se quedó sin el número suficiente de escaños para garantizar su control de la Cámara Alta. Entonces, el PLD consiguió sólo 44 escaños, un número del que ahora se quedará lejos ese partido.
 
De momento, el primer ministro nipón ha asegurado que no piensa dimitir ni disolver la Cámara Baja porque su intención es cumplir su "responsabilidad" como jefe de Gobierno, aunque ha dejado entrever que cambiará el Gabinete. Por contra, el claro ganador de los comicios es el líder de oposición Ichiro Ozawa, un funambulista de la política que en 38 años ha estado en cuatro partidos, el primero de ellos, cómo no, el PLD. Ozawa, de 65 años y de una frágil salud que le obligará ahora a descansar unos días, había planteado estos comicios como un plebiscito, y antes de la campaña afirmó que dimitiría como líder de su partido si no derrotaba al LPD de Abe.
 
Esa estrategia parece haberle dado resultados junto al hastío de los japoneses por la falta de liderazgo de Shinzo Abe y los escándalos de corrupción que han jalonado el rumbo del Gobierno japonés. Ahora está por ver si Shinzo Abe podrá acallar las voces disonantes que, a buen seguro, crecerán dentro de su propio partido.
 
Shinzo Abe, hijo de ministro y nieto de primer ministro, sucedió el pasado 26 de septiembre al mucho más carismático Junichiro Koizumo tras ser elegido por el Parlamento y hasta ahora no había afrontado ninguna gran prueba electoral. Sus diez meses de mandato han estado jalonados de problemas, que han hecho reducir la popularidad del 70 por ciento de la que disfrutaba al comienzo hasta apenas el 30 por ciento actual.
 
El golpe más serio recibido por el primer ministro japonés se produjo después de que saltara en julio a la luz pública que la Administración había perdido el registro de las aportaciones de 50 millones de contribuyentes a las pensiones públicas. A esto se suma que en estos meses ha dimitido el ministro de Defensa, se ha suicidado el titular de Agricultura y su sustituto ha sido acusado de varios casos de corrupción, y que Shinzo Abe, en resumen, nunca ha despegado.
 
La participación en estos comicios, con tiempo nuboso en gran parte de Japón, era del 44,82 por ciento a media hora del cierre de los colegios, si bien se ha producido un sustancial aumento de los votos por correo, hasta los 10,7 millones o el 10,33 por ciento del censo.

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